¿Te imaginas caminar entre rocas volcánicas, fósiles marinos y minerales que parecen sacados de una película de ciencia ficción? Pues esto es lo que te espera en el Museo de Geología y Paleontología del Instituto Politécnico Nacional (IPN), un tesoro escondido en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, Unidad Ticomán. Con más de 400 piezas en exhibición, este museo es perfecto para curiosxs de todas las edades que quieran descubrir de qué está hecho nuestro planeta.
Desde su creación hace más de 40 años, el museo ha inspirado a estudiantes, profesorxs y visitantes de todo tipo. ¡Y cómo no! Aquí puedes ver desde rocas expulsadas por volcanes hasta fósiles de criaturas prehistóricas, como las impresionantes amonitas, que se usan en carreras como ingeniería petrolera y geología. Entre los tesoros más curiosos se encuentra una bomba volcánica con forma de bolillo, ¡así es, como el pan que acompañas con tu cafecito o que te comes después de un susto!
El museo no solo es un espacio para admirar, sino también para aprender. Ofrece talleres como el de “Creación de Minerales” y “Réplicas de Fósiles“, ideales para sacar tu lado creativo y científico. Además, lxs estudiantes del IPN realizan prácticas de campo y servicio social, aplicando lo que aprenden para resolver problemas reales.
Así que, si te interesa saber cómo se forma una erupción volcánica o de dónde provienen las gemas más preciosas, este museo es una parada obligada. ¡Date una vuelta y explora los misterios de la Tierra en un recorrido que te hará ver el mundo con otros ojos!
Prepara tu Visita Dirección: Av. Ticomán #600, Col. San José Ticomán, Ciudad de México, CDMX Costo por persona: Entrada libre.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
El Museo Andrés Quintana Roo de Mixquic es un tesoro escondido en uno de los barrios más tradicionales de la Ciudad de México. Fundado en 1992, el museo es una joya para quienes aman la historia, ya que cuenta con una colección de 279 objetos arqueológicos, muchos de los cuales fueron donados por la investigadora Socorro Bernal Roque. Aquí encontrarás piezas de las culturas Tolteca y Teotihuacana, destacando un impresionante Chac-mool, una serpiente cilíndrica y un antiguo calendario, que te transportan directamente a la época prehispánica.
El museo no solo es un espacio para la arqueología, también tiene una biblioteca pública y un centro de cómputo con acceso gratuito, lo que lo convierte en un lugar ideal para que toda la comunidad acceda a la cultura y la tecnología. Además, lleva el nombre del célebre político liberal del siglo XIX, Andrés Quintana Roo, esposo de Leona Vicario, quien tuvo un papel clave en la lucha por la independencia de México.
Ubicado en San Andrés Mixquic, uno de los siete pueblos originarios de Tláhuac, el museo es el complemento perfecto para una visita durante el Día de Muertos, cuando el pueblo se transforma en un epicentro de celebración y tradición. Mixquic, con su pasado chinampero y su historia viva, es el destino ideal para quienes quieren descubrir el corazón cultural de la Ciudad de México. ¡No te lo pierdas!
Prepara tu Visita Dirección: Av. Independencia esquina Perú, San Miguel, Ciudad de México, CDMX Costo por persona: Entrada libre. Horario: Martes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs. Página Web:tlahuac.cdmx.gob.mx/museo-andres-quintana-roo
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
El Museo Regional Comunitario Cuitláhuac es una joya cultural escondida en el corazón de Tláhuac. Inaugurado en 2002, este museo lleva el nombre de Cuitláhuac, un importante tlatoani mexica que falleció durante la guerra con los españoles, víctima de la viruela. Su nombre también tiene raíces en el topónimo “Tláhuac”, lo que refuerza la conexión entre el museo y la historia de la región. Si eres amante de la historia o simplemente curioso, este lugar es perfecto para hacer un recorrido por varios siglos de vida en el Valle de México, desde las primeras civilizaciones hasta la época colonial.
El museo alberga una colección fascinante de más de 500 piezas, que incluyen desde hallazgos arqueológicos hasta objetos de la vida cotidiana y fotografías. Estas exhibiciones se dividen en tres secciones principales. En primer lugar, la sección preclásica cuenta con piezas de jade, cerámica y puntas de proyectil provenientes de lugares tan lejanos como Teotihuacán, así como de culturas como la tolteca, chalca, olmeca-xicalanca, chichimeca y mexica. Luego está la sección colonial, donde se pueden apreciar objetos como candelabros y vasijas que muestran cómo era la vida después de la llegada de los españoles. Finalmente, hay una sección dedicada a las costumbres y tradiciones contemporáneas, en la que se exploran las influencias culturales de los siglos pasados en las tradiciones actuales de Tláhuac.
Uno de los grandes tesoros del museo son las cinco vasijas ceremoniales y las figuras de deidades como Tláloc (dios de la lluvia), Xolonen (diosa del maíz) y Tonacacíhuatl (diosa de la abundancia), todas encontradas en excavaciones cercanas a San Pedro Tláhuac. Estos descubrimientos impulsaron más excavaciones en la zona y fueron clave para que la comunidad, en conjunto con investigadorxs y el INAH, trabajara en la preservación de este invaluable patrimonio histórico. Además, el museo no solo celebra el pasado, sino también el esfuerzo actual de la comunidad para mantener viva su historia.
El Museo Regional Comunitario Cuitláhuac es administrado por la propia comunidad, lo que lo convierte en un espacio auténtico y cercano. Si decides visitarlo, también puedes aprovechar para recorrer otros museos cercanos, como el Museo Regional de Tláhuac o el Museo Tomás Medina Villarruel en San Juan Ixtayopan. Para visitar el museo entre semana, es necesario hacer una reservación llamando entre las 15:00 y 19:00 horas, pero los fines de semana las puertas están abiertas para todos y todas. ¡Una excelente opción para explorar la historia de Tláhuac y disfrutar de un día lleno de cultura!
Prepara tu Visita Dirección: Calz.Tláhuac Chalco #63, La Magdalena, Tláhuac, Ciudad de México, CDMX Costo por persona: Entrada libre. Horario: Sábado y domingo de 10:00 a 16:00 hrs. Facebook:facebook.com/museocuitlahuac
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
Si buscas una aventura arqueológica cerca de la Ciudad de México, el Museo de Tepexpan es una joya que no te puedes perder. Este museo, aunque menos conocido que el gigantesco Museo de Antropología, ofrece una experiencia única y tranquila, ideal para las y los curiosos de la prehistoria. Ubicado en la colonia Anáhuac del municipio de Acolman, Estado de México, el museo se levanta donde fue descubierto el famoso “Hombre de Tepexpan“, un hallazgo fascinante que ha mantenido en vilo a los investigadores desde 1947.
Lo que hace al Museo de Tepexpan tan especial es su enfoque en la paleontología y la arqueología, con una colección que incluye restos óseos de animales pleistocénicos y humanos. Las herramientas de piedra y los cráneos precerámicos exhibidos aquí nos transportan a la prehistoria de la Cuenca de México, cuando los primeros habitantes cazaban mamuts y usaban rudimentarias herramientas para sobrevivir. Si eres amante de las historias antiguas, te encantará el fotomural que recrea una emocionante cacería de mamuts.
El “Hombre de Tepexpan“, cuyo esqueleto fue encontrado cerca del Lago de Texcoco, sigue siendo un enigma. Aunque al principio se creyó que tenía unos 10,000 años, estudios más recientes sugieren que los restos tienen entre 4,500 y 7,000 años. Además, en un giro inesperado, algunos expertos ahora piensan que el “Hombre” en realidad podría ser una “Mujer“, aunque este punto sigue en debate. ¿Intrigante, verdad?
Así que, si estás planeando una escapada arqueológica o simplemente quieres aprender más sobre nuestros antepasados prehistóricos, el Museo de Tepexpan es el lugar perfecto. Con la futura apertura del Parque del Lago de Texcoco, es probable que pronto gane la atención que merece, ¡así que aprovecha y visítalo antes de que se convierta en un destino turístico masivo!
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
¡Prepárate para un viaje emocionante a uno de los secretos mejor guardados de la Ciudad de México! El sitio arqueológico Cerro de la Estrella, situado en la cumbre de esta magnífica montaña, es mucho más que un simple sitio arqueológico. Imagina un lugar donde hace siglos se celebraba una ceremonia tan grandiosa y rara que solo ocurría cada 52 años. ¡Eso es lo que hace especial a este lugar!
Conocido antiguamente como Huizachtécatl, el Cerro de la Estrella era el centro de la ceremonia del Fuego Nuevo, un evento crucial para las sociedades mesoamericanas del Posclásico. Los sacerdotes mexicas observaban las estrellas para interpretar señales divinas y asegurarse de que el universo estaba en equilibrio. Las ceremonias se llevaban a cabo en 1351, 1403, 1455 y 1507, y hoy en día aún puedes ver parte de la estructura original donde se realizaban estos ritos sagrados. ¡Imagina cómo era este lugar durante esas noches mágicas!
El sitio cuenta con dos estructuras principales: un imponente templo piramidal y una terraza con una escalera de cuatro metros de diámetro. Estas construcciones, que datan del año 100 d.C., están en la ladera norte del cerro y muestran una fuerte influencia de Teotihuacán. También encontrarás restos de muros de cimentación y más de 200 piedras grabadas con rostros antropomorfos y motivos geométricos, lo que añade un toque enigmático a tu visita. Además, el Cerro de la Estrella estuvo habitado durante más de 2,000 años, ¡y algunos restos humanos datan de hace 9,000 años!
Para completar tu experiencia, visita el Museo del Fuego Nuevo, situado también en la montaña. Inaugurado en 1998, este museo tiene una forma piramidal y alberga una colección impresionante de objetos de la era colonial y antigua. Aquí podrás aprender todo sobre la ceremonia del Fuego Nuevo, la leyenda de los cinco soles y los antiguos calendarios. ¡Una visita obligada para los y las amantes de la historia y la arqueología!
El 6 de noviembre de 1507, se cree que fue la última vez que se realizó la ceremonia del Fuego Nuevo. Los sacerdotes vestidos como divinidades encendían una hoguera gigantesca en la cima del cerro, visible desde lejos, mientras que la comunidad permanecía en la penumbra. Las familias usaban máscaras de maguey para protegerse de los Tzitzimimes, seres míticos, y al amanecer, todos se vestían con ropa nueva para marcar el inicio de una nueva era. ¡Qué increíble es imaginar cómo era todo esto!
Para llegar al Templo del Fuego Nuevo, simplemente toma la Calzada Estrella cerca de la intersección con la Calzada Ermita Iztapalapa y la avenida Javier Rojo Gómez. Las estaciones de metro Iztapalapa y Cerro de la Estrella te acercarán a este fascinante lugar. No te pierdas la oportunidad de explorar el Cerro de la Estrella y sumérgete en la historia y el misterio del Fuego Nuevo. ¡Te esperamos para una aventura inolvidable!
Prepara tu Visita Dirección: Carrretera Escenica al cerro de la estrella Km 2 S/N Ampliacion Veracruzana, Parque Nacional Cerro de la Estrella, Iztapalapa, Ciudad de México, CDMX Costo por persona: Entrada libre. Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs. Facebook:facebook.com/museofuegonuevo/
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
A lo largo de la historia, las mujeres han librado una incansable lucha por el reconocimiento de sus derechos y su lugar en la sociedad. Desde las primeras demandas por la educación y el derecho al voto, hasta las batallas actuales por la igualdad de género y el respeto a los derechos humanos, las mujeres han sido protagonistas de una transformación profunda. Para conmemorar y honrar esta lucha, que sigue vigente hoy en día, Patricia Galeana, investigadora y catedrática de la UNAM, presentó en 1995 la propuesta para crear el Museo de la Mujer.
Para impulsar su propuesta, Patricia Galeana tocó un sinfín de puertas y, a pesar de que muchas instituciones le cerraron las puertas, al fin encontró apoyo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la II Legislatura de la Asamblea Legislativa del DF y la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue así que, entre las instituciones empezaron a buscar un recinto que pudiera albergar el Museo de la Mujer hasta que llegaron a la Casa de Leona Vicario; sin embargo, como el inmueble pertenecía a un plan de rescate de sitios históricos no pudieron usarlo. Y, tras la desilusión, la UNAM decidió donar la Imprenta Universitaria.
¿Imprenta Universitaria? Como dato cultural, debes saber que, en 1937, durante e rectorado de Luis Chico Goerne, la UNAM decidió fundar la Imprenta Universitaria en la calle de Bolívar, en pleno barrio universitario. La idea de la imprenta era que la misma institución pudiera ofrecer textos asequibles y de calidad a su propia comunidad universitaria; objetivo que cumplió cabalmente durante varios años, siendo la primera editorial que publicó obras como Historia del pensamiento filosófico, de José Vasconcelos; La universidad y la inquietud de nuestro tiempo, de Luis Chico, y Tratado elemental de biología, de Isaac Ochoterena. Además, en este lugar se publicaron los primeros números de la Gaceta, la revista de la Universidad. Pero volvamos al museo…
Al entrar al Museo de la Mujer, te embarcas en un recorrido fascinante que abarca siglos de historia, luchas y logros de las mujeres en México. La primera parada es la Sala de la Equidad, donde el museo presenta su misión principal: promover los derechos humanos de las mujeres y visibilizar los desafíos, como la violencia de género, que aún enfrentan muchas hoy en día. Esta sala marca el tono de lo que será un viaje revelador y reflexivo.
Luego, nos adentramos en la Sala de la Cosmovisión Dual del México Antiguo, donde se explora cómo las culturas originarias entendían el mundo en términos de equilibrio entre lo masculino y lo femenino. Aunque las mujeres en estas sociedades tenían menos derechos que los hombres, la idea de igualdad cósmica entre diosas y dioses ofrece una perspectiva única de cómo se veía la vida en Mesoamérica. El recorrido sigue hacia la Sala del Marianismo Novohispano, que nos muestra cómo, durante la época colonial, las mujeres vivían bajo la influencia de la religión y los valores que las encasillaban en roles tradicionales, con la Virgen María como el ejemplo perfecto de lo que se esperaba de ellas.
Pero no todo fue sumisión: en la Sala de las Mujeres Insurgentes, descubrimos a las valientes mujeres que jugaron un papel crucial en la lucha por la independencia de México. Desde espiar y llevar mensajes hasta tomar las armas, estas heroínas desafiaron las expectativas de su época. Y así, el museo sigue avanzando, mostrando cómo la educación y la política se convirtieron en herramientas clave para la libertad y empoderamiento de las mujeres en las siguientes décadas.
Por si fuera poco, el Museo de la Mujer también organiza talleres, conferencias y actividades que invitan a la reflexión y al diálogo. Si tienes oportunidad, no te pierdas su programación, siempre hay algo interesante por descubrir.
El Museo de la Mujer es un lugar donde la historia y el presente se unen para rendir homenaje a todas aquellas mujeres que han sido parte de la transformación de nuestra sociedad. Un punto que no solo recuerda la lucha de la mujer, sino que te lleva a reflexionar sobre el papel de la mujer en la historia y la política actual. ¿Te animas a visitarlo?
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
La Ciudad de México es mucho más que un conjunto de edificios grises rodeados del humo de carros atorados en el tráfico y la contaminación de las zonas industriales; es mucho más que el caos que se da en plena hora pico, cuando todos y todas las chilangas buscan llegar de su trabajo a casa. La CDMX es una ciudad diversa y de contrastes, una ciudad en la que podrás encontrar caos junto a un lugar pacífico donde sentarte a meditar o descansar, donde podrás encontrar enormes rascacielos junto a espacios verdes llenos de naturaleza. Y una muestra de esto es el Bosque de Chapultepec, y especialmente el Jardín Botánico.
¿Sabías que existe un Jardín Botánico en Chapultepec? Desde tiempos de Nezahualcóyotl, el Bosque de Chapultepec ya tenía un Jardín Botánico, donde se acumulaban colecciones de plantas exóticas traídas de todo el país. ¡Imagina la maravilla de ver esas plantas en su esplendor hace siglos! Y, aunque el Jardín de Nezahualcóyotl quedó en el olvido tras la caída de Tenochtitlán, en 2006 Chapultepec fue testigo del resurgimiento de este jardín gracias a los esfuerzos del gobierno capitalino.
Hoy en día, la primera sección del Bosque de Chapultepec cuenta con un Jardín Botánico de 5.3 hectáreas y 18 jardines temáticos con todo tipo de plantas: polinizadoras, comestibles, cactáceas, suculentas, dalias, agaves, arboretos y de humedal, entre otras. Y, por si fuera poco, también cuenta con un bello invernadero estilo art decó, adornado con azulejos y vitrales, en el que podrás encontrarte con una gran colección de orquídeas raras y/o en peligro de extinción, así como varias plantas ornamentales, entre las que destacan las monsteras gigantes.
Además de encontrarte con un sinfín de plantas de todo tipo, al caminar por los pasillos y senderos del Jardín Botánico de Chapultepec, podrás encontrarte con varias fichas informativas en las que podrás aprender sobre cada una de las especies que viven en el lugar, así como algunas instalaciones y unas cuantas esculturas que conviven de forma orgánica con el entorno, creando una vista relajante y bella.
Así que, si quieres olvidarte del caos y el gris de la Ciudad de México y dedicarte unos minutos para poder disfrutar de la naturaleza, relajarte y/o meditar un momento, vale mucho la pena que te des una vuelta por el Jardín Botánico de Chapultepec y te sumerjas en sus jardines llenos de arte y naturaleza. Sin duda, un lugar ideal para relajarse y disfrutar de los contrastes que ofrece la bella CDMX.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
Imagínate un museo de arte al aire libre. Caminar por senderos rodeados de árboles y encontrarte con obras de artistas mexicanos y de todo el mundo. Un lugar donde la naturaleza y el arte se encuentran para ofrecerte una experiencia única, llena de colores, formas y reflexiones. Si esta idea te entusiasma, ¡tienes que visitar el Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno (MAM)!
Ubicado en el espectacular Bosque de Chapultepec, este espacio público es mucho más que un simple jardín; es un recorrido por la escultura de los y las artistas más destacadxs del siglo XX y XXI en México. Aquí, podrás admirar piezas de artistas como Geles Cabrera, Ángela Gurría, Mathias Goeritz, Vicente Rojo, Jesús Mayagoitia, Kiyoto Ota, Hersúa, Juan Soriano, Hebert Hoffman Ysenbourg, María Elena Delgado, Manuel Félguerez, Lorraine Pinto, Ana Pellicer, Oliver Seguin, Juan José Díaz Infante, Pistoletto y Laureana Toledo, entre muchos otros.
El Jardín Escultórico del MAM tiene una historia fascinante. Aunque la idea de crear un jardín estuvo presente desde la planificación del museo, no fue hasta los años ochenta, bajo la dirección de Helen Escobedo, que se concretó el proyecto. Helen invitó al paisajista Juan Siles a diseñar el jardín, y así comenzó su transformación en uno de los espacios más importantes para el arte al aire libre en Latinoamérica.
Cada rincón del Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno es una invitación a descubrir nuevas dimensiones del arte y la naturaleza. ¡No esperes más! Date una vuellta or el Museo de Arte Moderno y sumérgete en un mundo en el que se mezcla el arte escultórico y la naturaleza de una forma única.. ¡Déjate sorprender por el Jardín Escultórico del MAM!
Prepara tu Visita Dirección: Av. Paseo de la Reforma s/n, Bosque de Chapultepec I Secc, Miguel Hidalgo, Ciudad de México, CDMX Costo por persona: $90 pesos. Domingos entrada libre. Horario: Martes a domingo de 10:15 a 17:30 hrs. Página Web:mam.inba.gob.mx Instagram: instagram.com/ccutlatelolco Twitter:x.com/museoAmodernoMX Facebook:facebook.com/MuseodeArteModernoMX TikTok:tiktok.com/@museo.arte.moderno.mx
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
Los Betlemitas no eran una banda de rock que se fusiló las canciones de la famosa agrupación inglesa; no, los Betlemitas fueron una orden religiosa (Orden de los Hermanos Betlemitas o Bethlemitas) fundada en 1653 en Guatemala (por el misionero español Pedro de San José Betancur) con la finalidad de servir a los pobres, especialmente en la educación y en la salud. Pocos años después de su fundación, para 1673, los Betlemitas, única orden religiosa fundada en América, llegaron a la Ciudad de México. A su llegada, las autoridades religiosas les donaron un enorme edificio que terminaría convirtiéndose en un primer convento; y, con el paso del tiempo, se hicieron de otros edificios que se convertirían en un nuevo convento, una iglesia, un hospital y una escuela de primeras letras.
Para 1820, la iglesia suprimió a la orden de los Betlemitas, y los inmuebles que les pertenecían pasaron a ser principalmente de las religiosas indígenas de la Nueva Enseñanza. Y, para 1861, el gobierno de Benito Juárez promulgó las leyes de Reforma, obligando a las monjas a desocupar las instalaciones, mismas que fueron saqueadas poco tiempo después. Durante el porfiriato, el presidente decidió dividir los lotes que pertenecían a los Betlemitas y venderlos a particulares. Fue así que el periodista Filomeno Mata pudo comprar el terreno que pertenecía a la Iglesia de los Betlemitas y, en su atrio, construyó un edificio de varios pisos donde fundó Diario del Hogar, un periódico antirreeleccionista que alzó la voz contra Porfirio Díaz; y en el que, tras la Revolución, se publicó, con autorización del presidente Madero, el Plan de Ayala, manifestó de Zapata en el que desconoce a Madero como presidente.
En 1911, Filomeno Mata cierra su imprenta y el edificio pasa a la nación, convirtiéndose, en 1925, en la Biblioteca de Ciencias Sociales de la SEP; sin embargo, no pasó mucho tiempo para que el inmueble se convirtiera en una bodega abandonada. No fue hasta 1964, que la iglesia fue cedida al Heroico Colegio Militar para crear el Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos (Bethlemitas), aunque tardaron más de 25 años en terminarlo, inaugurándolo en 1991.
El Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos busca compartir la historia e importancia del Ejército en nuestro país, mostrando un importante acervo histórico con el que nos van contando el papel de los ejércitos en el México Prehispánico y durante la conquista, la colonia y la Independencia; también habla sobre las intervenciones extranjeras en México, la Guerra de Reforma y la Batalla del 2 de abril de 1867 (cuando Porfirio Díaz acaba con los imperialistas a favor de Benito Juárez). También muestra el papel del Ejército durante el Porfiriato y la Revolución Mexicana, y retoma la importancia de la Industria y la Heráldica Militar. Todo, a través de un acervo histórico que incluye documentos, ilustraciones, armas blancas y de fuego, uniformes y todo tipo de réplicas relativas al ejército.
Aunque es un museo sencillo, visitar el Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos es una oportunidad para conocer un poco más sobre la institución encargada de mantener defender a nuestro país ante extraños enemigos y desastres naturales; y también es una oportunidad para conocer por dentro una de las iglesias más importantes del México Colonial. Así que, ya sea porque morbo o interés, siempre valdrá la pena darse una vuelta por el Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y disfrutar de una tarde llena de historia e historias.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
Nunca podré olvidar la primera vez que me topé con el Museo de Cera de La Villa, o Museo de Figuras de Cera “Dilea Castillo Viuda de Neira”. Era un doce de diciembre y había decidido darme una vuelta por la Basílica para ver los festejos a la Virgen. Llegué poco después del mediodía y, por suerte, ya no había tanta gente, así que pude disfrutar de los bailes de las y los matachines representando a todos los estados del país. Al salir de La Villa crucé Calzada de los Misterios y, mientras caminaba hacia Montevideo me encontré con un teporochito muy sucio, bebiendo justo junto a un recibidor. Al dar un segundo vistazo a lo que había visto, descubrí que había llegado al Museo de Cera de La Villa. En aquél entonces, la entrada costaba $8 pesos, así que no dudé y entré a conocerlo.
Al cruzar la cortina roja que oculta la exposición me encontré con pasillo obscuro y tenebroso con unas cinco vitrinas al lado izquierdo. En la primera vitrina había una figura de cera de Pedro Infante caracterizado como Tizoc, en la siguiente me encontré con Cantinflas y, mientras avanzaba, me iba encontrando con más y más personajes. Al final del pasillo subí por unas escaleras que conducían a otro pasillo; pero al final de este, se encontraba una enorme figura de cera de la Virgen de Guadalupe, justo frente a otra de el Papá Juan Pablo II. ¡Un museo perfecto para los y las peregrinas que pasaban por ahí! Aunque la experiencia fue extraña, la verdad es que he vuelto varias veces más a lo largo de los años, porque se me hace una iniciativa muy interesante con la que se pude acercar la cultura a la gente, y porque poco a poco van cambiando las figuras que se exhiben en él.
Más allá de mi experiencia en el museo, debes saber que, el Museo de Figuras de Cera “Dilea Castillo Viuda de Neira” es el museo de cera más antiguo de México, y probablemente de Latinoamérica. Y es que, este lugar surgió hace un siglo (aproximadamente) cuando lxs escultorxs Dilea Castillo García (viuda de Neira) y José Neira Obcejo descubrieron el placer de esculpir con cera de abeja. Este placer les llevó a crear varias figuras de cera en tamaño real, de diferentes personajes de su época.
Y, para 1933 la pareja decidió rentar un local en la calle de Argentina, en el Centro Histórico, y abrir una pequeña exposición donde la gente pudiera observar su trabajo. Casi veinte años después, en 1949, decidieron llevar esta exposición a un museo más en forma que colocaron justo frente a La Villa, con la idea de que todas y todos los mexicanos pudieran apreciar su trabajo. Y, desde ese año, el primer museo de cera del país, el Museo de Figuras de Cera de La Villa a maravillado a generaciones y generaciones.
En los cuatro pasillos que conforman el Museo de Figuras de Cera de La Villa podrás encontrarte con veintidós figuras esculpidas a mano únicamente con cera natural, lo que le da una textura y realismo único. Además, en cada una de las vitrinas encontrarás personajes de la historia de México como Francisco I. Madero, Benito Juárez, Pancho Villa, Emiliano Zapata y Margarita Maza, entre otros; así como otros personajes salidos de la cultura popular de mediados del siglo pasado como Cantinflas, Pedro Infante, Agustín Lara e, incluso, el Chavo del Ocho (una de las adiciones más recientes a su colección). Además, encontrarás algunos personajes de importancia religiosa como Juan Pablo II, Benedicto XVI y la Virgen de Guadalupe.
Al recorrer los pasillos del Museo de Figuras de Cera de La Villa podrás viajar en el tiempo al México del siglo pasado, un México más sencillo que estaba construyéndose tras la independencia y la revolución; es una oportunidad para sumergirte en la historia de nuestro país de una forma surrealista y sencilla. Y lo mejor de todo, es que tendrás una experiencia diferente por unos cuantos pesos. Así que, si fuiste a La Villa o andas en la zona y buscas una experiencia diferente para pasear, puedes darte una vuelta por el Museo de Figuras de Cera de La Villa y conocer el trabajo que ha realizado la familia Neira desde hace casi cien años.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.