Archivos de la categoría Edificios

Descubre la historia detrás de algunos de los edificios más emblemáticos de la CDMX…

La Conchita, una misteriosa iglesia con raíces toltecas en Coyoacán

La Capilla de la Inmaculada Concepción, cariñosamente conocida como “La Conchita“, es un rincón lleno de historia en el corazón de Coyoacán. ¿Sabías que este pequeño pero imponente edificio fue probablemente el primer templo eclesiástico de México? ¡Así es! Construido en 1525 por órdenes de Hernán Cortés, la capilla se erigió sobre un antiguo altar tolteca que tenía más de 900 años, remontándose a la decadencia de Teotihuacán. Imagina la cantidad de historias que guarda entre sus muros.

En 2013, durante una restauración, arqueólogos descubrieron un tesoro inesperado bajo su nave central: los restos de 150 personas de la época tolteca y 167 más de la época colonial, ya que en su tiempo, la capilla también funcionaba como cementerio. Este hallazgo arqueológico le añade una capa de misterio a su encanto histórico.

La capilla ha visto muchas transformaciones a lo largo de los siglos. En el siglo XVII fue completamente reconstruida, y su fachada de tezontle y piedra volcánica, con detalles barrocos, sigue siendo impresionante. Aunque sufrió saqueos durante la Guerra de Reforma, y el terremoto de 2017 también le causó algunos estragos, sigue en pie, mostrándonos un pedacito del pasado.

A pesar de que “La Conchita” no siempre está abierta al público, una visita a su plaza es imprescindible. El ambiente que la rodea, con su aire colonial y sus rincones encantadores, es perfecto para una tarde de paseo por Coyoacán.

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Dirección:
 Fernández Leal #74, La Concepción, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada Libre.

Capilla La Lupita, un espacio de historia prehispánica y revolucionaria en San Pablo Oztotepec (Milpa Alta)

La Capilla La Lupita, en San Pablo Oztotepec, es un verdadero testimonio de historia y tradición. Construida en el siglo XVI sobre los cimientos de una antigua pirámide prehispánica, conocida como teocalli (del náhuatl teō ‘dios’ y cal-li ‘casa’), la capilla tiene un aura mística que mezcla lo prehispánico con lo colonial. Este sitio ceremonial tenía gran importancia mucho antes de la llegada de los españoles, y su legado se mantiene vivo hasta hoy. Tanto es así, que en 1933, el gobierno la declaró monumento histórico nacional. ¡Un rincón lleno de historia que debes conocer!

Además de su valor arquitectónico, la Capilla La Lupita también tiene un lugar en la historia de la Revolución Mexicana, ya que en 1914 fue testigo de la firma del Plan de Ayala de Emiliano Zapata. Durante ese tiempo, el ejército de Zapata se alojó en la zona, y hoy la casa donde estuvieron se ha convertido en un museo al final de la calle. Así que si eres fan de la historia de México, ¡esta capilla es una parada obligada!

Otro de los atractivos cercanos es el Santuario del Señor de Chalma, que comparte el mismo atrio con la capilla. Este santuario es un importante punto de partida para las peregrinaciones a Chalma que han sido tradición en la región por más de un siglo. La calle Golgota, que divide ambas iglesias, añade un toque pintoresco a la plaza, especialmente con la escalinata que la enmarca. Y no podemos dejar de mencionar que la Capilla La Lupita es actualmente un lugar de devoción para las y los seguidores de San Judas Tadeo, además de albergar una venerada imagen de la Virgen de Guadalupe.

La capilla ha pasado por diversas modificaciones durante los siglos XVII y XVIII, lo que le ha dado una apariencia única. Sus dos campanarios, uno con una arcada y otro con una rampa, le otorgan una asimetría encantadora. Alrededor del templo, encontrarás un muro decorado con estaciones del vía crucis hechas en mosaico, añadiendo un toque artístico a la experiencia. Si buscas un rincón lleno de espiritualidad y cultura, ¡la Capilla La Lupita es un lugar que no te puedes perder!

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Dirección:
 Gólgota #3, Pueblo San Pablo Oztotepec, Barrio San Juan, Milpa Alta, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada libre.
Horario: Viernes de 15:00 a 19:00 hrs., sábados y domingos de 11:00 a 19:00 hrs.

Puerta de los Leones, la majestuosa entrada al Bosque de Chapultepec

¡Bienvenidx a la Puerta de los Leones, la majestuosa entrada al Bosque de Chapultepec que está a punto de convertir tu visita en una experiencia inolvidable! Ubicada sobre el Paseo de la Reforma, esta imponente puerta es mucho más que un simple acceso: es un pedazo de historia en forma de arte monumental. Inaugurada el 17 de septiembre de 1921, la Puerta de los Leones es el primer contacto con la magia del bosque, y su nombre no es casualidad. Los dos majestuosos leones de bronce que flanquean la entrada no solo son impresionantes en tamaño, sino que también tienen una historia fascinante.

Las esculturas, creadas por el artista francés Georges Gardet, originalmente adornaron el palacio legislativo del presidente Porfirio Díaz; palacio que nunca se terminó gracias a la Revolución Mexicana y cuya estructura es hoy el Monumento a la Revolución. Sin embargo, tras la Revolución Mexicana, estas magníficas figuras de leones fueron reubicadas, y hoy se encuentran en los pedestales de granito de la Puerta de los Leones. Los pedestales, hechos de granito proveniente de Alemania, Canadá y Zacatecas, están adornados con detalles de estilo Art Decó y sirven como pequeños puestos de vigilancia, dándole un toque aún más grandioso a la entrada.

Pero la Puerta de los Leones no solo te da la bienvenida al bosque, también te conecta con otras maravillas de Chapultepec. Desde aquí, puedes acceder a la Calzada Juventud Heroica y cruzar el Puente de los Leones, que te llevará directamente al Altar a la Patria. Y no olvides que, además de su entrada desde Paseo de la Reforma, ahora también puedes acceder a ella desde la plaza de la Estela de Luz, lo que la convierte en un punto de partida ideal para explorar todo lo que el bosque tiene para ofrecer.

Así que la próxima vez que te encuentres en Chapultepec, no te pierdas la oportunidad de admirar esta pieza emblemática que no solo te recibirá con su majestuosidad, sino que también te invitará a sumergirte en el esplendor de uno de los parques urbanos más icónicos de la Ciudad de México. ¡Date una vuelta y descubre por qué la Puerta de los Leones es mucho más que una simple entrada!

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Dirección:
 Reforma y Bosque de Chapultepec I Secc, Ciudad de México, CDMX

Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno, un paso lleno de naturaleza y arte en el Bosque de Chapultepec

Imagínate un museo de arte al aire libre. Caminar por senderos rodeados de árboles y encontrarte con obras de artistas mexicanos y de todo el mundo. Un lugar donde la naturaleza y el arte se encuentran para ofrecerte una experiencia única, llena de colores, formas y reflexiones. Si esta idea te entusiasma, ¡tienes que visitar el Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno (MAM)!

Ubicado en el espectacular Bosque de Chapultepec, este espacio público es mucho más que un simple jardín; es un recorrido por la escultura de los y las artistas más destacadxs del siglo XX y XXI en México. Aquí, podrás admirar piezas de artistas como Geles Cabrera, Ángela Gurría, Mathias Goeritz, Vicente Rojo, Jesús Mayagoitia, Kiyoto Ota, Hersúa, Juan Soriano, Hebert Hoffman Ysenbourg, María Elena Delgado, Manuel Félguerez, Lorraine Pinto, Ana Pellicer, Oliver Seguin, Juan José Díaz Infante, Pistoletto y Laureana Toledo, entre muchos otros.

El Jardín Escultórico del MAM tiene una historia fascinante. Aunque la idea de crear un jardín estuvo presente desde la planificación del museo, no fue hasta los años ochenta, bajo la dirección de Helen Escobedo, que se concretó el proyecto. Helen invitó al paisajista Juan Siles a diseñar el jardín, y así comenzó su transformación en uno de los espacios más importantes para el arte al aire libre en Latinoamérica.

Cada rincón del Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno es una invitación a descubrir nuevas dimensiones del arte y la naturaleza. ¡No esperes más! Date una vuellta or el Museo de Arte Moderno y sumérgete en un mundo en el que se mezcla el arte escultórico y la naturaleza de una forma única.. ¡Déjate sorprender por el Jardín Escultórico del MAM!

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Dirección:
 Av. Paseo de la Reforma s/n, Bosque de Chapultepec I Secc, Miguel Hidalgo, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $90 pesos. Domingos entrada libre.
Horario: Martes a domingo de 10:15 a 17:30 hrs.
Página Web: mam.inba.gob.mx
Instagram: instagram.com/ccutlatelolco
Twitter: x.com/museoAmodernoMX
Facebook: facebook.com/MuseodeArteModernoMX
TikTok: tiktok.com/@museo.arte.moderno.mx

Tecpan de Tlatelolco, hogar del mural perdido de Siqueiros

El 13 de agosto de 1521 cayó el Imperio Mexica ante el Ejército Español, tras varias batallas que dejaron unos 40,000 mexicas muertos. Tras la caída de Tenochtitlán, una de las primeras acciones del gobierno de la Nueva España fue la de construir el edificio Tecpan de Tlatelolco, para que funcionara como sede de gobierno de y ayuntamiento de Santiago Tlatelolco. Aunque no se encontraba en la capital del nuevo (y el viejo) Imperio, Tlatelolco fue siempre un sitio estratégico por su ubicación y porque desde el siglo XIV fue uno de los mercados más importantes de la región. Por lo mismo, el tener un edificio gubernamental en esta zona, no solo ayudaría a controlar a lxs indígenas, sino que también funcionaría de garita militar y aduanal. Y, el edificio de Tecpan de Tlatelolco fue tan importante, que incluso aparece retratado, con sus siete vanos inferiores, en el Códice Tlatelolco de 1563.

Con el paso de los siglos, el ayuntamiento de Tecpan de Tlatelolco pasó al olvido, hasta 1850 que se adaptó para convertirse en la Casa de Corrección, una institución enfocada en reformar a jóvenes delincuentes. Tres años después, la correccional mutó para convertirse en el Colegio Correccional San Antonio; una escuela que buscaba rehabilitar a lxs jóvenes a través de talleres de ciencia y arte. Poco a poco, la escuela empezó a recibir estudiantes que no provenían de la cárcel, pero que tenían pocos recursos; y con la llegada del Porfiriato, el gobierno agregó un segundo piso al edificio, para terminar de convertirlo en una escuela para huérfanos y huérfanas.

Después de eso, el edificio de Tecpan de Tlatelolco quedó prácticamente en el olvido, y no fue hasta finales de los años cincuenta cuando el presidente Adolfo López Mateos planteó el proyecto del Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco. Este proyecto buscaba crear una ciudad dentro de la ciudad; un conjunto habitacional que, además de contar con miles de departamentos a precios asequibles ofrecería centros deportivos, hospitales, escuelas, áreas verdes y tres museos permanentes. Para bien o para mal, los museos no se construyeron en aquél entonces y solo se adecuaron los restos del Tecpan para convertirse en la Sala Homenaje a Cuauhtémoc.

En esta sala, David Alfaro Siqueiros realizó el mural Cuauhtémoc contra el mito; el primer mural de Siqueiros y en él utiliza técnicas mixtas con soportes en tercera dimensión, con la escultura realizada por Luis Arenal Bastar. En el mural, Siqueiros experimentó usando diferentes materiales como triplay, masonite y piroxilinas para crear diferentes efectos, tonos y texturas, siendo un mural único en su tipo. Por cierto, este mural fue instalado originalmente en la calle de Sonora #9, en la casa de la familia Siqueiros, y posteriormente trasladado a este recinto.

¿Y de qué trata el mural? Cuauhtémoc contra el mito muestra a un conquistador español cabalgado a su caballo encabritado y herido, mientras empuña un arma de fuego en una mano y un crucifijo católico rematado en una daga en la otra; frente a él, se encuentra Cuauhtémoc con una lanza con punta de obsidiana, parado sobre la cabeza de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Entre ambos personajes se puede ver a Moctezuma II preguntando a los dioses “¿Por qué el regreso de Quetzalcóatl, el dios blanco y barbado, había provocado el colapso de su cultura?”; mientras que, al fondo se puede apreciar un templo en llamas y bajo el caballo, una cabeza cercenada. Es un mural pequeño, pero impactante por su carga simbólica y la manera en la que Siqueiros trabajaba con los colores y las formas.

Por si fuera poco, gracias a los trabajos que inició Eduardo Matos en 1988 en el Templo Calendárico de Tlatelolco (la primera “pirámide” que encontrarás al entrar al Sitio Arqueológico de Tlatelolco), en 1989 se encontró una pintura prehispánica que se convirtió en uno de los hallazgos más importantes de Tlatelolco, y, para que todo el mundo pueda apreciar esta pintura, o los restos de ella, esta fue trasladada a la Sala Homenaje a Cuauhtémoc en el Tecpan.

Así que, si eres amante del arte moderno, y en especial de David Alfaro Siqueiros, o si andas cerca de Tlatelolco y quieres conocer el primer trabajo de uno de los muralistas más importantes del México moderno, y/o quieres descubrir uno de los edificios occidentales más antiguos de la Ciudad de México (y de todo el país), tienes que darte una vuelta por el edificio de Tecpan de Tlatelolco, justo atrás del Jardín Santiago, y descubrir este rincón de historia y cultura perdido en medio del caos de la Ciudad.

Torre Latino, un ícono de arquitectura en la Ciudad de México

No cabe duda de que, uno de los íconos más grandes de la CDMX, por su tamaño y por su importancia, es la Torre Latinoamericana, conocida cariñosamente como Torre Latino o La Latino. Un imponente rascacielos de 181.33 metros de altura y 44 pisos que marcó tendencia a nivel mundial. Pero La Latino no es, ni fu nunca, la torre más alta del mundo… dices tú. Pues no, pero sí fue el primer rascacielos construido en zona de alto riesgo sísmico; y no solo eso, también es la única torre que ha sobrevivido prácticamente intacta, a tres sismos de gran impacto en 1957, 1985 y, el más reciente, 2017. Además, en su momento, fue la torre más alta de Latinoamérica, y el sexto más alto del mundo hasta 1960.

Hoy en día, La Latino ya quedó prácticamente opacada por los grandes rascacielos que han construido en Reforma; sin embargo, a diferencia de ellos, La Latino sigue y seguirá vigente en la historia de México y el mundo, gracias a su diseño y la tecnología que le ha ayudado a soportar los movimientos telúricos que sacuden constantemente a nuestra querida ciudad. En cuanto a su diseño, debes saber que fue la primera torre cuya fachada se elaboró con vidrio y aluminio, haciéndola ligera y resistente; idea que se retomó en un gran número de edificios en todo el mundo. Pero lo más innovador de la Torre Latino es el hecho de que se construyó sobre un sistema de inyección de agua que ayuda a equilibrar los movimientos antes las irregularidades tectónicas. En otras palabras más sencillas, tiene un sistema que le permite moverse junto con la tierra cuando tiembla, evitando que se caiga; sistema que, por cierto, después se adoptaría en prácticamente todas las construcciones altas en el mundo. Ok, pero… ¿Cómo por qué se construyó una torre como esta en un lugar tan sísmico?

Hablemos de la historia de la Torre Latino. Pero primero, hablemos del terreno donde se encuentra La Latino, no porque sea importante, sino porque es muy interesante. Debes saber que, cuando los conquistadores españoles llegaron por primera vez a México-Tenochtitlán, se encontraron con un enorme jardín en el que, el emperador Moctezuma Xocoyotzin (Moctezuma II pa’lxs cuates) tenía una notable colección faunística (es decir de animales) a la que llamaron el Zoológico de Moctezuma o la Casa de Animales, aunque su nombre original (en náhuatl) era Totocalli o Casa de Fieras. Era un zoológico con todo tipo de creaturas como lobos, coyotes, zorros, osos, pecaríes, bisontes, águilas reales, halcones, loros, guacamayos, cocodrilos, serpientes, ranas e, incluso, rarezas humanas (gente jorobada, albina, enana, deforme, etc.).

El 13 de agosto de 1521, Cortés, junto al ejército español y sus aliados tlaxcaltecas, atacaron la ciudad logrando la Caída de Tenochtitlán. Y, tras la victoria, Cortés decidió reestructurar la ciudad, cediendo los terrenos del Zoológico de Moctezuma a la iglesia, quien construiría el Convento de San Francisco. Este templo fue la construcción monástica más grande en la Nueva España, y para finales del siglo XIX aún conservaba más de 32 mil metros cuadrados de superficie. Sin embargo, para el siglo XX, el convento ya había perdido gran parte de sus terrenos, manteniendo únicamente la Capilla principal y algunos otros elementos.

Por otro lado, en 1906 se fundó Seguros La Latinoamericana (hoy Latino Seguros), colocando sus oficinas en la esquina de lo que hoy es Eje Central y Madero, una de las esquinas del convento. Al cumplir 40 años de ser la empresa de seguros más importante del país, la compañía (bajo la dirección de Miguel S. Macedo, José A. Escandón y Teodoro Amerlinck) decidió festejar su medio siglo a lo grande; es por eso que, en 1946 solicitaron a Hacienda el permiso para construir un rascacielos en el mismo terreno en el que se encontraban sus oficinas. Contrató a Leonardo Zeevaert, Adolfo Zeevaert y los arquitectos Augusto H. Álvarez y Alfonso González Paullada y pusieron manos a la obra. Por las complejidades del terreno, la planeación de la torre tardó dos años y, para febrero de 1948 se empezó la construcción de La Latino. Y, ocho años después, el 30 de abril de 1956, la Torre Latinoamericana fue inaugurada durante el aniversario 50 de Seguros La Latinoamericana.

Un año después, en 1957, un fuerte sismo de 7.7 grados azotó a la Ciudad de México destruyendo gran parte de la ciudad, y tirando al Ángel de la Independencia. Pero La Latino se mantuvo en pie sin sufrir daños; por lo mismo el American Institute of Steel Construction (Instituto Norteamericano de la Construcción de Acero) le otorgó un premio por ser “el edificio más alto que jamás haya sido expuesto a una enorme fuerza sísmica“. Casi treinta años después, el 19 de septiembre de 1985, otro terremoto, esta vez de 8.1 volvió a azotar a la Ciudad de México, siendo uno de los más destructivos, pero la torre siguió en pie. Y, 32 años después, el mismo día que en 1985 pero de 2017, otro terremoto, esta vez de 7.1 grados volvió a azotar a la Ciudad, pero sin afectar a la Torre Latino. Por lo mismo, se puede decir que la Torre Latinoamericana es el edificio más alto en el mundo que ha soportado más movimientos telúricos sin recibir daños de consideración; siendo considerado uno de los edificios más seguros en el mundo.

Durante muchos años, La Latino únicamente albergó oficinas, manteniendo su mirador abierto siempre al público. Sin embargo, para 2006, cuando la torre cumplió cincuenta años, se remodelaron los últimos seis pisos de la torre (del 38 al 44), agregando un museo y una cafetería, y también se renovó el restaurante que se encontraba en la misma. Hoy en día, la Torre Latino ofrece una variedad de exposiciones temporales en los pisos 42 y 43, también alberga el Museo Bicentenario y el de la Ciudad de México en el piso 36, así como la expo permanente “La Ciudad y la Torre a través de los siglos” en el 38, una cafetería en el piso 37 y la terraza o mirador del piso 44.

Visitar la Torre Latino es una experiencia única en su tipo. Y es que, el simple hecho de caminar hacia la torre y entrar en su lobby te transporta al México de los años sesenta. Experiencia que continúa al subirte a los avejentados elevadores, que alguna vez fueron los más rápidos del mundo. Y, una vez arriba, la torre te permitirá disfrutar de la Ciudad de México desde las alturas, permitiéndote observar todo el valle de México desde una perspectiva muy diferente. Así que, no lo pienses más y date una vuelta por La Latino y todos sus recovecos.

Kiosco Morisco, lugar de magia e historia en Santa María la Ribera

En 1878 se instaló el primer Kiosco de México en el Zócalo capitalino. Poco tiempo después, todas las plazas públicas del país se vieron intervenidas por estas estructuras, provenientes de Francia, en las que se realizaban todo tipo de actos recreativos, culturales y políticos. La Ciudad de México no fue la excepción, y prácticamente todos los espacios públicos instalaron un Kiosco para la recreación, e incluso se instalaron unos como sanitarios a lo largo de la Ciudad. Y definitivamente, el Kiosco más emblemático de aquella época es el Kiosco Morisco, una espectacular estructura que mezcla elementos de arquitectura mudéjar y morisca con el diseño victoriano y que se instaló en la Alameda Central, por ahí de 1885.

Si estás cuestionando la veracidad de este texto porque el Kiosco Morisco se encuentra en Santa María la Ribera, te entiendo. El Kiosco ahora se encuentra en Santa María, pero debes saber, que esta icónica estructura no solo se mudó de locación, sino que también se dedicó a viajar antes de llegar a la Ciudad. ¿Neta? Debes saber que, por ahí de 1880, don Porfirio Díaz le pidió al ingeniero José Ramón Ibarrola que diseñara un pabellón para usarse en la Exposición Universal de 1884-1885, que se realizaría en Nueva Orleans.

De esta forma, el inge. se inspiró en la arquitectura Al-Andalus[1] o morisca/mudéjar[2], y combinarla con la arquitectura occidental “moderna” para crear el característico Kiosco Morisco. Fue así que, de acuerdo a muchas versiones, tras el diseño, se acercó a Andrew Carnegie y le pidió que lo ayudara a fundir la estructura metálica en Pittsburgh (sí, nuestro Kiosco Morisco se relaciona con los Acereros de Pittsburgh, Steelers). Una vez que se tuvo el acero y la madera de la estructura, se envió todo el Kiosco a Nueva Orleans para que representara a México ante el mundo. ¡Seguramente lxs visitantes quedaron impactadxs por su belleza!

A mediados de 1885, el Kiosco regresó a México y el presidente decidió instalarlo en la Alameda Central, justo frente al Templo de Corpus Christi… sí, donde se encuentra el Hemiciclo a Juárez. Sin embargo, mientras se acercaba el centenario de la Independencia, Díaz decidió crear al personaje de Benito Juárez, como lo conocemos hoy en día[3], y mandó construir el Hemiciclo a Juárez en tiempo récord (tardaron poco más de un mes en su construcción). Y, como se pensaba instalar el Hemiciclo justo donde se encontraba [4] el Kiosco Morisco, Díaz decidió mandar el Kiosco a la Alameda de Santa María la Ribera, pues era la primera colonia planificada que se construía.

Pero el tiempo acaba con todo y con los años, la elegante Santa María la Ribera empezó a decaer. Poco a poco, las familias adineradas empezaron a desplazarse hacia el sur de la Ciudad, permitiendo que la colonia decayera, y que el Kiosco quedara prácticamente en el olvido. Por suerte, en los últimos años, se ha buscado rescatar a Santa María la Ribera dándole una nueva vida al Kiosco, permitiéndonos a todas las personas apreciar su belleza.

Hoy en día, es muy común encontrarte a las y los vecinos de la zona realizando todo tipo de actividades en y alrededor del Kiosco Morisco, desde clases de baile, presentaciones musicales, actos de comedia o clown, entre muchos otros. Además, año con año (aunque ha habido gobiernos que no lo permiten) se organiza una espectacular ofrenda de día de muertos que vale la pena conocer. Y, por si fuera poco, alrededor de la alameda podrás encontrarte un sinfín de restaurantes y puestos con todo tipo de comida, para que disfrutes de una rica comida bien maridada con el ambiente y vista del Kiosco Morisco.


[1] Al-Ándalus era el nombre que recibió la España invadida por los moros.
[2] Mudéjar es el término que se usa para referirse a los árabes que permanecieron en territorios conquistados y morisco se usa para referirse a lxs musulmanes de Al-Ándalus, normalmente convertidos.
[3] Recordemos que Díaz luchó contra Juárez durante la Revolución de la Noria (curiosamente) para evitar que Juárez se reeligiera.
[4] Algunos gobiernos locales lo han restaurado y otros, como el actual, lo han dejado a su suerte.

Museo José Luis Cuevas, un recorrido por la mente de un artista en la Merced

¿Te gustaría descubrir un rincón de la Ciudad de México donde el arte se encuentra con lo inesperado? ¡Entonces tienes que visitar el Museo José Luis Cuevas! Este lugar no solo es un homenaje al talento del famoso artista mexicano, sino también un espacio donde la creatividad y la historia se entrelazan de manera fascinante.

El Museo José Luis Cuevas se encuentra en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, en un edificio colonial que por sí solo ya es una joya. Inaugurado en 1992, el museo ocupa el antiguo Convento de Santa Inés, una construcción del siglo XVI que añade un toque de misterio y encanto a tu visita. ¡Imagina caminar por los mismos pasillos que alguna vez recorrieron las monjas hace cientos de años!

José Luis Cuevas, el artista mexicano al que este museo rinde tributo, es una figura fundamental en el arte moderno mexicano. Conocido por su estilo irreverente y provocador, Cuevas rompió con las tradiciones y creó un lenguaje visual único que ha dejado huella en el mundo del arte. Sus obras, cargadas de crítica social y exploraciones psicológicas, te invitan a ver el mundo desde una perspectiva diferente.

La colección del museo es simplemente impresionante. Aquí puedes encontrar una gran cantidad de dibujos, esculturas y pinturas de Cuevas, cada una con su propio relato intrigante. Su famosa serie “Los Cuerpos de Cuevas” te dejará sin palabras con su expresividad y detalle. Además, el museo alberga una colección de arte contemporáneo que incluye obras de otrxs destacados artistas latinoamericanos.

Pero la sorpresa más grande del museo es “La Giganta“, una monumental escultura que te recibe en el patio central. Esta obra, con su imponente presencia y su belleza enigmática, es uno de los iconos del museo y una parada obligada para cualquier visitante. ¡No puedes irte sin una foto con ella!

El Museo José Luis Cuevas no solo es un espacio para admirar el arte, sino también para vivirlo. Ofrece talleres, conferencias y actividades culturales que te permiten sumergirte en el mundo del arte contemporáneo. Además, su ambiente acogedor y su personal apasionado hacen que cada visita sea una experiencia única y enriquecedora.

Así que, si buscas una dosis de inspiración y una aventura artística en la Ciudad de México, el Museo José Luis Cuevas es el lugar perfecto para ti. Date una vuelta y déjate sorprender por el talento y la creatividad que habitan en este increíble espacio. ¡Te aseguramos que saldrás con una nueva apreciación por el arte y muchas historias para contar!

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Dirección:
 Calle de la Academia #13, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $30 pesos
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Página Web: museojoseluiscuevas.com.mx
Instagram: instagram.com/museojoseluiscuevasnovelo
Facebook: facebook.com/museojoseluiscuevasnovelo
Twitter: x.com/MuseoCuevas

Museo de Arte Popular, un recorrido por México a través de sus artesanías

El 28 de noviembre de 1928, el presidente Elías Calles puso la última piedra de un impresionante edificio Art Decó que se construyó en la esquina de Independencia y Revillagigedo, durante una ceremonia en la que se inauguraría una de las estaciones de bomberos más importante de América. Uno de los detalles más llamativos del inmueble, a cargo de los arquitectos Vicente Mendiola y Guillermo Zárraga, fueron sus tres arcos de tres metros de alto y cinco de largo, que servían de entrada/salida para los camiones de bomberos; así como una enorme torre, desde donde se vigilaba la calle para cuando salieran los camiones camino a algún incidente. Y, durante 29 años, este edificio fue la sede de la Estación de Bomberos de la Ciudad de México, hasta que, en 1957 se inauguró la nueva estación en Calzada de la Viga y Fray Servando Teresa.

Sin embargo, ese mismo año, la Tesorería decidió modificar ligeramente el inmueble para ocuparlo como su sede central. Casi 30 años después, en 1980, el mismo edificio paso a ser ocupado por la Secretaría de Marina; sin embargo, en septiembre de 1985, tras el terremoto que azotó a la Ciudad antes llamada Distrito Federal, el edificio fue desalojado, a pesar de que no contaba con daño estructural. De hecho, la razón por la que se movió la sede de la Marina fue por el estado en el que se encontraba el Centro Histórico, lo que les llevó a recolocar sus oficinas “temporalmente” (aunque se volvió permanente) en zonas más alejadas de la Ciudad. Fue así que, durante unos quince años, la Antigua Estación de Bomberos quedó prácticamente abandonada, hasta que, en 2001, el Gobierno Federal y Local decidieron rescatar el inmueble, gracias a su importancia histórica, y convertirlo en la sede del Museo de Arte Popular (MAP).

Fue así que, cinco años después, en marzo del 2006, la Antigua Estación de Bomberos reabrió sus puertas, pero esta vez como la sede del centésimo vigésimo octavo (128) museo de la Ciudad de México. Hoy en día, las y los mexicanos, así como todxs lxs turistas, pueden recorrer los cuartos y pasillos donde vivían los bomberos mexicanos, al mismo tiempo que recorren el país, su historia y cultura, a través de una impresionante colección de piezas de Arte Popular provenientes de toda la República Mexicana, y elaborada por un sinfín de artesanas y artesanos tradicionales; y, por si fuera poco, pueden conocer el Vochol, un Vocho (Volkswagen) que fue intervenido por artesanxs huicholes con más de dos millones de cuentas.

El MAP alberga una impresionante colección de más de 3,000 piezas que representan las diversas formas del arte popular mexicano. Estas piezas provienen de todas las regiones del país y abarcan una amplia variedad de materiales y técnicas, como textiles, cerámica, papel, madera, metal, vidrio y fibras vegetales. La colección del museo está organizada en cinco ejes temáticos:

  • Esencia del Arte Popular Mexicano: Explora las influencias prehispánicas, coloniales y mestizas que han dado forma al arte popular mexicano.
  • El Arte Popular y la vida cotidiana: Muestra objetos que forman parte de la vida diaria en las comunidades mexicanas, desde utensilios de cocina hasta juguetes tradicionales.
  • El Arte Popular y lo sagrado: Incluye piezas relacionadas con las festividades religiosas y las creencias populares, como altares, figuras de santos y objetos rituales.
  • El Arte Popular y lo fantástico: Destaca la creatividad y el ingenio de los artesanos en la creación de figuras fantásticas y coloridas, como alebrijes y calaveras.

Por si fuera poco, el Museo de Arte Popular también cuenta con otras salas de exposición en las que, constantemente están presentando todo tipo de exposiciones temporales, en las que buscan dar a conocer las expresiones artísticas de diferentes estados, artesanxs y temáticas de todo tipo. Y, por si fuera también organizan un gran número de concursos de artesanías, donde artesanxs de todo el país pueden presentar sus piezas como piñatas, papalotes y, el concurso más popular, el de alebrijes; mismos que, por cierto, desfilan todos los años por la Ciudad.

El Museo de Arte Popular es un lugar en el que podrás descubrir la cultura de México a través de un sinfín de expresiones artísticas llenas de color y tradición; un rincón que te permitirá recorrer los rincones del país a través del arte. Y, por si fuera poco, el mismo recinto es una oportunidad para viajar en el tiempo al México posrevolucionario, y conocer lo que alguna vez fue la Estación de Bomberos más grande de América.

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Dirección:
 Revillagigedo #11, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $60 pesos
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs.
Página Web: map.cdmx.gob.mx
Instagram: instagram.com/map_mexico
Facebook: facebook.com/MuseoArtePopular
Twitter: x.com/map_mexico
YouTube: youtube.com/user/museodeartepopular