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Estación Mixcoac, un viaje al pasado y al presente de la Ciudad de México

La estación Mixcoac, ubicada al sur de la Ciudad de México, es mucho más que una simple parada del Metro. Esta estación, que conecta la Línea 7 y la Línea 12, se encuentra en una zona rica en historia y cultura. El nombre Mixcoac proviene del náhuatl, donde Mixcóatl se descompone en “mixtli” que significa “nube”, y “coatl“, que significa “serpiente”. Así que, Mixcoac puede traducirse como “el lugar de la serpiente de nubes“, haciendo referencia a la Vía Láctea y al dios de la caza y la guerra, Mixcóatl. Este nombre evoca la cosmovisión mexica, donde las serpientes y las nubes simbolizaban fuerzas cósmicas poderosas.

El ícono de la estación, una serpiente estilizada, es un homenaje directo a este nombre y a su rica herencia prehispánica. De hecho, la historia de Mixcoac se remonta a tiempos anteriores a la llegada de los aztecas, siendo un importante asentamiento dentro del señorío de Coyohuacan, mucho antes de que el México Tenochtitlan se convirtiera en la gran ciudad que conocemos hoy. Hernán Cortés incluso mencionó este lugar en una de sus cartas de relación, lo que demuestra la relevancia histórica de esta zona.

Al principio del siglo XX, Mixcoac fue una de las trece municipalidades que constituían la Ciudad de México. Estaba ubicada estratégicamente en el centro de la ciudad, colindando con otras importantes localidades como Coyoacán, Iztapalapa y San Ángel. Hoy en día, Mixcoac sigue siendo una de las zonas más dinámicas, con un constante flujo de personas y actividades.

En cuanto a la estación de Metro, Mixcoac tiene una importancia crucial en el sistema de transporte. No solo es la terminal provisional de la Línea 12, sino que también ofrece conexión con la Línea 7. Aunque la afluencia de pasajerxs disminuyó temporalmente debido al cierre de la Línea 12 en 2021 por razones de seguridad, hoy en día la estación sigue siendo un punto clave para quienes se desplazan por la zona.

La conectividad de Mixcoac no se limita solo al Metro, también es un importante centro de transporte multimodal. Desde aquí, puedes tomar el Trolebús, las rutas de autobuses, o incluso hacer transbordo en el CETRAM Mixcoac, facilitando el acceso a otras partes de la ciudad.

Además de ser un punto neurálgico del transporte, Mixcoac está rodeada de sitios de interés cultural, como la Zona Arqueológica de Mixcoac y el Museo del Metro de la Ciudad de México. Estos lugares invitan a los curiosos a descubrir más sobre la historia de la región, desde sus raíces prehispánicas hasta su evolución moderna.

Mixcoac, con su combinación de tradición, historia y conectividad, sigue siendo un lugar fascinante dentro del vasto tejido urbano de la Ciudad de México. Su estación de Metro, con su emblemática serpiente, no solo te lleva a diferentes puntos de la ciudad, sino también a un viaje a través del tiempo y la cultura de esta parte tan especial de la capital.

Metro Tacubaya, un recorrido por la historia prehispánica de México

¡Vaya, vaya, Tacubaya! ¿Te suena esa rima? Pues más vale que te suene, porque Tacubaya es uno de esos lugares donde la historia y la modernidad chocan, y el Metro es el hilo conductor de todo. La estación Tacubaya es una de las más importantes en la red del Metro de la Ciudad de México, con conexiones entre las líneas 1, 7 y 9. ¡Pero hay mucho más de lo que parece!

Empecemos con el ícono de la estación: un cántaro. Este símbolo es más que un simple diseño, es un tributo a las raíces del lugar. Tacubaya, que en náhuatl significa “lugar donde se junta el agua“, hace referencia a un espacio ancestralmente conectado con este vital recurso. Desde los tiempos de los chichimecas y luego de los mexicas, la zona ha sido un punto de encuentro para asentamientos humanos debido a sus manantiales y su posición estratégica.

Tacubaya ha tenido varios nombres a lo largo del tiempo, desde Acozcomac y Atlacuihuayan hasta Tacubaya de los Mártires, cuando en 1861, Benito Juárez renombró el lugar en honor a los civiles y militares caídos en la Guerra de Reforma. Pero Tacubaya no es solo historia antigua: en el siglo XX, fue hogar de innovaciones arquitectónicas como el Conjunto Ermita, que fue el primer edificio alto de la Ciudad de México (aunque claro, esta afirmación puede ser muy controversial).

Además de ser una joya histórica, Tacubaya ha sido un epicentro cultural y hasta contracultural. Durante los 80, sus calles fueron testigos de la escena punk mexicana, y hasta hoy, este rincón de la ciudad mantiene su carácter vibrante y artístico. Si alguna vez pasas por ahí, no olvides echar un vistazo al mural “Del códice al mural” de Guillermo Ceniceros, en el transbordo de la línea 1 a la línea 7. Esta obra monumental cuenta en acrílico la historia de los mexicas desde su peregrinación hasta la fundación de Tenochtitlán.

Hoy en día, Tacubaya sigue siendo un importante centro de tránsito y, pese a su modernización y crecimiento, aún conserva la esencia de aquellos antiguos barrios prehispánicos y coloniales que le dieron vida.

Metro San Joaquín, la historia de un río que se convirtió en avenida

El Metro San Joaquín es más que una simple estación de la Línea 7; es un punto de conexión entre lo histórico y lo moderno en el norponiente de la Ciudad de México. Ubicada en la alcaldía Miguel Hidalgo, esta estación recibe a diario a miles de usuarios y usuarias que viajan entre las emblemáticas colonias Anáhuac y Granada, y conecta con destinos fascinantes, como el Museo Soumaya, el Museo Jumex y el Acuario Inbursa.

El nombre de la estación rinde homenaje al antiguo río San Joaquín, ahora transformado en el Viaducto Río San Joaquín, una vía rápida que se extiende desde la calzada Mariano Escobedo hasta el Panteón Francés. Este viaducto divide dos mundos en la ciudad: al sur, la vibrante zona de Polanco y Granada, famosa por sus modernos rascacielos y centros culturales; y al norte, las pintorescas microcolonias de Anáhuac, donde se encuentran barrios como Pensil y Dos Lagos, que conservan un toque tradicional entre áreas verdes y viviendas más bajas.

Si te has fijado en el logotipo de la estación, verás la silueta de uno de los puentes que cruzan el viaducto, símbolo de esta arteria urbana que alguna vez fue un río. Este detalle arquitectónico es un guiño al pasado de la zona y a su evolución con el tiempo. A pocos pasos de la estación, los visitantes pueden explorar el Parque Lineal, un espacio verde que bordea el histórico Ferrocarril de Cuernavaca, así como el Mercado Granada, que ha sobrevivido a décadas de cambio urbano (y donde podrás comer delicioso; recomiendo probar Ostionería Puerto Escondido).

San Joaquín no solo conecta a personas, sino también historias y estilos de vida. La estación ha visto un aumento en afluencia en los últimos años, gracias al desarrollo en las colonias circundantes, que han sabido integrarse a la modernidad sin perder su esencia. Aquí, la convivencia entre residencias, comercios y oficinas es un reflejo de la revitalización que está transformando este lado de la ciudad en un espacio atractivo y funcional para sus habitantes.

Así que la próxima vez que pases por la estación San Joaquín, no dudes en asomarte a conocer las joyas que rodean esta zona, donde lo tradicional y lo contemporáneo conviven para ofrecerte un vistazo a la esencia auténtica de la Ciudad de México.

Metro Refinería, descubre la historia y curiosidades de la icónica estación del Metro de la CDMX

La Estación Refinería de la Línea 7 del Metro de la Ciudad de México no solo es un punto de tránsito diario, ¡es toda una cápsula de historia y cultura! Ubicada en la zona norponiente, entre las alcaldías Azcapotzalco y Miguel Hidalgo, esta estación conecta con algunos de los sitios más emblemáticos de la ciudad y tiene un trasfondo fascinante que vale la pena conocer.

El nombre de la estación es un tributo a la Refinería 18 de Marzo, que operó en esta área desde 1934 hasta su cierre en 1991. Esta planta fue originalmente construida por la Mexican Eagle Petroleum Company (subsidiaria de Royal Dutch Shell) y fue un punto clave en la industria petrolera mexicana. En 1938, el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo, y la refinería pasó a manos del gobierno mexicano, cambiando su nombre en honor a la expropiación del 18 de marzo de ese mismo año. Así, la refinería comenzó a producir para el país, y su legado sigue presente en la memoria colectiva de México.

Si miras el logo de la estación Refinería, notarás tres grandes contenedores, una representación de los depósitos de petróleo que caracterizaban el paisaje de la antigua planta de Pemex en Azcapotzalco. Es un símbolo que transporta a las y los pasajeros a la época en que el petróleo mexicano comenzaba a tomar relevancia a nivel global, y un guiño a los orígenes industriales de esta área.

Hoy, donde una vez estuvo la refinería, se extiende el popular Parque Bicentenario. Este enorme espacio verde es el resultado de un ambicioso proyecto de recuperación ambiental que comenzó en 1995. Para la creación del parque, fue necesario demoler la planta y realizar una limpieza exhaustiva del suelo, ya que estaba contaminado después de años de actividad industrial. Ahora, el parque es uno de los pulmones de la ciudad y un lugar favorito para caminatas, picnics y eventos culturales, atrayendo a miles de visitantes nacionales e internacionales que, en su recorrido, aprovechan para conocer la Estación Refinería.

Refinería tiene una característica especial: es una de las estaciones más profundas de la red. Por ello, el descenso y la salida pueden sentirse como un viaje subterráneo al pasado industrial de México. Otra particularidad es su salida única: al construirse la estación, no hubo acceso disponible en dirección a Barranca del Muerto debido a que los terrenos aún pertenecían a la refinería. Así que, ¡no te preocupes si te parece que tiene una sola salida grande; es parte del diseño original!

La Estación Refinería, más allá de ser solo una parada del Metro, es una ventana a un capítulo crucial de la historia mexicana. Con su ubicación estratégica y sus referencias al legado de la industria petrolera, esta estación nos recuerda cómo el progreso y el respeto por el medio ambiente pueden ir de la mano en un espacio renovado y lleno de vida. ¡No te pierdas la oportunidad de explorarla!

Metro Tacuba, la historia de la icónica estación de Metro de CDMX

¡Esto es el Metro Tacuba, una estación llena de historia y sabor local en el corazón de la alcaldía Miguel Hidalgo! Tacuba, uno de los puntos de conexión de las Líneas 2 y 7, no es solo una parada en tu trayecto, sino una puerta a la riqueza cultural del pasado y presente de la Ciudad de México.

El nombre “Tacuba” proviene del náhuatl Tlacopan, que significa “tierra florida” —¡por eso su logotipo tiene tres flores! Pero este lugar tiene aún más historia: Tlacopan era uno de los reinos de la Triple Alianza junto con Tenochtitlán. Así que, al pisar Tacuba, ¡estás parado sobre un legado que se remonta a los tiempos prehispánicos!

Una de las salidas de la estación te lleva directamente a la Parroquia de San Gabriel Arcángel, donde encontrarás una figura del Niño Jesús que, con frecuencia, es vestida con el uniforme de la Selección de fútbol de México —¡una tradición que encanta tanto a locales como a visitantes! Además, en las inmediaciones de la estación se encuentra un busto en honor al tenor español Plácido Domingo, una muestra más de la diversidad cultural que abunda en esta zona.

Tacuba no siempre fue una simple estación intermedia. Cuando abrió en 1970, ¡era la terminal de la Línea 2! No fue hasta 1984 que esta línea se amplió hasta Cuatro Caminos, y en 1988 la Línea 7 también extendió su servicio hasta El Rosario, consolidando a Tacuba como un punto clave en el sistema de transporte de la ciudad.

El área alrededor de la estación es vibrante y bulliciosa, con un mercado tradicional que invita a explorar productos frescos y platillos locales. Además, puedes tomar combis y autobuses para llegar a puntos de interés cercanos, como el centro de Azcapotzalco o el norte de la alcaldía Miguel Hidalgo. Ya sea que vayas al tianguis, al mercado o simplemente quieras un vistazo a la historia, Tacuba te ofrece un panorama de la vida cotidiana en la Ciudad de México con un toque de su antiguo esplendor.

Así que la próxima vez que pases por Metro Tacuba, ¡no solo pienses en hacer una conexión de líneas! Haz una conexión con el pasado y presente de este rincón de la ciudad que, con su “tierra florida“, te recuerda que cada parada tiene su historia.

Metro Constiutyentes, un tributo a la lucha por la justicia y libertad en Chapultepec

El Metro Constituyentes, ubicado en la Línea 7 de la Ciudad de México, tiene un nombre que homenajea a las Constituciones de 1824, 1857 y 1917, fundamentales en la historia del país. La imagen de la estación, que representa un libro y una pluma, simboliza el trabajo de los congresos constituyentes y su compromiso con los ideales de justicia y libertad que hoy nos rigen.

Al salir de la estación, te encuentras en la alcaldía Miguel Hidalgo, justo al lado de la Avenida Constituyentes, una arteria que conecta con sitios históricos y modernos de la CDMX. A pocos pasos, puedes explorar el pulmón verde del Bosque de Chapultepec, un lugar perfecto para quienes buscan cultura y naturaleza en un solo sitio. Además, si quieres profundizar en la historia, el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec te espera cerca de aquí.

La estación también tiene una ubicación privilegiada para quienes se trasladan al poniente de la ciudad. Desde Constituyentes, tienes fácil acceso a varias rutas de transporte público, incluyendo conexiones con el ECOBUS que llega hasta Santa Fe, y la terminal de la Línea 3 del Cablebús en Los Pinos, ideal para quienes buscan desplazarse de forma rápida y ecológica.

¿Sabías que esta zona fue clave en la época revolucionaria? La lucha por la justicia y el constitucionalismo fue encabezada por Venustiano Carranza, quien lideró el movimiento tras el asesinato de Francisco I. Madero. Esta estación nos recuerda esa etapa histórica y el impulso que llevó a la creación de la Constitución de 1917, la cual sigue siendo la base de nuestras leyes.

En resumen, Metro Constituyentes no solo te lleva a tu destino, sino que te conecta con la historia y el corazón cultural de la ciudad.

Metro San Pedro de los Pinos, un lugar lleno de historia prehispánica y colonial en CDMX

La estación San Pedro de los Pinos, ubicada en la colonia del mismo nombre, es una de las paradas más representativas de la Línea 7 del Metro de la Ciudad de México. A lo largo de los años, esta estación se ha convertido en un punto de conexión no solo para lxs viajerxs que se trasladan al sur de la ciudad, sino también para aquellxs interesadxs en explorar la historia, la cultura y los encantos de una de las zonas más queridas por sus residentes.

El nombre de la colonia, y por ende de la estación, tiene sus raíces en el pasado colonial de la ciudad. A finales del siglo XIX, el área era un terreno fértil de grandes haciendas y rancherías, con una gran abundancia de pinos. Fue en este entorno donde los frailes dominicos construyeron una ermita dedicada a San Pedro, dando lugar al nombre “San Pedro de los Pinos”. La zona creció en torno a la ermita, y a medida que el tiempo pasó, la colonia comenzó a expandirse hacia el sur, hasta convertirse en lo que es hoy: una de las zonas más emblemáticas de la alcaldía Benito Juárez.

El logotipo de la estación refleja este legado natural, con la silueta de un pino que representa la abundancia de estos árboles en la zona durante siglos. Aunque hoy en día los pinos ya no dominan el paisaje, su figura sigue siendo un símbolo de la historia de la colonia.

Hoy en día, San Pedro de los Pinos es una zona residencial llena de vida y de historia, con una población que aprecia su tranquilidad y su cercanía a diversos puntos de la ciudad. La estación, que recibe a más de 11,000 pasajeros diarios, es la puerta de entrada a un lugar donde la modernidad y la tradición se encuentran en armonía. Desde aquí, lxs visitantes pueden disfrutar de una gran variedad de actividades: un recorrido por el mercado local, una visita al Centro Cultural Pirámide o incluso una caminata por las calles de la colonia, que mantienen un aire de barrio muy especial.

Además de ser un centro urbano, San Pedro de los Pinos es un lugar con una rica historia arqueológica, evidenciada en uno de los sitios más importantes de la zona, el cual sigue siendo un testimonio del pasado prehispánico de la ciudad. Lxs turistas y locales por igual disfrutan de esta mezcla de lo antiguo y lo moderno, donde siempre hay algo nuevo por descubrir.

Así que, la próxima vez que tomes el metro en la estación San Pedro de los Pinos, no solo estarás viajando entre estaciones, sino que estarás recorriendo un pedazo de historia de la Ciudad de México. ¡No te pierdas la oportunidad de explorar este encantador rincón de la ciudad!

Metro Camarones, el origen del nombre y la cultura de la zona

El Metro Camarones es una de las estaciones más singulares y fotografiadas del Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México. Ubicada en la Línea 7 del Metro, esta estación no solo es un punto clave para miles de pasajerxs diarios, sino también un portal a la rica historia de Azcapotzalco, una de las zonas más antiguas de la capital. ¿Alguna vez te has preguntado por qué se llama así esta estación y la avenida que se encuentra justo afuera? ¡Acompáñame a descubrirlo!

Contrario a lo que su nombre podría sugerir, el Metro Camarones no está relacionado con la industria camaronera ni con un mercado o restaurante de mariscos. En realidad, su nombre proviene de la Avenida Camarones, que a su vez se debe a un antiguo pueblo de la época colonial que se especializaba en la recolección de acociles, también conocidos como camarones de agua dulce.

Este pueblo se encontraba en el Camino Real, una ruta que comenzaba en San Salvador Xochimanca y conectaba con varios pequeños asentamientos en lo que hoy es Azcapotzalco. Los habitantes de este pueblo se ganaron su nombre y sustento recolectando los “camarones” que poblaban los ríos de la región, los cuales desembocaban en el Río Consulado y, finalmente, en el Lago de Texcoco. Los crustáceos de agua dulce se preparaban envueltos en hojas de maíz, y es muy probable que también se usaran para hacer tamales, un platillo tradicional que ha perdurado a lo largo de los siglos.

Inaugurada el 22 de diciembre de 1988, la estación Camarones se encuentra en una ubicación estratégica que facilita el acceso a varias atracciones culturales en Azcapotzalco. A pesar de su construcción moderna, la estación se encuentra en realidad dentro del asentamiento originario de San Francisco Tetecala, uno de los 25 asentamientos históricos de la gran Azcapotzalco. Este hecho refuerza la conexión de la estación con la rica historia de la zona.

A solo tres minutos a pie de la estación, los visitantes pueden encontrar la pequeña iglesia de San Francisco Tetecala, un sitio que ofrece un vistazo al pasado colonial y religioso de la región. Esta proximidad hace de Camarones una parada obligada para aquellxs interesadxs en explorar las raíces culturales y religiosas de la Ciudad de México.

El Metro Camarones no solo es un punto de tránsito, sino también una puerta de entrada a algunos de los tesoros culturales de Azcapotzalco. La estación es frecuentada por quienes visitan la Casa de Cultura Azcapotzalco y el Jardín Miguel Hidalgo, ambos ubicados en el área del Centro Histórico de Azcapotzalco. Estos sitios son conocidos por albergar eventos culturales, exposiciones artísticas y actividades comunitarias que celebran la rica herencia cultural de la zona.

La Catedral de Azcapotzalco, otro sitio de gran relevancia, se encuentra a poca distancia de la estación. Este templo, con su imponente arquitectura y su profundo significado histórico, es un testimonio de la importancia de Azcapotzalco en la historia de la Ciudad de México.

Cada día, el Metro Camarones recibe a aproximadamente 15,000 pasajerxs, lo que refleja su importancia como nodo de transporte en la zona norte de la ciudad. Sin embargo, más allá de su función práctica, la estación es un ejemplo de la maravillosa ingeniería de construcción del metro de la CDMX, y su diseño moderno convive en armonía con la historia antigua de la región.

El Metro Camarones es más que una simple estación; es un lugar cargado de historia, cultura y significado. Su nombre, que nos remonta a un pueblo colonial especializado en la recolección de camarones de agua dulce, es un recordatorio de las raíces históricas de Azcapotzalco. Desde su inauguración en 1988, la estación ha servido como un punto de conexión no solo para los viajeros, sino también para quienes buscan explorar la riqueza cultural de la Ciudad de México. Ya sea por su conveniente ubicación cerca de importantes atractivos culturales o por su intrigante historia, el Metro Camarones es una estación que merece ser visitada y fotografiada.

Así que la próxima vez que viajes por la Línea 7, tómate un momento para apreciar la historia detrás de Camarones, y descubre cómo esta estación es mucho más que un simple lugar de tránsito; es un puente entre el pasado colonial de la ciudad y su vibrante presente urbano.

Metro el Rosario, un recorrido por la historia y transformación de una comunidad

El Sistema de Transporte Colectivo (STC) de la Ciudad de México no solo conecta a millones de personas a diario, sino que también teje una red de historias que nos permiten entender mejor el pasado y la identidad de la ciudad. Una de las estaciones más emblemáticas de esta red es El Rosario, ubicada en la Línea 6 y Línea 7, y conocida por ser la terminal norte de ambas líneas. Pero, ¿qué se esconde detrás de este nombre tan evocador?

La estación de metro El Rosario toma su nombre de la colonia y la unidad habitacional que la rodean, ambas conocidas como El Rosario. Sin embargo, el nombre tiene raíces más profundas que se remontan a la época colonial, específicamente al siglo XVI, cuando la orden de los jesuitas estableció una gran extensión de tierras en las cercanías de Azcapotzalco. En estas tierras, los jesuitas levantaron un monasterio y una iglesia, que pusieron bajo la advocación de la Virgen del Rosario. Esta devoción mariana, muy extendida en el catolicismo, se materializó en el nombre que se le dio a la zona: El Rosario.

El rosario, como objeto religioso, es un conjunto de cuentas utilizado para la práctica de la oración, y su significado trascendió a tal punto que dio nombre a toda la región. El ícono de la estación de metro El Rosario representa precisamente estas cuentas de un rosario, un símbolo que evoca la fe y la tradición religiosa que marcaron el origen del lugar.

De la expulsión de los jesuitas a la hacienda de El Rosario

La historia de la zona dio un giro significativo en 1767, cuando los jesuitas fueron expulsados de México por orden del rey Carlos III de España. Tras la expulsión, las tierras que pertenecían a la orden religiosa fueron subastadas, y muchas de ellas fueron adquiridas por ricos mineros de la época. Uno de estos acaudalados compradores fue Pedro Romero de Terreros, primer conde Marqués de San Cristóbal y San Francisco, quien obtuvo el latifundio de El Rosario, convirtiéndolo en una hacienda próspera.

La hacienda de El Rosario, bajo la propiedad de Romero de Terreros, se convirtió en un importante centro de actividad agrícola y ganadera en la región. Sin embargo, con el tiempo, la hacienda fue fraccionada y sus tierras se dividieron, dando lugar a lo que hoy conocemos como la Unidad Habitacional El Rosario, una de las más grandes de la Ciudad de México.

La estación El Rosario: un punto de encuentro

Inaugurada el 29 de noviembre de 1988, la estación de metro El Rosario se convirtió en un nodo crucial para el transporte público en la zona norte de la ciudad. Al ser la terminal de las líneas 6 y 7, la estación no solo sirve a los residentes de la Unidad Habitacional El Rosario, sino también a una gran cantidad de personas que se desplazan desde y hacia los municipios del Estado de México.

El Rosario es un ejemplo perfecto de cómo los nombres de las estaciones del metro de la Ciudad de México no solo indican una ubicación geográfica, sino que también cuentan una historia de transformación y evolución social. Lo que una vez fue un monasterio y luego una hacienda dedicada a la agricultura y la devoción religiosa, hoy es una bulliciosa comunidad urbana, conectada al corazón de la ciudad por uno de los sistemas de transporte más grandes del mundo.

La estación El Rosario es testigo diario del ir y venir de miles de personas, cada una con sus propias historias y destinos, pero todas unidas por el mismo espacio que alguna vez fue tierra fértil para el cultivo y ahora lo es para el desarrollo humano y social. Al transitar por esta estación, es fácil olvidar la rica historia que se esconde detrás de su nombre, pero basta con detenerse un momento y reflexionar para darse cuenta de cómo la Ciudad de México ha crecido y cambiado a lo largo de los siglos.

Metro Barranca del Muerto, la historia y mito detrás de su nombre

La Ciudad de México es conocida por su vibrante vida urbana, su rica historia y, claro, su extenso Sistema de Transporte Colectivo (STC). Entre las muchas estaciones que conforman la red del Metro, una destaca por su nombre intrigante y lleno de misterio: Barranca del Muerto. Esta estación, situada en la Línea 7, es la terminal sur de una de las rutas más transitadas de la ciudad, pero lo que realmente capta la atención de las y los usuarios es el origen de su peculiar nombre. ¿Alguna vez te has preguntado por qué se llama Barranca del Muerto?

El nombre Barranca del Muerto puede sonar un poco siniestro, casi sacado de una leyenda urbana o una historia de terror. Sin embargo, el origen de este nombre se encuentra en la geografía, la historia prehistórica y los acontecimientos históricos de la región, mucho antes de que existiera el metro y la moderna infraestructura que hoy caracteriza a la zona.

Hace muchos años, la zona donde hoy se encuentra la estación era atravesada por una profunda barranca, que se extendía por lo que ahora ocupa la avenida Revolución, y tenía una profundidad que rebasaba los 15 metros. Esta barranca no era cualquier accidente geográfico, sino el resultado de un evento sísmico de tiempos prehistóricos. En la Sierra del Ajusco, el volcán Xitle, que se ubica en el sur de la ciudad, provocó una serie de movimientos terrestres que fracturaron la tierra en varios puntos. Uno de esos movimientos abrió la tierra en un gran tramo, dando origen a la imponente barranca que, con el tiempo, se convertiría en el escenario de numerosas leyendas.

Durante la época de la Revolución Mexicana, la posesión de la región de Mixcoac, donde se encuentra la barranca, fue ambicionada tanto por los carrancistas como por los zapatistas. Estos grupos rivales se enfrentaron en varias ocasiones en la zona, y las batallas dejaron tras de sí un rastro de muertos. Muchos de los caídos en estos enfrentamientos fueron arrojados al fondo de la barranca, lo que contribuyó a que el lugar se ganara su sombrío nombre. Con el tiempo, las leyendas sobre almas en pena comenzaron a surgir entre las y los habitantes de la región. Se decía que los espíritus de los muertos, abandonados en la barranca, atormentaban a lxs vecinxs con apariciones fantasmales y extraños sonidos en las noches, consolidando así el nombre de Barranca del Muerto. Y, como dato curioso, el logotipo de esta estación representa la silueta de dos águilas en vuelo; esto se debe a que, aunque estas aves son aves rapaces, es decir que suelen cazar su alimento, también pueden alimentarse de cuerpos frescos que no fueron cazados por ellas; y, se dice que, durante la Revolución, la zona se encontraba llena de estas aves que se acercaban para alimentarse de los muertos que arrojaban a la barranca.

A pesar de su nombre, Metro Barranca del Muerto es hoy en día una estación moderna y bien conectada que juega un papel crucial en la movilidad diaria de lxs capitalinxs. Inaugurada el 19 de diciembre de 1985, esta estación es un punto neurálgico para aquellxs que se desplazan hacia el sur de la ciudad o que viven en las zonas aledañas. Con su ubicación estratégica en la avenida Revolución, la estación facilita el acceso a una variedad de servicios y zonas residenciales.

El nombre Barranca del Muerto ha trascendido su origen geográfico para convertirse en una referencia cultural dentro de la Ciudad de México. Para muchxs, el nombre evoca curiosidad y especulación. Es común que lxs usuarixs del metro, especialmente aquellxs que no son de la capital, se pregunten sobre el origen del nombre, lo que ha llevado a que se tejan numerosas historias y mitos en torno a la estación.

A pesar de su nombre que podría parecer sombrío, la estación Barranca del Muerto es un lugar seguro, frecuentado diariamente por miles de personas. De hecho, el contraste entre el nombre y la realidad cotidiana de la estación es un ejemplo perfecto de cómo las ciudades evolucionan, superponiendo capas de historia y modernidad en un mismo espacio.

La estación Barranca del Muerto es un recordatorio de la evolución de la Ciudad de México, donde los nombres de los lugares nos cuentan historias que van más allá de la superficie. Aunque hoy es una estación de metro moderna y funcional, su nombre nos invita a reflexionar sobre el pasado y a mantener viva la memoria de los lugares, incluso cuando estos han cambiado drásticamente. Así que la próxima vez que tomes la Línea 7 y llegues a Barranca del Muerto, recuerda que estás transitando por un espacio cargado de historia, donde la modernidad y la leyenda se encuentran cada día.