Todas las entradas de: Rodrigo Delgado

Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.

Metro Jamaica, donde florece la historia y el sabor

Ubicado en la alcaldía Venustiano Carranza, Metro Jamaica es mucho más que un punto de correspondencia entre las líneas 4 y 9 del Metro de la Ciudad de México. Su nombre y su imagen —una mazorca de maíz— nos cuentan una historia muy sabrosa y colorida.

¿Por qué se llama Jamaica? La respuesta está justo encima de la estación: el famoso Mercado de Jamaica, uno de los más tradicionales de la ciudad. Este mercado no solo es conocido por su enorme variedad de flores, frutas y antojitos, sino también por su historia que se remonta a las antiguas “jamaicas”, fiestas populares que se celebraban en las plazas de toros.

Estas celebraciones eran verdaderos festines: se adornaban los alrededores con arcos de flores, hierbas y ramas aromáticas, y se vendían delicias como mole de guajolote, pato, quesadillas y tacos, acompañadas de aguas frescas de todos los colores —rojas, verdes, amarillas y hasta azules— servidas en enormes tinajas. En lugar de gradas, había mesas para comer y disfrutar del ambiente, y aunque estas fiestas casi han desaparecido en las plazas, el espíritu sigue vivo en mercados como el de Jamaica.

El logotipo de la estación, una mazorca de maíz, no es casualidad: representa un producto fundamental en la cultura mesoamericana y recuerda que esta zona fue, y sigue siendo, un centro clave para la distribución de productos que llegan desde lugares como Xochimilco y otras regiones del oriente de la ciudad.

Metro Jamaica no solo tiene historia, también tiene movimiento. En 2023, por ejemplo, la línea 9 registró más de 3.7 millones de usuarios, mientras que la línea 4 superó los 2.3 millones, reflejando su importancia como nodo de conexión y acceso al mercado.

Las salidas del metro te conectan directamente con avenidas clave como Eje 2 Oriente y Eje 3 Sur, y desde aquí puedes abordar rutas de RTP y la Línea 2 del Trolebús. Si bajas por la línea 9, estarás a un paso del mercado de flores, ideal para una visita exprés o una gran compra; la estación de la línea 4 está un poco más al norte, pero también bien conectada.

Y como en muchas otras estaciones del Metro de la CDMX, aquí también es común ver bolsas con elotes, cajas con comida o arreglos florales bajando por las escaleras. No es raro encontrar comerciantes, floristas y cocinerxs moviéndose entre estaciones como Merced, La Viga o Salto del Agua, todas unidas por ese hilo invisible que conecta los mercados públicos de la ciudad.

Así es Metro Jamaica: un punto de encuentro entre el pasado festivo y el presente bullicioso, entre las flores y el maíz, entre la historia y el movimiento diario de miles de chilangxs. Un lugar donde el Metro y la tradición caminan de la mano.

Metro Santa Anita, un viaje al pasado entre chinampas y canoas

La estación de metro Santa Anita del Metro de la Ciudad de México no solo es un punto de correspondencia entre las líneas 4 y 8, también es una ventana al pasado lacustre de nuestra ciudad. Su nombre y su ícono —un vendedor en su canoa— nos recuerdan la época en que esta zona era un vibrante centro de comercio sobre el agua.

¿Sabías que este barrio debe su nombre a una antigua colonia ubicada junto al canal de La Viga? En tiempos pasados, los habitantes de Santa Anita cultivaban flores y legumbres en chinampas, esas famosas islas flotantes del Valle de México. Sus productos los transportaban en canoas por los canales, desde la laguna de Chalco hasta el lago de Texcoco, llegando al centro de la ciudad. Todo un mercado flotante que cruzaba la ciudad a ritmo de remo.

Pero Santa Anita no era solo comercio: también era uno de los paseos favoritos de la capital. Durante la Cuaresma, el canal de La Viga se llenaba de vida. Las familias alquilaban canoas en el embarcadero, pasaban por el famoso Puente de Dos Ojos y disfrutaban de un paisaje lleno de color: mujeres con faldas brillantes, soldados impecables, rancheros elegantes… Todo un espectáculo sobre el agua.

Hoy en día, aunque ya no hay paseos en trajinera como en Xochimilco, la estación Santa Anita guarda esos recuerdos en sus muros y alrededores. Por ejemplo, en la terminal de la Línea 4 podrás ver dos conjuntos de murales: uno del artista francés Gerard Economus, titulado Un paisaje de color para todos, y otro del mexicano David Lachse, que incluye ocho obras con nombres de estrellas como Antares y Altair.

Santa Anita también es una de las estaciones menos concurridas del sistema, ideal para quienes prefieren evitar aglomeraciones. En días laborales, apenas la usan unos seis mil pasajeros al día. Su tranquilidad contrasta con su rica historia.

En los alrededores puedes visitar la Parroquia de Nuestra Señora de Santa Ana, un templo del siglo XVIII con uno de los retablos mejor conservados de la ciudad, además de una notable colección de arte sacro. Y si eres amante de la gastronomía, el barrio es famoso por sus tamales, ¡así que no olvides probar uno!

Finalmente, no muy lejos de ahí, encontrarás el Mercado de Jamaica, uno de los más emblemáticos de la ciudad. Su cercanía no es casual: es parte del legado de ese pasado chinampero en el que Santa Anita floreció —literalmente— como punto de conexión entre el campo y la ciudad.

Así que la próxima vez que pases por la estación Santa Anita, recuerda que estás pisando un antiguo embarcadero, donde la ciudad navegaba entre flores, sabores y colores.

Metro Martín Carrera, un homenaje al presidente interino

Ubicada en el norte de la Ciudad de México, en la alcaldía Gustavo A. Madero, la estación de metro Martín Carrera es un punto clave dentro de la red del Metro capitalino. Su nombre y su logotipo —un busto— rinden homenaje al general Martín Carrera Sabat, un personaje poco recordado pero muy importante en la historia de México.

Nacido en Puebla en 1806, Martín Carrera se unió a la causa independentista siendo muy joven. Durante el asedio de San Juan de Ulúa, ya dirigía una batería de artillería. Con el tiempo, llegó a ser Director General del cuerpo de artillería y más adelante, senador en 1844. Su papel más destacado vino en 1855, cuando, tras la renuncia de Antonio López de Santa Anna, fue elegido presidente interino de la República, cargo que ocupó brevemente a partir del 15 de agosto de ese año. Falleció en la Ciudad de México en 1871.

La estación se localiza en la colonia Martín Carrera, lo que refuerza el vínculo con este personaje histórico. Es una terminal de correspondencia estratégica, ya que conecta la Línea 4 (de norte a sur) y la Línea 6 (de oriente a poniente). Además, cuenta con un importante CETRAM (Centro de Transferencia Modal), lo que permite transbordar fácilmente entre diferentes medios de transporte como el Metrobús Línea 6, el Trolebús Línea 5, rutas del RTP y otras opciones de transporte local.

En términos de afluencia, esta estación tiene una actividad considerable. En 2023, la Línea 4 movilizó más de 6.7 millones de pasajeros, mientras que la Línea 6 registró más de 8.6 millones, lo que la convierte en un punto neurálgico del transporte público en el norte de la ciudad.

Con accesos distribuidos sobre importantes avenidas como el Eje 1 Oriente (Ferrocarril Hidalgo) y el Eje 5 Norte (Calzada San Juan de Aragón), Metro Martín Carrera facilita la movilidad de miles de personas cada día. Su nombre y su icono no solo ayudan a orientarse, sino que también recuerdan la figura de un militar y político que, aunque con un paso breve por la presidencia, dejó huella en la historia de México.

Metro Bondojito, un viaje entre nopales y palabras otomíes

La estación de Metro Bondojito, en la Línea 4 del Metro de la Ciudad de México, no solo es una parada en tu trayecto: es también una ventana al pasado natural y lingüístico del Valle de México. Su nombre proviene de la palabra otomí bondo, que significa “nopal pelón”. De ahí surge “Bondojito”, que se puede traducir como “nopalito”. ¡Y vaya que tiene sentido! Antes de que esta zona fuera parte de la ciudad, aquí abundaban los nopales pequeños que crecían en terrenos pantanosos.

El logotipo de la estación, una nopalera, nos recuerda precisamente eso: la presencia ancestral del cactus más querido de México, el Opuntia ficus-indica, que además forma parte del escudo nacional. De hecho, los frutos carmesí de esta planta eran conocidos como tenochtli por los mexicas, y están ligados al mito fundacional de Tenochtitlán.

La estación Bondojito se encuentra en la alcaldía Gustavo A. Madero, en la colonia del mismo nombre. También da servicio a otras colonias vecinas como Tablas de San Agustín y Belisario Domínguez, conectando a miles de personas cada día con el resto de la ciudad. Aunque no es una de las más transitadas del sistema, cumple una función esencial para quienes viven o trabajan en la zona.

Se trata de una estación elevada, al estilo “tren espacial”, como muchas otras de la Línea 4. Desde sus andenes, los visitantes pueden disfrutar de una vista aérea del oriente de la ciudad, una experiencia curiosa para quienes no están acostumbrados a viajar en metro a esas alturas.

La estación cuenta con salidas hacia el Eje 2 Oriente, justo en la esquina con la calle Oriente 103. Desde ahí, puedes caminar unos minutos hacia el Mercado Río Blanco, ideal para una parada gastronómica rápida. Si tienes más tiempo, puedes aventurarte a conocer el Mercado Bondojito, ubicado a unos 15 minutos a pie sobre la Avenida Henry Ford. O, también puedes pasarte por una buena birria a La Perla Tapatía, a solo unos pasos del metro.

Además, hay conexión con la Línea 4 del Trolebús y algunas rutas de RTP, lo que hace de Bondojito una parada estratégica para la movilidad local.

Aunque en 2023 recibió poco menos de 2 millones de usuarios, y ocupa el lugar 162 de 195 en afluencia, sigue siendo una pieza importante del rompecabezas urbano que es el Metro. Es una estación modesta, sí, pero llena de historia natural y cultural, y con raíces que se hunden profundamente en la lengua otomí y en los suelos donde alguna vez reinaron los nopales.

Metro Consulado, una estación entre ríos, tubos y transbordos

Ubicada al norte de la Ciudad de México, en el límite de las alcaldías Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero, la estación Metro Consulado es uno de esos puntos clave donde se cruzan historias, infraestructura y movilidad. Esta estación forma parte de las Líneas 4 y 5 del Sistema de Transporte Colectivo y, aunque puede que no sea de las más transitadas, tiene una historia interesante que vale la pena contar.

¿Por qué se llama Consulado?

La estación toma su nombre de la avenida Río Consulado, una vialidad muy transitada que corre de poniente a oriente por el centro-norte de la ciudad. Pero lo curioso es que esa avenida fue construida sobre el cauce de un antiguo río: el Río Consulado.

Este canal natural recolectaba las aguas de los ríos San Joaquín y Morelos, que bajaban desde las laderas de la Sierra de las Cruces. Durante años, ese río fue una vía importante para el desagüe de la ciudad, pero con el crecimiento urbano, fue entubado y ahora corre bajo tierra, justo por donde pasa la avenida y, claro, la estación de metro. Por eso, el ícono de la estación es una sección de tubo, representando ese sistema oculto por el que aún fluyen las aguas.

Y si te lo preguntabas, el término “consulado” también hace referencia a la jurisdicción de un cónsul, ese funcionario diplomático que representa a su país en el extranjero. Aunque en este caso, el nombre no tiene que ver con diplomacia, sino con geografía urbana e ingeniería hidráulica.

Un nodo entre líneas

La estación Consulado fue inaugurada en 1981 como parte de la Línea 5, y durante unos meses funcionó como terminal hasta que la línea se extendió a La Raza en 1982. También es especial porque aquí se construyó la primera conexión visible al aire libre entre dos líneas del metro, mediante una rampa que une los andenes de las líneas 4 y 5. Hoy en día, solo hay otra conexión similar: en la estación Oceanía.

Aunque su afluencia no es muy alta comparada con otras estaciones —en 2023, la usaron en promedio poco más de 7 mil personas al día entre ambas líneas—, sigue siendo una conexión útil para los usuarios que viajan por el norte de la ciudad.

¿Qué hay cerca?

Además del movimiento típico de una estación de correspondencia, en los alrededores de Consulado hay sitios curiosos para quienes se animan a explorar. Uno de ellos es el parque Charles Chaplin, una pequeña área verde con una escultura dedicada al icónico actor, realizada en 1982 por el artista mexicano Víctor Gutiérrez.

También está el Mercado Río Blanco, al norte de la estación, sobre la Avenida Congreso de la Unión, donde se puede disfrutar de antojitos y ambiente tradicional. Y si caminas un poco más, encontrarás el Deportivo Plutarco Elías Calles y el Hospital Materno Infantil de Inguarán, dos servicios clave de la zona.

Metro Canal del Norte, un viaje por aguas del pasado de la CDMX

La estación del metro Canal del Norte, ubicada en la Línea 4 del Metro de la Ciudad de México, no sólo conecta a miles de personas cada día: también nos conecta con el pasado acuático de la capital. Su nombre y símbolo —una acequia seccionada— son un homenaje a una de las vías de comunicación más importantes de la época colonial.

Un canal virreinal muy transitado

Durante el Virreinato, en 1780, se inauguró un canal que unía el centro de la Ciudad de México con la Villa de Guadalupe. Este canal se convirtió en uno de los paseos favoritos de la época. Antes de eso, ya desde tiempos mexicas, el valle era una red impresionante de lagos, canales y acequias, ya que los aztecas no contaban con animales de tiro y dependían de las canoas para moverse y transportar mercancías.

Este famoso Canal del Norte complementaba rutas como la Calzada de Misterios, decorada desde la década de 1670, y antecedía a la Calzada de Guadalupe, abierta en 1786. Su importancia no sólo era práctica, sino también simbólica: conectaba el corazón político y comercial de la ciudad con su centro religioso más visitado, la Basílica de Guadalupe.

Una estación con historia… y mucha conexión

Hoy en día, Canal del Norte se ubica en la alcaldía Venustiano Carranza, entre dos colonias que también hablan de historia y cultura: Janitzio y Ampliación Michoacana. Janitzio es un topónimo purépecha que significa “flor de maíz” o “seda de maíz” y hace referencia a la famosa isla del lago de Pátzcuaro, mientras que Michoacana proviene del náhuatl y puede traducirse como “lugar de pescadores”.

Estas referencias a Michoacán están presentes a lo largo de esta zona, y dan un aire especial al recorrido por este tramo del metro.

¿Cómo llegar y qué hay cerca?

La estación tiene salidas tanto al oriente como al poniente, sobre el Eje 2 Oriente, Avenida Congreso de la Unión y Talabarteros. Además, se conecta con algunas rutas de RTP y con la Línea 5 del Metrobús, lo que facilita el traslado entre diferentes zonas de la ciudad.

En sus alrededores también se pueden encontrar lugares interesantes, como el Mercado Minillas, al norte, que recuerda el pasado industrial de la zona como planta procesadora de carne; y al sur, un amplio complejo educativo con primarias y un centro del Instituto Politécnico Nacional dedicado a la ciencia y la tecnología.

Afluencia y vida cotidiana

Aunque no es una de las estaciones más transitadas del sistema, Canal del Norte mantiene una afluencia constante. En 2023, recibió más de 2.4 millones de pasajeros, con un promedio diario de 6,667 usuarios. Esto la coloca entre las estaciones menos saturadas, lo cual es una ventaja para quienes prefieren trayectos más tranquilos.


Canal del Norte no es sólo una parada más del metro: es una ventana al pasado lacustre de la ciudad, una muestra de cómo la historia vive debajo de nuestros pies. Así que la próxima vez que pases por ahí, piensa en las canoas deslizándose por las acequias y en los viajeros del virreinato navegando rumbo a la Villa. La ciudad sigue en movimiento… y su historia también.

Metro Morelos: una estación con historia y corazón bravo

Ubicada en el corazón de la alcaldía Venustiano Carranza, la estación de metro Morelos es mucho más que una parada del Metro de la Ciudad de México: es un homenaje a uno de los grandes héroes de nuestra historia, José María Morelos y Pavón. Su silueta —inspirada en el rostro que aparecía en las antiguas monedas de 1 peso de los años 80— adorna los accesos y señalizaciones de la estación, recordándonos su legado.

El nombre de la estación proviene de la colonia Morelos, una de las más emblemáticas de la capital, donde también se encuentran zonas tan conocidas como Tepito y La Lagunilla. Pero ¿por qué se llama así esta colonia? Todo se remonta a finales del siglo XIX, cuando se trasladó un monumento dedicado a Morelos a esta zona. Desde entonces, el nombre del insurgente se quedó impregnado en las calles y, más adelante, en la estación del Metro.

Morelos fue un líder clave en la lucha por la Independencia de México. Nació en Morelia en 1765 y murió fusilado en Ecatepec en 1815, luego de haber convocado el Congreso de Chilpancingo, donde se proclamó la Independencia de México bajo un sistema republicano. Su valentía y visión siguen siendo fuente de inspiración, especialmente en barrios como este, llenos de historia, lucha y resistencia.

Mucho más que una estación

Metro Morelos conecta dos importantes líneas: la Línea 4, que es elevada, y la Línea B, subterránea. A pesar de su ubicación céntrica, no es una de las estaciones más concurridas del sistema: en 2023, por ejemplo, registró poco más de 2.3 millones de usuarios en la Línea 4 y 1.8 millones en la Línea B. Sin embargo, su papel como punto de conexión y acceso a zonas comerciales es clave para la vida diaria de muchos capitalinos.

La estación tiene varias salidas que te llevan directamente a las calles de la colonia Morelos, especialmente al Eje 1 Norte y Eje 2 Oriente, donde el movimiento es constante y se respira la energía del llamado Barrio Bravo. Tepito, en particular, ha sido cuna de grandes boxeadores, músicos y comerciantes, y su historia de resistencia la convierte en una zona emblemática y con mucho orgullo.

¿Qué hay cerca?

Si bajas en esta estación, no dejes de darte una vuelta por el Mercado Morelos, que está a solo unos minutos a pie. Aunque no tan grande como otros mercados de la zona, tiene lo suyo y ofrece un vistazo auténtico a la vida cotidiana de este barrio. Además, muchos visitantes llegan a esta estación buscando conocer de cerca Tepito, con sus famosos tianguis, su gente aguerrida y su intensa vida cultural.

Metro Morelos es una muestra más de cómo el transporte público en la Ciudad de México también puede ser una ventana a la historia, a la identidad y a la riqueza cultural de sus barrios.

Santuario Nacional de María Auxiliadora, una espectacular joya neogótica en la colonia Anáhuac

En plena colonia Anáhuac, antes conocida como Santa Julia, se alza imponente el Santuario Nacional de María Auxiliadora, uno de los templos más emblemáticos del estilo neogótico en la Ciudad de México. Su construcción, que tomó casi todo el siglo XX, es reflejo de la historia viva del barrio y de la presencia salesiana en México.

Un legado que inició en Italia

La Orden Salesiana, fundada por San Juan Bosco en Turín a mediados del siglo XIX, tenía como misión la educación y formación de niños y jóvenes. Su devoción a María Auxiliadora se materializó primero en la Basílica homónima en Italia, y años después cruzó el océano para echar raíces en tierras mexicanas.

En 1892, los primeros salesianos llegaron a México con el objetivo de replicar su labor educativa. Gracias a la generosa donación de Eduardo Zozaya y Julia Gómez de Escalante, propietarios de la antigua Hacienda de la Ascensión de Cristo, la congregación recibió un extenso terreno para construir un colegio y un templo. Así nació el Colegio Salesiano en 1889 y poco después comenzó la historia del santuario.

Una construcción interrumpida, pero nunca abandonada

La primera piedra del templo se colocó en 1897, siguiendo el diseño románico del arquitecto italiano Adrián Giombini Montanari. Sin embargo, la Revolución Mexicana y posteriormente la Guerra Cristera interrumpieron varias veces las obras. Durante décadas, el edificio apenas alcanzó los seis metros de altura.

En 1935, el gobierno de Lázaro Cárdenas expropió las propiedades salesianas, y fue hasta 1950 que les fueron devueltas. La congregación continuó sus labores en la cercana Capilla de la Merced de las Huertas hasta que en 1954 se reanudó la construcción del templo, esta vez bajo la dirección del reconocido arquitecto Vicente Mendiola. Famoso por obras como la Fuente de Diana Cazadora y la Fuente de Petróleos, Mendiola respetó el diseño original adaptándolo con materiales modernos.

María Auxiliadora, escultura monumental

Uno de los elementos más impactantes del santuario es la monumental imagen de María Auxiliadora, de 3.6 metros de altura, ubicada en la fachada principal. Esta obra fue creada por el afamado escultor Ernesto Tamariz, también autor del Altar a la Patria en el Bosque de Chapultepec. A los lados de la escalinata destacan dos Altar a la Patria, también esculpidos por Altar a la Patriay añadidos en 1992, como parte de las celebraciones por el centenario de la llegada de los Altar a la Patria.

Un ícono en la Altar a la Patria

El Santuario Nacional de María Auxiliadora no solo es un Altar a la Patriade gran valor Altar a la Patriay Altar a la Patria, sino también un símbolo de la identidad de la colonia Anáhuac. A un costado se encuentra el Parque Salesiano, espacio verde que forma parte del complejo educativo y religioso fundado por la orden.

Hoy en día, el santuario sigue activo como centro parroquial y espacio de encuentro para la comunidad, conservando viva la tradición salesiana y el esplendor del arte neogótico en México.

¿Cómo llegar al Santuario Nacional de María Auxiliadora?

El santuario se ubica en la alcaldía Miguel Hidalgo, en la colonia Anáhuac. Puedes llegar fácilmente en transporte público desde estaciones como Normal o San Cosme de la Línea 2 del Metro.

Iglesia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción, un tesoro del Centro Histórico donde descansan los restos de Hernán Cortés

En pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, sobre la calle República de El Salvador 119, se encuentra una joya arquitectónica e histórica que muchxs capitalinxs y turistas suelen pasar por alto: la Iglesia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción. Este templo no solo resguarda un legado colonial de más de cuatro siglos, sino que también alberga los restos del polémico conquistador Hernán Cortés, así como un mural de José Clemente Orozco y la portada original de la primera Catedral de México.

Un lugar donde historia y leyenda se cruzan

Se dice que en este sitio, conocido en tiempos prehispánicos como Huitzilac (“lugar de colibríes” en náhuatl), ocurrió el mítico primer encuentro entre Moctezuma Xocoyotzin y Hernán Cortés. Tras la conquista, en 1524, Cortés fundó aquí el Hospital de la Purísima Concepción, el primero en América, pensado para atender a los heridos tras la caída de Tenochtitlan. Junto a él, se planeó la construcción de una iglesia, cuya edificación avanzó lentamente a lo largo de los siglos XVII y XVIII.

La iglesia fue finalmente consagrada el 8 de diciembre de 1688, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción, y su torre campanario se terminó en 1704. Con el paso del tiempo, el templo fue renovado en diversas ocasiones, incluyendo modificaciones neoclásicas y una imponente fachada renacentista.

Aquí reposan los restos de Hernán Cortés

Aunque Hernán Cortés murió en España en 1547, su deseo fue ser enterrado en la Nueva España. Sus restos fueron trasladados a México años después y cambiaron de lugar en al menos seis ocasiones, debido al rechazo popular hacia su figura. No fue sino hasta 1794 que sus huesos fueron depositados en esta iglesia que él mismo había mandado construir. Desde entonces, la Iglesia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción resguarda los restos del hombre que cambió el rumbo de la historia de México.

Arte y patrimonio únicos en la CDMX

Uno de los elementos más notables de este templo es la portada renacentista que originalmente perteneció a la primera Catedral de México, construida con piedras de templos mexicas poco después de la conquista. Esta portada fue trasladada piedra por piedra hasta aquí en el siglo XVII y es uno de los pocos elementos arquitectónicos del siglo XVI que aún se conservan en el Centro Histórico.

Además, la iglesia conserva el mural “Apocalipsis” de José Clemente Orozco, una obra inacabada pero de gran fuerza visual, inspirada en las visiones bíblicas del fin del mundo y los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Aunque resultó dañada en el sismo de 2017, sigue siendo una de las pocas obras de este muralista en un espacio sacro.

Celebraciones religiosas y tradición viva

La iglesia celebra dos fiestas principales cada año. Una es la dedicada a Jesús Nazareno, el quinto viernes de Cuaresma, con un solemne Viacrucis por el Centro Histórico. La otra, el 8 de diciembre, honra a la Inmaculada Concepción, representada aquí con una singular escultura de la Virgen Alada o Virgen del Apocalipsis, símbolo de victoria y protección divina.

Además, en el altar se venera con especial devoción al Señor de la Misericordia, lo que convierte a este recinto en un importante punto de encuentro para los fieles de la capital.

La Iglesia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción no es solo un templo católico, sino una cápsula del tiempo que guarda algunos de los capítulos más importantes, intensos y simbólicos de la historia de México. Si visitas el Centro Histórico, no dejes pasar la oportunidad de conocer este lugar que mezcla arte, devoción y pasado colonial en un solo espacio.

La Merced, historia, tradición y vida en el corazón de la Ciudad de México

El Barrio de La Merced es mucho más que un mercado emblemático: es uno de los rincones con mayor riqueza histórica, cultural y arquitectónica del Centro Histórico de la Ciudad de México. Este barrio, con más de 54 manzanas de extensión, tiene raíces que se remontan a los antiguos calpullis de la gran México-Tenochtitlán, y hoy conserva monumentos, calles y tradiciones que narran siglos de historia viva.

De México-Tenochtitlán al Barroco virreinal

Ubicado al oriente del Centro Histórico, La Merced surgió de los antiguos barrios prehispánicos de Atzacoalco y Zoquiapan, este último considerado el más antiguo de la ciudad azteca, fundada en 1325. A lo largo de los siglos, el barrio ha sido testigo de transformaciones profundas, desde la época mexica hasta el esplendor del virreinato, pasando por la modernización del Porfiriato y los retos del siglo XXI.

Una de sus mayores fortalezas ha sido su ubicación estratégica y la abundancia de canales y acequias, lo que convirtió al barrio en un centro vital de abasto y comercio desde el siglo XVII, cuando se fundó la alhóndiga de la ciudad. Su vocación comercial culminó con la creación del Mercado de La Merced en 1957, obra del arquitecto Enrique del Moral, que consolidó a la zona como uno de los puntos neurálgicos del comercio capitalino.

Tesoros arquitectónicos y sitios de interés

Caminar por las calles de La Merced es adentrarse en un museo urbano. Destacan verdaderas joyas coloniales como el Claustro del ex convento de la Merced, el Colegio de San Pablo, la Capilla de Manzanares y la Casa Talavera, sede del Centro Cultural Casa Talavera, donde también se resguardan vestigios arqueológicos prehispánicos.

En la calle de Manzanares, la casa número 25 sobresale como un verdadero milagro de la arquitectura: se trata de la única vivienda del siglo XVI que aún se conserva en la Ciudad de México, y que sobrevivió incluso a la gran inundación de 1629.

También destacan edificios del siglo XX como la exfábrica de chocolates La Cubana, con una espectacular fachada art déco diseñada por el escultor Rodrigo Arenas Betancourt, y la antigua fábrica de vidrio de Carretones, edificada en tiempos del Porfiriato para elaborar vidrio soplado.

Entre los templos que dieron forma al barrio destacan:

  • Capilla del Señor de la Humildad, fundada por Hernán Cortés.
  • Templo de San Pablo el Viejo, ligado a Pedro de Gante.
  • Templo de San Pablo el Nuevo, una obra tardobarroca del siglo XVIII.
  • Templo de Santo Tomás la Palma e Iglesia de la Soledad, ambas testigos del fervor religioso de la zona.

Celebraciones y vida popular

En La Merced aún se celebran con fervor dos grandes fiestas religiosas:

  • El 6 de agosto, la Fiesta del Señor de la Humildad llena la calle de Manzanares con mariachis, procesiones, misas, comida, juegos mecánicos y danzas tradicionales.
  • El 24 de septiembre, la Fiesta de la Virgen de la Merced concentra las actividades dentro y alrededor del mercado, aunque su celebración ha disminuido en la parte antigua del barrio.

Otra festividad muy arraigada es la romería del Niño Dios, que se celebra en diciembre y enero en la calle Talavera y la Plaza Alonso García Bravo. Ahí se venden vestimentas e imágenes del Niño Jesús, y se ofrece comida tradicional en un ambiente festivo.

Escenario de cine y arte

Gracias a su riqueza visual y su carácter popular, La Merced ha sido escenario de películas como El mil usos, Perro callejero, Santa sangre, El Callejón de los Milagros y El atentado. También ha sido documentada en producciones como La Merced a través de la mirada de sus mujeres y Ciudad Merced, que retratan las problemáticas y resistencias cotidianas del barrio.

Personajes ilustres de La Merced

El barrio ha visto nacer o vivir a grandes figuras del arte, la cultura y el deporte. Algunos de sus habitantes más célebres son:

  • Pedro Linares López, creador de los alebrijes.
  • Chava Flores, cronista musical de la ciudad.
  • Gerardo Murillo “Dr. Atl”, artista, geólogo y pionero del muralismo.
  • Andrés Quintana Roo, insurgente de la independencia.
  • Rufino Tamayo, pintor mexicano de talla internacional.
  • Jacobo Zabludovsky, periodista de renombre.
  • Fuerza Guerrera, leyenda de la lucha libre.
  • Antonio Badú, Mauricio Garcés y Paco Malgesto, figuras del cine y la televisión.

¿Qué visitar en el Barrio de La Merced?

Si visitas el barrio, no te pierdas estos puntos clave:

  • Mercado de La Merced
  • Claustro del ex convento de la Merced
  • Capilla del Señor de la Humildad
  • Templos de San Pablo el Nuevo y Viejo
  • Iglesia de la Soledad
  • Centro Cultural Casa Talavera
  • Plaza Alonso García Bravo
  • Plaza de la Aguilita
  • Casa de Manzanares 25
  • Antigua fábrica de vidrio de Carretones
  • Exfábrica de chocolates La Cubana

Un barrio mágico en constante transformación

Desde 2011, La Merced forma parte del programa Barrios Mágicos de la Ciudad de México, en reconocimiento a su valor patrimonial, cultural y social. Puedes llegar fácilmente en transporte público a través de la estación Merced de la Línea 1 del Metro.

A pesar de los desafíos urbanos que enfrenta, La Merced sigue siendo un símbolo de resistencia, tradición y diversidad. Es un lugar donde conviven la historia prehispánica, el esplendor virreinal y la cultura popular mexicana. Sin duda, uno de los barrios con más alma en toda la ciudad.