El Premio Nacional de Artes y Literatura 2024 reconoció este 6 de junio a dos figuras imprescindibles en la preservación del patrimonio vivo de México: la artesana purépecha Juana Bravo Lázaro y el promotor cultural mayo Antolín Vázquez Valenzuela. Ambos fueron galardonados en la categoría de Artes y Tradiciones Populares, por su labor en la defensa, transmisión y dignificación de los saberes ancestrales de sus comunidades.

Juana Bravo Lázaro, originaria de Angahuan, Michoacán, es una de las principales guardianas del arte textil purépecha. Hablante de su lengua originaria, ha dedicado su vida al telar de cintura y al bordado, con piezas elaboradas en algodón y lana que han sido premiadas y expuestas en distintos foros, como la feria “Tápame con tu rebozo” del Museo Nacional de Culturas Populares.

Además de su trabajo como artesana, Juana Bravo es cocinera tradicional y promotora de los saberes alimentarios de su pueblo. Ha representado a México en encuentros nacionales e internacionales, compartiendo recetas, ingredientes y técnicas que son parte fundamental de la identidad purépecha. También ha participado como jurado en iniciativas como “¿A qué sabe la patria?”, que buscan visibilizar la riqueza gastronómica del país.

Por su parte, Antolín Vázquez Valenzuela, nacido en Navojoa, Sonora, ha sido una voz esencial en la difusión y defensa del patrimonio cultural del pueblo mayo-yoreme. Desde 1986 forma parte de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU), donde ha trabajado como promotor cultural e investigador.

Uno de sus mayores aportes fue la creación de los centros culturales Blas Mazo, en la comunidad del Júpare, y Francisco Mumulmea Zazueta, en Buaysiacobe. Desde estos espacios ha impulsado la revitalización de la lengua, la música, la danza y el territorio mayo. También ha sido clave en la preservación de rituales como las danzas del Venado y de Pascola, así como en la conservación de las mariposas Rothschildia cincta cincta, cuyas crisálidas son usadas para elaborar los tenábaris, sonajas tradicionales que acompañan la danza.

Ambos creadores no solo son testimonio de la riqueza cultural del país, sino también ejemplos vivos de cómo la tradición sigue siendo una forma de resistencia, identidad y comunidad.

Este premio, el más alto que entrega el Gobierno de México en el ámbito cultural, también fue otorgado en otras categorías a personalidades como Vicente Quirarte, Héctor Tamez, María Teresa Rojas y Leonardo Náuhmitl López Luján.

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