Archivos de la categoría Edificios

Descubre la historia detrás de algunos de los edificios más emblemáticos de la CDMX…

Torre de Rectoría de la UNAM, un ícono de historia y arte en Ciudad Universitaria

Si alguna vez has visitado Ciudad Universitaria, seguro que la Torre de Rectoría te ha dejado sin palabras. Este emblemático edificio, diseñado por los talentosos arquitectos Mario Pani, Enrique del Moral y Salvador Ortega, no solo es el corazón administrativo de la Universidad Nacional Autónoma de México, sino también una joya del modernismo arquitectónico mexicano.

Con su imponente estructura de hormigón armado, fachadas de vidrio y cubos ciegos que enmarcan sus escaleras y ascensores, la Torre de Rectoría refleja la influencia de Le Corbusier, pero con un toque auténticamente mexicano. Lo más impresionante es cómo este edificio logra integrar arte y funcionalidad, gracias a los espectaculares murales de David Alfaro Siqueiros.

La Rectoría es una verdadera galería al aire libre. Aquí puedes admirar tres obras monumentales de Siqueiros que reflejan el espíritu y la misión de la UNAM:

  • Fechas en la historia de México o el derecho a la cultura
  • Nuevo símbolo universitario
  • El pueblo a la universidad, la universidad al pueblo

Estas piezas no solo son un deleite visual, sino que también plasman valores como el acceso al conocimiento y la cultura para todxs.

La Torre de Rectoría no solo es famosa por su diseño, ¡también tiene mucha historia que contar! En su explanada han ocurrido momentos que marcaron la memoria colectiva, como el emblemático discurso del rector Javier Barros Sierra en 1968, donde defendió la autonomía universitaria y repudió la violencia. Y, por supuesto, en sus muros también se han proyectado mensajes que claman por justicia, como el inolvidable “68 nunca más” en el 50 aniversario del movimiento estudiantil.

Desde 2007, la Torre de Rectoría forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Es un símbolo de la riqueza cultural y artística que la UNAM comparte con México y el mundo.

Así que, la próxima vez que pasees por Ciudad Universitaria y veas este edificio rodeado de Las Islas y la Biblioteca Central, tómate un momento para apreciar todo lo que representa. Es mucho más que concreto y vidrio; es historia, arte y el alma misma de la universidad más importante de México.

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Dirección:
 Escolar, C.U., Coyoacán, Ciudad de México, CDMX

Casa del Conde de la Torre Cosío, historia, leyendas y un toque de misterio en el Centro Histórico

En plena calle República de Uruguay, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se encuentra la Casa del Conde de la Torre Cosío, una joya arquitectónica del siglo XVIII que guarda más de un secreto entre sus muros de tezontle y cantera. Aunque actualmente alberga locales comerciales y ha perdido mucho de su interior original, su fachada sigue siendo un espectáculo digno de admirar, con detalles que cuentan historias de riqueza, poder y una que otra tragedia.

Construida en 1781, esta casona destaca por su simetría, su imponente portal de piedra tallada y los marcos de chiluca, esa roca blanca que aporta elegancia y solidez. Si levantas la vista, te sorprenderán sus balcones de hierro forjado, un friso decorado con flores de lis y, coronando todo, una torreta cubierta de tejas. Ah, y no olvidemos las gárgolas en forma de cañón que, además de protegerla de la lluvia, evocan los tiempos de los conquistadores.

Esta casa no era solo una residencia; también era una declaración de estatus. Sus pernos metálicos originales en la puerta principal son testigos mudos de la opulencia del Conde de la Torre Cosío, quien recibió su título nobiliario en 1773.

Si bien su arquitectura impresiona, es su historia la que le da un aire místico y tenebroso. Se dice que antes de ser construida, el terreno perteneció a Juan Manuel Solórzano, un hombre consumido por los celos que llegó a hacer un pacto con el diablo. Según cuenta la leyenda, el diablo le sugirió que matara al primer hombre que pasara frente a su casa cada noche después de las 11. Y así lo hizo, no sin antes preguntarle a cada víctima: “Dichoso tú, que sabes la hora exacta de tu muerte”.

Tras un tiempo de terror, Solórzano se arrepintió y buscó redención, pero el precio de sus crímenes fue alto. Murió misteriosamente mientras cumplía su penitencia, rezando frente a la horca. Hoy, dicen que su espíritu ronda el lugar, lo que ha ganado a la casa una reputación como uno de los sitios más embrujados de la ciudad.

Aunque no está abierta al público, la Casa del Conde de la Torre Cosío es un recordatorio de la grandeza y los misterios que habitan en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Su rica historia, que incluye personajes como José Justo Gómez de la Cortina, una figura clave en la Nueva España, la convierte en una parada obligatoria para los y las amantes de la arquitectura, las leyendas y el encanto colonial.

La próxima vez que camines por el Centro, detente un momento frente a esta casa. Déjate envolver por su atmósfera, escucha los ecos del pasado y, si tienes suerte, puede que hasta sientas el escalofrío de una historia que se niega a desaparecer.

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Dirección:
 República de Uruguay #90, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Casa del Obispo de Madrid, un espacio de historia, arte y encanto en San Ángel

¿Sabías que en el corazón de San Ángel, uno de los barrios más pintorescos de la Ciudad de México, se esconde un lugar donde la historia y el arte popular mexicano convergen? Hablamos de la Casa del Obispo de Madrid, un edificio del siglo XVII que, pese a su nombre, nunca fue hogar de un obispo relacionado con Madrid. Sin embargo, su historia y belleza la convierten en un imperdible para quienes pasean por esta zona.

La Casa del Obispo de Madrid tiene raíces que se remontan a 1631, cuando en el lugar había una sencilla construcción de adobe. Con el paso de los años, el edificio tomó forma hasta convertirse en la joya arquitectónica que conocemos hoy. En 1707, fue adquirida por el canónigo de la Catedral de México, Andrés Fernández de Madrid, quien probablemente le dio su nombre.

Entre los propietarios de la casa también figura Joaquín Fernández de Madrid y Canal, un polémico personaje del siglo XIX. Aunque no hay evidencia de que viviera en la casa, su figura está rodeada de historias fascinantes. Fue un obispo desterrado durante la Reforma, y mientras unos lo consideraban benevolente, otros lo veían como un manipulador que se beneficiaba a costa de los demás.

En el siglo XIX, la casa también fue habitada por José María Agreda y Sánchez, un apasionado bibliófilo que desempeñó importantes cargos como encargado de la biblioteca de la Catedral Metropolitana y bibliotecario oficial del Museo Nacional.

Hoy, esta casona histórica tiene un propósito diferente: albergar la Galería de Arte Popular Mexicano, una tienda de artesanías cuidadosamente curada. Desde textiles coloridos hasta piezas únicas de cerámica, encontrarás un tesoro en cada esquina. Y aunque San Ángel cuenta con muchas tiendas de productos artesanales, esta destaca por su cuidada selección y el encanto que solo un edificio con historia puede ofrecer.

Al recorrer sus amplios zaguanes y cruzar el arco que da al patio, es imposible no detenerse a admirar su hornacina esquinera, uno de los elementos más característicos de la construcción.

Ubicada en la Plazuela de Juárez, esquina con Aureliano Rivera, esta casa es un tesoro cultural que no solo cuenta historias del pasado, sino que también conecta a los y las visitantes con las tradiciones vivas de México.

La Casa del Obispo de Madrid no es solo una construcción histórica; es un puente entre siglos de historia y las expresiones más auténticas del arte popular mexicano. Si estás en busca de un rincón lleno de encanto, tradición y cultura, este es tu lugar. ¿Listx para explorarlo?

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Dirección:
 Benito Juárez 1, San Ángel, Ciudad de México, CDMX

Puerta de Tlaltenco, una ventana al pasado colonial de Tláhuac

En el encantador pueblo de San Francisco Tlaltenco, en la alcaldía Tláhuac, se encuentra un testigo de la historia que ha desafiado al tiempo: la Puerta de Tlaltenco, un majestuoso arco de piedra que alguna vez fue un bullicioso puesto de control aduanero durante el periodo colonial tardío.

Construido en 1789, este arco no solo marcaba el tránsito de mercancías y ganado entre Chalco, Mixquic y Tetelco, sino que también formaba parte de un antiguo sistema de diques diseñado por el gran Cuitláhuac II. Sí, ¡la ingeniería hidráulica prehispánica aún resuena aquí! Más que un simple portal, la Puerta de Tlaltenco controlaba el comercio en el canal que conectaba los pueblos ribereños del lago de Xochimilco.

Curiosidades del arco

  • Impuestos por huella: Durante la época colonial, quienes transportaban ganado debían pagar una cuota según el tipo de pezuña, completa o partida. Incluso el célebre explorador Alexander von Humboldt tomó nota de este peculiar sistema.
  • Hermana perdida: La Puerta de Tlaltenco tenía una gemela en Tulyehualco, que lamentablemente fue dañada durante la Revolución Mexicana. Hoy, esta es la única estructura de su tipo que sobrevive.
  • Monumento histórico: Reconocida como patrimonio histórico, esta estructura representa una conexión tangible con las dinámicas económicas y sociales de la Nueva España.

Tlaltenco: Historia que trasciende

San Francisco Tlaltenco no es solo hogar de este emblemático arco, sino también de una rica historia que se remonta al Preclásico Medio (1200-400 a.C.). Con una fundación oficial en 1435 y la llegada de Cortés en 1519, este pueblo ha sido escenario de momentos clave de nuestra historia.

Los y las visitantes de hoy pueden combinar un recorrido por la Puerta de Tlaltenco con una visita al Lago de los Reyes Aztecas, donde se puede disfrutar de paseos en barco y deliciosa comida tradicional.

La Puerta de Tlaltenco está a un corto trayecto del Metro Tlaltenco o el Metro Tláhuac de la Línea 12. Perfecta para las y los aventureros que buscan sumergirse en el pasado mientras disfrutan de la hospitalidad y tradiciones de los pueblos originarios de la Ciudad de México.

La Puerta de Tlaltenco no es solo una estructura; es un recordatorio de cómo los caminos y los canales unieron culturas y forjaron nuestra historia. ¿Qué esperas para descubrir este fascinante rincón de Tláhuac?

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Dirección:
 Morena #36, Pueblo San Francisco Tlaltenco, Tláhuac, Ciudad de México, CDMX

Casa de los Camilos, un rincón lleno de historia y gastronomía en Coyoacán

Justo frente al encantador Parque Frida Kahlo, la Casa de los Camilos te invita a un viaje por el tiempo. Esta joya arquitectónica del siglo XVIII tiene un pasado tan fascinante como sus muros cargados de historias. Aunque hoy en día funciona como un restaurante y hotel boutique, sus orígenes están profundamente ligados a la Orden de los Camilos, un grupo religioso dedicado al cuidado de enfermos y desahuciados.

Los Camilos llegaron a México en 1755 y se establecieron en este rincón de Coyoacán. Aquí no solo atendían a los enfermos, sino que cultivaban un hermoso jardín de rosas que le valió el apodo de El Rosedal. Por si fuera poco, la propiedad albergaba un manantial conocido como el Ojo de los Camilos, cuyo nombre náhuatl, Momolulco, significa “lugar donde el agua fluye o brota”. Hasta la década de 1960, este manantial seguía dando vida al entorno.

Tras la nacionalización de bienes religiosos en el siglo XIX, la Casa de los Camilos tuvo una transformación radical. Fue una correccional para menores, un teatro, un cine, oficinas, y más. Desde 1957, se convirtió en el restaurante El Convento, famoso por su deliciosa comida mexicana con un toque internacional. ¡Un verdadero deleite para los sentidos!

El edificio conserva su esencia histórica: un patio interior con una fuente, habitaciones que alguna vez fueron refugio de meditación, y una fachada adornada con tres arcos distintivos. Además, sus alrededores están llenos de árboles frutales y recuerdos de los viajeros que pasaban por este lugar en su camino hacia Oaxaca.

La Casa de los Camilos está a solo una cuadra de la Plaza de la Conchita, otro punto icónico de Coyoacán. No pierdas la oportunidad de conocer este rincón único, donde cada rincón cuenta una historia y cada platillo del restaurante es un tributo a su rico pasado.

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Dirección:
 Fernández Leal #96, La Concepción, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX

Casas de los Camilos o las Calderas, un rincón histórico en el corazón de la CDMX

¿Sabías que en plena calle de San Jerónimo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se esconde un pedacito de historia barroca? Se trata de la Casa de los Camilos, también conocida como Las Calderas, un conjunto de edificios que han sido testigos de siglos de cambios y transformaciones.

Construidas entre los siglos XVIII y XIX con tezontle y cantera, estas casas nacieron como una fuente de ingresos para el convento del Sagrado Corazón de Jesús, fundado por la orden de los camilianos. Esta orden, dedicada al cuidado de los enfermos, llegó a la Nueva España gracias al último deseo de Doña María Teresa de Medina y Saravia, quien dejó un generoso legado para traer a estos religiosos.

Los camilianos no solo construyeron su convento en 1756, sino también este conjunto de viviendas, diseñadas para alquilarse y generar fondos para su obra. Originalmente, había 13 casas: seis en la actual calle Regina y siete en San Jerónimo. Aunque el tiempo y las reformas del siglo XIX redujeron el conjunto, lo que queda sigue siendo un ejemplo maravilloso del barroco novohispano.

Tras la Independencia y con la aplicación de las Leyes de Reforma, los camilianos tuvieron que abandonar el convento. Con los años, el edificio principal se demolió en gran parte para dar paso al seminario conciliar, y después, en 1928, se convirtió en la primera secundaria federal del país: la Escuela César A. Ruiz.

Por su parte, las casas de Las Calderas siguieron en pie, adaptándose a los tiempos como viviendas populares. En 2014, una parte del conjunto, incluida la Escuela Primaria España, recibió una restauración que devolvió el brillo a su fachada de tezontle y cantera, recordándonos la elegancia de su pasado.

Hoy, aunque el acceso es limitado, la Casa de los Camilos sigue siendo un tesoro arquitectónico y cultural. Declarada monumento histórico en 1931, es un recordatorio de cómo la ciudad ha evolucionado, sin perder del todo sus raíces coloniales.

Así que, la próxima vez que pasees por el Centro Histórico, date una vuelta por la calle de San Jerónimo y déjate maravillar por este rincón donde la historia sigue viva. ¡La Casa de los Camilos tiene muchas historias que contar!

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Dirección:
 San Jerónimo #108-128, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Plaza del Estudiante y Honorable Casa Nacional del Estudiante, un rincón universitario escondido en el límite de Tepito y la Lagunilla

Enclavada entre los vibrantes barrios de La Lagunilla y Tepito, la Plaza del Estudiante guarda siglos de historia y cultura que te transportan a la época del México colonial. ¿Sabías que este espacio comenzó como la Plaza del Carmen? Su nombre original se debe al antiguo convento carmelita que ocupaba la zona hasta 1862, cuando las Leyes de Reforma llevaron a la expulsión de la orden. Aunque el convento desapareció casi por completo, el Templo del Carmen, su última pieza sobreviviente, sigue en pie como testigo del pasado.

La historia de este rincón cambió con la apertura de la calle Aztecas en 1868, que dividió los terrenos del antiguo convento. Más tarde, la intervención de José Yves Limantour, un influyente ministro del Porfiriato, dejó su huella. Limantour no solo adquirió propiedades en la zona, sino que ayudó a abrir la Tercera Calle del Carmen y a dar vida a un proyecto que marcaría un antes y un después: la Honorable Casa Nacional del Estudiante.

Construida bajo la dirección del arquitecto Mauricio María y Campos Elguero, esta obra ecléctica de estilo renacentista no solo es un deleite para lxs amantes de la arquitectura, sino también un símbolo del acceso a la educación. Desde su inauguración, ha servido como dormitorio para jóvenes de toda la República que llegan a la capital en busca de estudios superiores. ¿Lo mejor? ¡Hasta hoy se mantienen sus puertas abiertas para dos estudiantes de cada estado!

El edificio tiene una vibra nostálgica y elegante, y comparte crédito con otras obras de su arquitecto, como el rediseño del Palacio Legislativo (hoy Congreso de la Unión) y la majestuosa construcción que actualmente alberga la Embajada de Rusia.

La Plaza del Estudiante era el lugar predilecto de los alumnos de la Universidad Nacional, que durante años tuvo su sede en el Centro Histórico. Aunque la universidad migró a Ciudad Universitaria en el siglo XX, el espíritu estudiantil sigue vivo en esta emblemática plaza.

Hoy, la Plaza del Estudiante y la Casa Nacional del Estudiante sobreviven al bullicio del tianguis que se extiende por la zona. Aunque el ambiente ha cambiado, la esencia del lugar permanece intacta: un espacio que ha sido y seguirá siendo un refugio para los jóvenes que construyen sus sueños en la Ciudad de México.

¡Date una vuelta y siéntete parte de la historia estudiantil de México!

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Dirección:
 Plaza del Estudiante #11, Colonia Centro, Ciudad de México, CDMX

Pensil Mexicano, un rincón barroco olvidado en la Ciudad de México

En el corazón de la colonia Pensil, entre el bullicio de bodegas y calles ajetreadas, yace un vestigio histórico que alguna vez fue sinónimo de esplendor: el Pensil Mexicano. Este jardín barroco, creado en el siglo XVIII, es un recuerdo vivo (aunque muy maltratado) de las glorias de la Nueva España y de los primeros años de la vida independiente de México.

El Pensil Mexicano nació como un espacio dedicado al ocio y la recreación de la élite novohispana. Imagina un vasto terreno de 11,000 m² lleno de glorietas, fuentes, esculturas, jardines exuberantes y una capilla churrigueresca que daba al lugar un aire de cuento de hadas. De hecho, en sus inicios fue conocido como el Pensil Americano, pero tras la invasión estadounidense en 1847, su nombre cambió al que conocemos hoy, para dejar claro su arraigo nacional.

El término “pensil” puede sonar peculiar, pero en el castellano antiguo hacía referencia a un jardín elaborado, el equivalente novohispano de un “Six Flags” del siglo XVIII. No por nada era un punto de referencia para quienes buscaban un respiro verde fuera del centro de la ciudad.

Este espléndido rincón fue hogar de nombres célebres, como Matías de Gálvez y Gallardo, virrey de la Nueva España, y más tarde de su hijo Bernardo de Gálvez, quien es recordado no solo por ser virrey, sino también por su apoyo a George Washington durante la guerra de independencia de Estados Unidos. Bernardo trabajó en la mejora del jardín, aunque su atención estaba más centrada en su otra joya: el Castillo de Chapultepec.

Con el paso del tiempo, el Pensil Mexicano perdió su brillo. Declarado monumento histórico en 1932, lo que alguna vez fue un oasis barroco hoy se encuentra rodeado de bodegas y afectado por el vandalismo. Su fachada, decorada con un escudo de armas, y su capilla churrigueresca han sufrido los estragos del tiempo y la falta de mantenimiento.

A pesar de esto, vecinos y organizaciones como el Comité para el Rescate y Restauración de El Pensil Mexicano luchan por devolverle su antiguo esplendor. Sueñan con transformarlo en un Centro Cultural, donde la comunidad pueda reconectar con este fragmento de la historia de la ciudad.

El Pensil Mexicano es más que un jardín en ruinas: es un testimonio vivo del pasado barroco de la Ciudad de México. Con su rica historia, desde su creación hasta los días de Maximiliano y Carlota, sigue siendo un recordatorio de la importancia de preservar nuestro patrimonio.

Así que, si alguna vez paseas por la calle Lago Chiem, detente un momento y contempla este rincón olvidado. Quién sabe, quizá algún día vuelva a ser un lugar donde la belleza y la historia se den la mano.

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Dirección:
 Lago Chiem #45, San Juanico, Ciudad de México, CDMX

Los Manantiales, un ícono de la arquitectura en los canales de Xochimilco

Los Manantiales, ubicado a un paso del embarcadero Zacapa, es mucho más que un edificio en ruinas; es un verdadero monumento a la arquitectura y un símbolo de la creatividad mexicana. Diseñado en 1958 por el icónico arquitecto Félix Candela, este restaurante con forma de flor de loto flotante fusiona elegancia, funcionalidad y asombrosa ingeniería estructural.

Con capacidad para mil comensales, su diseño se basa en cuatro paraboloides hiperbólicos que dan forma a una bóveda majestuosa, generando un espacio abierto y luminoso que parece flotar sobre los canales de Xochimilco. Sus muros de cristal, que capturan la luz de forma mágica, enmarcan la pista de baile central, convirtiendo cualquier reunión en una experiencia inolvidable.

Los Manantiales no han sido inmunes al paso del tiempo ni a los embates de la naturaleza. El sismo de 2017 dejó huellas profundas, pero gracias al esfuerzo conjunto de expertxs de la UNAM, la alcaldía de Xochimilco y la Secretaría de Cultura, el edificio ha sido rescatado. Se reforzó su estructura, se repararon grietas kilométricas y se trazó un ambicioso plan para devolverle su esplendor.

El futuro de Los Manantiales promete ser brillante. La propuesta de convertirlo en un corredor cultural que conecte con otros tesoros arquitectónicos, como la Casa de Bombas y el restaurante Las Flores, es una oportunidad para devolverle su papel como centro de reunión para locales y visitantes.

Félix Candela, maestro en el uso de estructuras laminares, dejó en Xochimilco una obra que no solo desafía la gravedad, sino que también celebra la riqueza cultural de México. Desde su origen como un restaurante de madera en 1938 hasta convertirse en un ícono de la arquitectura, Los Manantiales sigue cautivando a quienes pasean por los históricos canales de Xochimilco.

¿Te imaginas disfrutar de una tarde mágica entre historia, diseño y la naturaleza exuberante de este Patrimonio de la Humanidad? Xochimilco y Los Manantiales esperan para compartir su historia contigo.

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Dirección:
 Calle Canal 27, Santa María Nativitas, Xochimilco, Ciudad de México, CDMX

Casa de Joaquín Fernández de Lizardi, historia, literatura y un pedacito de Mixcoac

En el corazón de Mixcoac, un barrio con raíces que se remontan a tiempos prehispánicos y cuyo nombre poético significa “serpiente de nube“, se encuentra un tesoro literario que conecta el pasado con el presente: la Casa de Joaquín Fernández de Lizardi. Este lugar no solo fue hogar del célebre escritor y periodista político, sino también testigo de los primeros pasos de la novela hispanoamericana.

Construida en 1738, esta joya arquitectónica fue en sus inicios una pequeña fábrica textil especializada en la producción de seda de alta calidad para la élite española. Con el tiempo, sus paredes presenciaron un cambio radical, convirtiéndose en el hogar de José Joaquín Fernández de Lizardi, también conocido como El Pensador Mexicano.

Fernández de Lizardi, nacido en 1776, es recordado como uno de los escritores más importantes del movimiento independentista. Su obra más famosa, “El Periquillo Sarniento” (1816), es considerada por muchxs como la primera novela hispanoamericana. Esta sátira social, escrita en esta misma casa, describía con humor e ironía las costumbres y desigualdades de la Nueva España, lo que le valió ser censurada en su momento por su contenido en favor de la insurgencia.

Hoy en día, esta histórica residencia forma parte de la Universidad Panamericana, que ha adaptado el interior del edificio para sus actividades, pero ha conservado su fachada original del siglo XVIII. Si observas con detenimiento, encontrarás una placa que conmemora su construcción y otra que rinde homenaje al poeta y Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, quien también nació en Mixcoac.

La Casa de Joaquín Fernández de Lizardi está estratégicamente ubicada cerca de la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán y la Plaza Jáuregui, dos lugares llenos de encanto e historia. Por si fuera poco, este antiguo convento dominico del siglo XVI es famoso por aparecer como escenario en diversas telenovelas mexicanas.

Aunque la casa no siempre está abierta al público, cuando lo está, ofrece una oportunidad única de conocer más sobre el primer novelista de América y su legado. Mixcoac, con su mezcla de tradición y modernidad, es un lugar perfecto para pasear, descubrir y sumergirse en la historia de México.

Así que, si buscas un rincón literario lleno de anécdotas y encanto, la Casa de Joaquín Fernández de Lizardi te espera para transportarte al México de la Nueva España.

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Dirección:
 Cerrada Augusto Rodin #456, Insurgentes Mixcoac, Ciudad de México, CDMX