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Convento de la Encarnación y Museo de Sitio de la SEP, un viaje al pasado en el Centro Histórico

Si paseas por el Centro Histórico de la Ciudad de México, seguramente te toparás con un lugar lleno de historia y arte: el Convento de la Encarnación, hoy convertido en la sede de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Este majestuoso recinto fue fundado en 1594 por las monjas concepcionistas, gracias a la licencia otorgada por el arzobispo Alonso Fernández de Bonilla. Su construcción, a cargo del jesuita Luis Benítez, dio origen a un complejo que incluía viviendas, capillas, huertas y un gran claustro, cuya edificación concluyó en 1648.

El Convento de la Encarnación no solo destacaba por su belleza arquitectónica, sino también por su riqueza. Se dice que más de 300 mujeres vivieron aquí tras pagar una dote para ser admitidas. Las monjas eran dueñas de unas 85 propiedades repartidas por toda la ciudad, incluyendo posadas, casas particulares, granjas y propiedades comerciales. Madame Calderón de la Barca, esposa del primer embajador español en México, describió el convento como “mejor que cualquier otro de Francia”, destacando sus amplios patios, jardines y la frescura del clima capitalino.

El esplendor del convento se vio afectado con la llegada de las Leyes de Reforma de 1857, cuando los bienes eclesiásticos comenzaron a ser nacionalizados. Poco a poco, las monjas vendieron sus propiedades y en 1867 el convento desapareció definitivamente. El edificio pasó entonces por diversas manos: fue cuartel de la Guardia Nacional, sede de la Lotería Nacional, Escuela de Artes y Oficios y Escuela Normal para Damas. Finalmente, en 1921, el conjunto fue reacondicionado para convertirse en la sede de la SEP.

Si decides explorar este histórico recinto, no puedes perderte el Museo de la Secretaría de Educación Pública, inaugurado en 1994. El museo resguarda objetos descubiertos durante las renovaciones realizadas entre 1989 y 1991, divididos en tres áreas:

  • Área Antigua: Con piezas prehispánicas, incluyendo un fragmento de cuauhxicalli dedicado a Tlaltecuhtli, conocido como El Monstruo Sagrado de la Tierra.
  • Área Colonial: Exhibe objetos utilizados por las monjas, como vajillas de porcelana de la Dinastía Ming, platos, copas, cucharas y hasta esqueletos vestidos con coronas y ramos de flores.
  • Área Moderna: Muestra la transformación del edificio con una valiosa colección fotográfica y un modelo a escala del complejo para apreciar su magnitud.

Y como si esto fuera poco, las paredes del museo están adornadas con murales espectaculares de Diego Rivera, destacando “La entrada a la mina”, que puedes admirar justo al ingresar.

La iglesia del convento es una joya arquitectónica con una nave principal, dos puertas laterales y un sotocoro cerrado donde las monjas escuchaban misa. Está construida en tezontle, con portadas neoclásicas de chiluca y basamentos de basalto. Su cúpula octagonal luce la inscripción “Líbranos Señor de todo mal”, mientras que su campanario de estilo morisco está decorado con colorida talavera, similar al de Santa Catalina de Puebla.

El convento se encuentra sobre la Calle Luis González Obregón, nombrada así en 1923 en honor al célebre historiador y cronista que vivió justo frente a la iglesia. Esta calle, que antes era conocida como Calle de la Encarnación, es parte del corazón histórico de la ciudad, a pocos pasos de importantes monumentos y sitios de interés.

El Convento de la Encarnación no es solo un edificio antiguo, es un viaje en el tiempo que te permite descubrir la riqueza cultural, religiosa y arquitectónica de la Ciudad de México. ¡No dejes pasar la oportunidad de explorar este fascinante lugar donde la historia sigue viva!

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Dirección:
 República de Argentina 28, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada libre
Horario: Lunes a viernes de 9:00 a 17:00 hrs., sábados y domingos de 10:00 a 15:00 hrs. lunes de 10:00 a 18:00 hrs.

Archivo Histórico de Azcapotzalco, un Tesoro Cultural por Descubrir

Si quieres sumergirte en la historia de Azcapotzalco, no puedes dejar de visitar el Archivo Histórico de Azcapotzalco. Este lugar, que alguna vez fue una casa de bombas construida en 1943 para regar los jardines del centro histórico de Azcapotzalco, hoy alberga más de 10,000 textos e imágenes digitalizados que te transportarán a distintos momentos clave del pasado. ¡Pero eso no es todo! También cuenta con una pequeña colección de artefactos arqueológicos que te acercan a la herencia ancestral de la región.

Uno de los mayores atractivos del archivo es el mural “Origen y Trascendencia del Pueblo Tepaneca”, una obra impactante creada por el artista Antonio Padilla Pérez en 2004. Este mural relata visualmente la rica historia de los Tepanecas, antiguos pobladores de Azcapotzalco, y su legado en la zona.

Entre los elementos más destacados de la colección, encontrarás:

  • Planos de las calles durante el Porfiriato: Un vistazo a cómo era la traza urbana en esa época.
  • Pinturas antiguas sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe: Obras que reflejan la devoción y la historia religiosa del pueblo mexicano.

El archivo está ubicado en un lugar privilegiado, dentro de lo que fue la sección administrativa de Pemex, en los terrenos de la antigua Refinería de Azcapotzalco. Hoy, el Parque Bicentenario rodea gran parte del archivo, convirtiéndolo en un espacio donde la historia y la naturaleza conviven en perfecta armonía. ¿Lo mejor? Después de explorar los archivos, puedes dar un paseo por el Orquideario del parque o aventurarte hacia el Centro de Azcapotzalco, donde te espera la majestuosa Capilla de San Salvador Nextengo, a tan solo unas cuadras al norte.

El Archivo Histórico de Azcapotzalco está a solo unos minutos a pie de la estación del Metro Refinería, lo que hace que planear una visita sea pan comido.

Si eres un apasionado de la historia, el arte y la cultura, el Archivo Histórico de Azcapotzalco te ofrece una experiencia única donde el pasado cobra vida. Ya sea que te fascinen los documentos históricos, los murales vibrantes o simplemente quieras disfrutar de un día lleno de conocimiento y naturaleza, este lugar tiene algo para ti.

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Dirección:
 Jardín Miguel Hidalgo, Centro de Azcapotzalco, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada libre
Horario: Lunes a domingo de 9:00 a 17:00 hrs.

Mercado Del Carmen, un rincón de gastronomía y diseño en San Ángel

Una de las mejores actividades para un fin de semana es pasear por San Ángel, un barrio lleno de historia, arte y tradición. Puedes comenzar tu recorrido en el Parque de la Bombilla, donde la naturaleza y las fuentes acompañan el descanso eterno de Álvaro Obregón, para luego subir por el empedrado de la Avenida de la Paz. No olvides visitar las enigmáticas momias del Museo del Carmen, ubicado en el antiguo convento de los carmelitas, y después, perderte entre los mercados y bazares de arte y artesanías que inundan la Plaza de San Jacinto y la Plaza del Carmen.

Entre todos los rincones que ofrece esta zona, uno de mis favoritos es, sin duda, el Mercado del Carmen, un espacio que combina una propuesta única de gastronomía y diseño, donde seguramente encontrarás algo que te enamore. Este mercado está ubicado en una antigua casona del siglo XVII, conocida como La Casa Azul de San Ángel o Casa Payró, que fue rehabilitada para albergar diversos locales y puestos. Aquí puedes descubrir desde anteojos y calcetines originales hasta joyería, perfumes, correas para perros, velas aromáticas y muchas otras creaciones de diseñadorxs mexicanos.

Pero eso no es todo. Al fondo del Mercado del Carmen te espera una zona dedicada a la gastronomía que es simplemente imperdible. Desde el momento en que te adentras, te recibe una mezcalería y un bar, donde puedes disfrutar de un buen mezcal, una refrescante chela artesanal o un cóctel perfecto para refrescarte o acompañar tu comida. Más adelante, te encontrarás con un área llena de mesas de madera tipo picnic, ideales para compartir con amigxs o conocer gente nueva, rodeadas por una variedad de locales que ofrecen opciones para todos los gustos.

¿Antojo de algo delicioso? Aquí tienes opciones para elegir: cortes de carne sonorenses, machetes rellenos de diferentes guisados, comida árabe, ensaladas frescas, pokes hawaianos, emparedados de croissants (sí, sándwiches de cruasanes), focaccias italianas y, por supuesto, tacos que nunca pueden faltar.

Para cerrar con broche de oro, date una vuelta por Moira’s Bakehouse, un pequeño local ubicado en la parte principal del mercado, donde encontrarás una exquisita variedad de postres, galletas y pasteles individuales que son una verdadera delicia. Y si prefieres algo para acompañar tu momento dulce, también puedes disfrutar de un buen café de especialidad en Díaz de Café.

El Mercado del Carmen es el lugar ideal para culminar cualquier paseo por San Ángel o el sur de la Ciudad de México. No solo es una oportunidad para explorar nuevas propuestas de diseño, arte y artesanías, sino también para deleitarte con una variada oferta gastronómica que hará de tu visita una experiencia inolvidable. Así que, la próxima vez que busques un plan diferente para el fin de semana, ¡no dudes en darte una vuelta por este rincón lleno de sabor y creatividad!

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Dirección:
 Calle de la Amargura #5, San Ángel, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a miércoles de 12:00 a 22:00 hrs., jueves a sábado de 12:00 a 23:30 hrs., domingos de 12:00 a 19:00 hrs.
Página Web: mercadodelcarmen.net
Instagram: instagram.com/mercadodelcarmen
Facebook: facebook.com/mercado.delcarmen

Calle de la Amargura, un viaje por la Historia y Leyendas en San Ángel

Pasear por la Calle de la Amargura es mucho más que recorrer una vía empedrada en el corazón de San Ángel. Es transitar por siglos de historia que combinan la mística prehispánica, la espiritualidad colonial y el esplendor novohispano. Aunque su nombre evoque melancolía, este rincón de la Ciudad de México ofrece una experiencia llena de matices donde cada paso despierta recuerdos, aromas y reflexiones.

Tenanitla: Antes de San Ángel

Mucho antes de que la calle llevara su peculiar nombre, este lugar era conocido como Tenanitla, que en náhuatl significa junto a la muralla de piedra. La referencia es clara: la zona estaba rodeada por una barrera natural formada por la lava solidificada de la erupción del volcán Xitle. Esta piedra volcánica no solo delineó la geografía del lugar, sino que también jugó un papel fundamental en la historia mexica. Se dice que Moctezuma II, en su deseo de engrandecer el templo de Huitzilopochtli, envió comitivas a buscar una piedra digna para los sacrificios rituales. Después de una larga búsqueda, fue en Tenanitla donde hallaron un monolito de las dimensiones requeridas, mismo que fue labrado y trasladado ceremoniosamente a Tenochtitlan.

La Llegada de los Frailes y el Nacimiento de San Ángel

Con la llegada de los españoles, la espiritualidad prehispánica dio paso a la labor evangelizadora. Los primeros frailes franciscanos y luego los dominicos encontraron en este fértil rincón un lugar perfecto para establecerse. Atraídos por el río Atlitic, más tarde llamado río Magdalena, y rodeados de árboles frutales que les proveían alimento, los frailes se asentaron en Tenanitla y comenzaron su misión evangelizadora.

Fue en 1615 cuando los carmelitas construyeron el Colegio de San Ángelo Mártir, en honor a un santo palestino convertido al cristianismo que dedicó su vida a la predicación y murió martirizado. De este colegio surgirían futuros sacerdotes y confesores, y es precisamente de ahí que San Ángel toma su nombre. Con el tiempo, la modesta vida espiritual de los carmelitas dio paso a la ostentación novohispana, donde las élites comenzaron a establecerse en la zona, dejando atrás el espíritu de austeridad.

Por Qué la Llamaron “Calle de la Amargura”

El nombre de la Calle de la Amargura tiene su origen en la tradición religiosa que aún perdura en San Ángel. Desde tiempos virreinales, la Procesión del Silencio, celebrada la noche del Viernes Santo, partía del templo de El Carmen hacia la Plaza San Jacinto. Este trayecto, marcado por el duelo y la aflicción en honor a la Virgen de Dolores, hizo que la vía principal de la procesión fuera bautizada como “Calle de la Amargura”. A su lado, el angosto pasaje conocido como Santísimo refuerza esta conexión espiritual, pues ambos caminos acompañaban el recorrido luctuoso de la Virgen.

Curiosamente, el nombre también tiene ecos europeos, ya que en Madrid, España, existe una calle del mismo nombre vinculada a la misma tradición religiosa. Tras la conquista, este nombre resonó en varias ciudades de América Latina, desde Colombia hasta Costa Rica, perpetuando su simbolismo de dolor y reflexión.

Historias Guardadas Entre Sus Muros

La Calle de la Amargura es mucho más que un simple recorrido religioso. A medida que avanzas por su empedrado, es imposible no admirar las casonas que resguardan siglos de historia. En la esquina de Amargura y Benito Juárez, por ejemplo, se encuentra la Casa del Obispo de Madrid, que primero fue hogar del maestro boticario Antonio Fernández en 1707 y posteriormente del obispo Joaquín Fernández de Madrid y Canal. Esta casona, hoy convertida en la Galería de Arte Popular Mexicano, también albergó a figuras ilustres como Antonio López de Santa Anna, el poeta José Zorrilla y el historiador José María Agreda y Sánchez.

Más adelante, cerca de la Avenida Revolución, se erige la Casa del Mayorazgo de Fagoaga, propiedad del platero Francisco Fagoaga, quien trabajaba en la Casa de Moneda. Esta casona también fue hogar del virrey Alonso Núñez de Haro y Peralta, un testimonio del lujo y la prosperidad que caracterizó a San Ángel en tiempos virreinales.

La Amargura, Entre Elitismo y Cultura

Con el paso del tiempo, San Ángel dejó atrás su carácter austero para convertirse en un enclave de poder y opulencia. Las casonas, los conventos y las huertas que alguna vez pertenecieron a los carmelitas pasaron a manos privadas tras la Reforma, lo que cambió el paisaje del lugar. Hoy, esta calle alberga instituciones culturales como el Centro Cultural Isidro Fabela, también conocido como Museo Casa del Risco, cuya entrada principal se encuentra en la Plaza San Jacinto, pero cuya parte posterior da a la Calle de la Amargura.

Un Paseo Entre Arte y Tradición

Hoy, caminar por la Calle de la Amargura no es motivo de tristeza, sino una oportunidad para descubrir el esplendor de San Ángel. Los fines de semana, el Jardín del Arte transforma la Plaza del Carmen en una galería al aire libre donde artistas dan vida a sus lienzos. Es aquí donde la historia y el arte conviven, invitando a las y los paseantes a reflexionar sobre la mezcla de dulzura y amargura que define la vida misma. También podrás encontrarte con el Mercado del Carmen, que es un espacio donde se juntan diferentes propuestas de diseño y gastronómicas para todos los gustos; así como varios restaurantes y tiendas que vale la pena conocer.

Así que la próxima vez que alguien te diga que te traerá “por la Calle de la Amargura”, tómatelo como una invitación a recorrer un rincón lleno de historia, cultura y belleza, donde cada paso te lleva a descubrir un nuevo secreto del pasado y a contemplar el legado que aún perdura entre sus empedradas calles.

Metro Bellas Artes, arte, historia y cultura en el corazón de la CDMX

La estación Bellas Artes es una de las más emblemáticas del Metro de la Ciudad de México, no solo por ser el punto de correspondencia entre las Líneas 2 y 8, sino también por su cercanía con el icónico Palacio de Bellas Artes, de donde toma su nombre. Ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc, en pleno centro de la ciudad, esta estación es un punto clave tanto para turistas como para residentes, ya que conecta importantes zonas culturales y comerciales. El logotipo de la estación representa una imagen estilizada del Palacio de Bellas Artes, uno de los recintos culturales más importantes de México.

Una de las características más distintivas del Metro Bellas Artes es su famosa entrada tipo Guimard, ubicada al costado del Palacio de Bellas Artes. Esta estructura de estilo art nouveau fue un regalo del Metro de París en 1998, con motivo del 30 aniversario de cooperación entre los sistemas de metro de ambas ciudades. A cambio, México donó el fresco “El pensamiento y el alma huicholes” del artista Santos de la Torre, que ahora se exhibe en la estación Palais Royal-Musée du Louvre del Metro de París. Esta entrada parisina no solo es un ícono visual de la estación, sino también un símbolo del intercambio cultural entre ambos países.

El Metro Bellas Artes también destaca por su riqueza artística. En la Línea 8, los andenes exhiben los murales “Visión de un artista mexicano sobre Francia” de Rodolfo Morales y “Visión de un artista francés sobre México” de Jean Paul Chambas, reflejando el diálogo artístico entre ambos países. Además, en la Línea 2, se encuentran las reproducciones de los murales de Bonampak realizadas por Rina Lazo. Estas piezas, ubicadas en el vestíbulo sur-poniente y en el pasillo de acceso desde la entrada Guimard, cubren casi 30 metros cuadrados y muestran la riqueza del arte maya prehispánico.

El Metro Bellas Artes es uno de los puntos más visitados por turistas nacionales e internacionales. En 2014, registró una afluencia promedio diaria de 24,808 personas en la Línea 2 y 19,324 personas en la Línea 8. Actualmente, la estación es transitada por más de 50,000 personas diarias, lo que la convierte en un nodo esencial para la movilidad de la ciudad.

Justo al salir del Metro Bellas Artes, las y los visitantes pueden disfrutar de la Alameda Central, uno de los parques más importantes y antiguos de la Ciudad de México. Este espacio, ubicado al oriente de la estación, es un punto de encuentro para quienes buscan un respiro de la bulliciosa vida citadina, rodeadxs de historia y belleza natural.

Metro Normal, historia y legado educativo en la Ciudad de México

La estación Normal forma parte de la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México y está ubicada al poniente de la capital, en la alcaldía Miguel Hidalgo. Su nombre y logotipo hacen referencia a la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, también conocida como la Escuela Normal de Maestros, institución clave en la formación de docentes en México. El ícono de la estación representa la torre principal del edificio original de esta escuela, cuya estructura fue demolida tras el devastador sismo de 1957. Aunque la torre ya no existe, el vestíbulo del edificio original aún sobrevive y hoy funciona como sala de exposiciones.

La historia de la Escuela Normal se remonta a 1890, cuando la Escuela Secundaria para Señoritas fue transformada en una escuela para la formación de maestras. En 1917, la Dirección General de Educación Pública y de Bellas Artes asumió la administración de las normales de hombres y mujeres. Posteriormente, bajo la gestión de José Vasconcelos como rector de la Universidad Nacional, se construyeron los edificios para la Normal de Varones y la Normal de Señoritas, ambos ubicados sobre la Calzada México-Tacuba, zona donde actualmente se encuentra la estación Normal.

En 1920, un decreto presidencial transfirió la administración de las normales a la Universidad de México, y más tarde pasaron a depender de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Este cambio permitió centralizar la educación popular del país en la Escuela Normal, consolidándola como un pilar fundamental para la formación de docentes en todo México.

Los muros de la estación Normal también guardan memoria de un episodio doloroso en la historia del país: la Matanza del Jueves de Corpus, ocurrida el 10 de junio de 1971. En las inmediaciones de esta estación, decenas de estudiantes fueron reprimidos violentamente durante una manifestación pacífica. Para no olvidar este trágico suceso, la estación alberga testimonios escritos e imágenes que mantienen viva la memoria colectiva.

En 2024, la estación Normal registró una afluencia anual de 10,640,982 pasajeros, lo que la posicionó como la 4ª estación más utilizada de la Línea 2 y una de las más concurridas de toda la red del Metro. Su ubicación estratégica y su conexión histórica la convierten en un punto clave para quienes transitan por la zona.

Metro San Cosme, historia, tradición y arquitectura colonial en la CDMX

La estación San Cosme forma parte de la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México y está ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc, en una de las zonas más históricas de la capital. Su nombre proviene de la Avenida Ribera de San Cosme, que forma parte de lo que en tiempos prehispánicos fue la Calzada Tacuba, una de las calzadas originales que conectaban a Tenochtitlan con el mundo exterior. Esta avenida recibió su nombre debido a los asentamientos que se desarrollaron en la ribera del antiguo lago de Texcoco, donde floreció el Pueblo de San Cosme.

El logotipo de la estación San Cosme representa uno de los balcones de la Casa de los Mascarones, un majestuoso edificio colonial ubicado a escasos metros de la entrada del metro. Esta antigua residencia fue construida entre los siglos XVIII y XIX y debe su nombre a las imponentes mascarones (caras talladas en piedra) que adornan su fachada. La Casa de los Mascarones es uno de los emblemas arquitectónicos de la zona y un testimonio vivo de la época colonial en México.

La Calzada de San Cosme, donde se encuentra la estación, alguna vez estuvo bañada por las aguas del lago de Texcoco. Las casas construidas en esta zona eran consideradas propiedades de ribera, lo que dio origen al nombre Ribera de San Cosme. Con el paso del tiempo, esta calzada se transformó en una importante vía de comunicación que conectaba Tlaxpana con Buenavista, marcando los límites del antiguo barrio popular de San Cosme.

A finales del siglo XIX, San Cosme se consolidó como un barrio de clase trabajadora, con una identidad propia y un fuerte arraigo cultural. Entre sus puntos de referencia destacaban una ermita, una fuente y un panteón que, hasta la fecha, sigue en pie como vestigio del pasado.

Aunque San Cosme es una de las estaciones más emblemáticas de la Línea 2, su afluencia ha variado a lo largo de los años. En 2014, registró un promedio anual de 25,689 personas, lo que la convierte en una estación de tránsito constante, especialmente para quienes habitan y trabajan en esta tradicional zona de la Ciudad de México.

Metro Revolución, puerta al Monumento y la historia mexicana

La estación Revolución es parte de la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México y está ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc, en el centro de la capital. Su nombre hace referencia al Monumento a la Revolución Mexicana, un majestuoso ícono arquitectónico que se encuentra a solo unos pasos al sur de la estación. Este monumento fue diseñado por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia y se inauguró en 1938, utilizando la estructura inconclusa del Palacio Legislativo, obra original del arquitecto francés Émile Bénard. El logotipo de la estación representa precisamente la silueta de este importante monumento.

La estación Revolución es una parada estratégica para residentes y visitantes de las colonias Tabacalera y Buenavista, dos zonas históricas de la ciudad. Las entradas de la estación se encuentran en ambos lados de la Calzada de México-Tenochtitlán (anteriormente conocida como Puente de Alvarado), parte del antiguo camino que conectaba Tenochtitlan con Tacuba.

Desde esta estación, las y los visitantes pueden explorar sitios emblemáticos como:

  • Frontón México, ubicado en la Plaza de la República, famoso por sus juegos de pelota vasca y su arquitectura art déco.
  • Museo Nacional de San Carlos, que alberga una valiosa colección de arte europeo y se localiza sobre la Calzada de México-Tenochtitlán.
  • Museo Universitario del Chopo, situado en la colonia Santa María la Ribera, conocido por su impresionante estructura de hierro y cristal.

En 2018, la estación Revolución registró una afluencia superior a 10 millones de pasajeros, lo que la convierte en una de las más transitadas de la Línea 2. En 2014, su afluencia promedio anual fue de 20,926 personas, lo que demuestra su importancia para la movilidad en esta parte de la ciudad.

Un paseo desde la estación hacia la colonia Tabacalera es una experiencia enriquecedora. Esta colonia, conocida por sus calles amplias y su arquitectura de principios del siglo XX, es también vecina del emblemático Paseo de la Reforma, uno de los corredores más pintorescos de la Ciudad de México.

Metro Hidalgo, historia, tragedia y patrimonio en el corazón de la CDMX

La estación Hidalgo es una de las más importantes del Metro de la Ciudad de México, ya que conecta las Líneas 2 y 3, facilitando el tránsito de miles de personas cada día. Se ubica en la alcaldía Cuauhtémoc, en el centro de la ciudad, y recibe su nombre debido a su cercanía con la Avenida Hidalgo, una de las vías principales de esta zona histórica. El ícono de la estación representa la silueta de Miguel Hidalgo y Costilla, el padre de la Independencia Mexicana, cuyo legado inspiró el movimiento que cambió el rumbo del país.

La estación Hidalgo es conocida no solo por su valor histórico, sino también por un curioso fenómeno ocurrido en su interior. En el suelo de la estación, una filtración de agua formó una figura que muchos aseguran asemeja la imagen de la Virgen de Guadalupe. Esta pieza del piso fue retirada y colocada en el exterior de la estación, cerca del acceso más próximo a la Iglesia de San Hipólito, donde miles de fieles acuden a observarla.

Lamentablemente, la estación Hidalgo también fue escenario de un trágico suceso el 2 de agosto de 2023, cuando un homicidio-suicidio conmocionó a la ciudad. Poco después de las 16:00 horas, un hombre arrojó a una mujer a las vías del tren, justo cuando un convoy modelo NM-02 llegaba a la estación. Instantes después, el agresor también se lanzó a las vías, provocando la muerte de ambos. La víctima fue identificada, de 19 años, cuyos restos fueron entregados a sus familiares para su sepultura. Sin embargo, la identidad del agresor sigue siendo desconocida, y la Fiscalía de la Ciudad de México continúa investigando el caso para esclarecer los motivos de este lamentable evento.

A pesar de estos episodios, la estación Hidalgo sigue siendo un punto clave para quienes desean explorar la oferta cultural del centro de la ciudad. Entre los sitios de interés cercanos destacan:

En 2014, la estación Hidalgo registró una afluencia promedio anual de 30,682 personas, consolidándose como una de las estaciones más concurridas del sistema, especialmente por su ubicación estratégica y su conexión con importantes zonas de la ciudad.

Metro Cuatro Caminos, una estación de conexión entre rumbos y memorias

El Metro Cuatro Caminos es una de las estaciones más emblemáticas de la Ciudad de México, ubicada en el municipio de Naucalpan de Juárez, en el Estado de México. Esta terminal poniente de la Línea 2 no solo es un importante centro de conexión para miles de personas diariamente, sino que también es un punto cargado de historia y simbolismo que conecta tiempos prehispánicos con la modernidad urbana.

El nombre Cuatro Caminos tiene raíces profundas en la época prehispánica. La zona donde hoy se encuentra la estación era conocida como Nauh-Campa, que en náhuatl significa hacia los cuatro rumbos, o Nahui-Calli-Pan, sobre las cuatro casas. Este lugar era el punto de encuentro de cuatro caminos principales:

  • Al norte, el camino llevaba hacia Azcapotzalco.
  • Al sur, conducía hacia Chapultepec.
  • Al poniente, se dirigía hacia Naucalpan.
  • Al oriente, llevaba a la gran ciudad de Tenochtitlan.

Estos antiguos caminos, que conectaban diversos puntos clave de la región, fueron la base para que la zona recibiera el nombre que hoy en día resuena con historia y tradición.

El isotipo que identifica a la estación representa la silueta de la cúpula geodésica del Toreo de Cuatro Caminos, una icónica plaza de toros que se encontraba en las inmediaciones. Esta estructura fue un símbolo arquitectónico y social durante décadas, pero fue demolida en 2008. A pesar de su desaparición física, la memoria del Toreo sigue viva en el ícono de la estación y en el recuerdo de quienes vivieron su esplendor.

Los alrededores de la estación Cuatro Caminos, conocidos popularmente como “el paradero”, son uno de los puntos neurálgicos de transporte en el área metropolitana. Desde aquí parten rutas hacia Toluca y municipios clave del Estado de México como Naucalpan, Atizapán, Tlalnepantla y Huixquilucan, además de conectar con diversos destinos dentro de la Ciudad de México. Esta intensa movilidad convierte a Cuatro Caminos en una de las estaciones más transitadas de la red, llegando a ser la segunda más concurrida en 2014, con un promedio diario de más de 105 mil pasajeros, solo detrás de la estación Indios Verdes.

Cuatro Caminos tiene también el honor de ser la primera estación del Metro en inaugurarse fuera del entonces Distrito Federal. Abrió sus puertas al público el 22 de agosto de 1984, junto con la estación vecina Panteones, consolidándose como la terminal poniente definitiva de la Línea 2. Este hecho marcó un hito en la expansión del Sistema de Transporte Colectivo hacia el Estado de México.

Además del constante movimiento y el bullicio del paradero, la zona cuenta con un espacio cultural destacado: el Foto Museo Cuatro Caminos, que ofrece exposiciones de arte contemporáneo y actividades culturales que contrastan con el dinamismo comercial del área.

El Metro Cuatro Caminos es mucho más que una terminal: es un punto de encuentro entre la historia, la movilidad y la cultura, donde convergen los ecos del pasado con las historias cotidianas de quienes transitan por sus andenes.