Archivos de la categoría Monumentos

Descubre la historia y simbolismos detrás de algunos de los monumentos más emblemáticos y menos conocidos de la CDMX.

Monumento a Itzcóatl, un tributo al cuarto tlatoani mexica en Azcapotzalco

En el corazón de la Unidad Habitacional Cuitláhuac, entre los ajetreos de la vida urbana, se alza una imponente figura que nos conecta con el pasado prehispánico: el Monumento a Itzcóatl. Este homenaje al cuarto tlatoani de los mexicas no solo resalta su papel como líder militar y reformador religioso, sino también su influencia en la formación de lo que sería el México de su tiempo.

Itzcóatl, cuyo nombre náhuatl significa “serpiente de obsidiana“, no tuvo un origen privilegiado, pero eso no le impidió dejar una huella imborrable. Hijo de una esclava tepaneca y del primer tlatoani mexica, Ācamāpīchtli, se enfrentó a la opresión tepaneca liderando una de las alianzas más célebres de la historia mesoamericana: la Triple Alianza, junto con Texcoco y Tlacopan. Bajo su mando, los mexicas lograron liberar el Valle de Anáhuac del yugo tepaneca en 1428, abriendo el camino para la expansión de Tenochtitlán.

La escultura que corona este monumento es obra de Rosa María Ponzanelli, reconocida por su talento para plasmar la historia y la cultura mexicana. Ponzanelli, famosa por obras como la “Fuente del Pescador” en Chetumal y el monumento ecuestre a Emiliano Zapata en Huipulco, nos regala aquí una representación majestuosa de Itzcóatl, que inspira respeto y admiración.

¿Sabías que…? El lugar donde se encuentra este monumento, Azcapotzalco, tiene una profunda conexión con la vida de Itzcóatl. Antes de ser tlatoani, este líder vivió el conflicto con los tepanecas de primera mano, ya que su madre provenía de esta región. De hecho, la Parroquia de San Juan Huacalco, cercana a la zona, se cree que está construida sobre un monumento que él mismo erigió en honor a su madre.

Aunque no es tan conocido como la representación de Itzcóatl en el Monumento a los Indios Verdes, este monumento en Azcapotzalco nos invita a reflexionar sobre el pasado y a reconocer el papel crucial de Itzcóatl en la consolidación de la identidad mexica.

Si pasas por la Unidad Cuitláhuac, tómate un momento para admirar esta obra, imaginar las batallas que dieron forma al México prehispánico y rendir homenaje a la “serpiente de obsidiana” que marcó un antes y un después en la historia de Tenochtitlán.

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Dirección: 
Av. Cuitláhuac #360, Unidad Cuitlahuac 3 & 4, Azcapotzalco, Ciudad de México, CDMX

Jardín Escénico de Chapultepec, un espacio de arte y naturaleza en medio de la CDMX

El Bosque de Chapultepec no es solo uno de los pulmones urbanos más grandes de la Ciudad de México, sino también el Bosque Cultural más grande del mundo. ¿Bosque Cultural? Así es, porque más que un simple parque, es un espacio lleno de vida natural y cultural. A lo largo y ancho de este emblemático lugar, podrás descubrir una amplia oferta de museos, esculturas, pinturas e intervenciones artísticas. Por eso, como parte del Proyecto Chapultepec, una iniciativa para expandir este pulmón verde y renovar sus espacios, nació el Jardín Escénico de Chapultepec.

Ubicado en el terreno que ocupaba el Estacionamiento Ecológico de Chapultepec, entre el Auditorio Nacional y Calzada Chivatito, el Jardín Escénico es un oasis donde los y las capitalinas y turistas pueden escapar del bullicio de la ciudad. Este espacio combina naturaleza y arte de una manera única, ofreciendo un respiro del estrés diario en un entorno lleno de belleza visual y experiencias culturales.

Al caminar por sus pasillos, te sorprenderás con una gran variedad de plantas ornamentales, un sereno estanque que atrae a la fauna local, y esculturas fascinantes. Entre ellas destacan unas peculiares luminarias que representan a personas bailando o tocando instrumentos, un detalle encantador que le da un toque mágico al ambiente.

El arte escénico también tiene un lugar especial aquí. En el corazón del Jardín se encuentra un foro que alberga presentaciones de danza, teatro, conciertos y performances de artistas nacionales e internacionales. Además, los espacios abiertos del Jardín se utilizan para eventos culturales y altruistas que promueven la convivencia y el disfrute del entorno.

Si deseas complementar tu visita con un momento relajante, puedes hacerlo en Proscenio Café, un rincón acogedor dentro del Jardín. Este lugar ofrece una selección de bebidas a base de café, chocolate, pan dulce y opciones casuales para desayunar o comer. Todo esto mientras disfrutas de las vistas que te rodean. Además, el Jardín Escénico cuenta con una Calzada Flotante que conecta el Metro Auditorio con el Parque Rosario Castellanos, facilitando el acceso a esta joya de Chapultepec.

Con su perfecta fusión de naturaleza, arte y cultura, el Jardín Escénico de Chapultepec se ha convertido en un destino imprescindible para quienes buscan un espacio único en la Ciudad de México. Ya sea para desconectarte del caos urbano, disfrutar de una presentación artística o simplemente relajarte en sus verdes paisajes, este lugar te invita a redescubrir Chapultepec desde una perspectiva completamente nueva.

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Dirección: Av. Paseo de la Reforma 111, Primera Sección del Bosque de Chapultepec, Ciudad de México, CDMX (a un costado del Auditorio Nacional y dle Metro Auditorio)
Costo por persona: Entrada Libre
Horario: Lunes a domingo de 6:00 a 23:00 hrs.

La Fuente de los Físicos Nucleares en Chapultepec: Ciencia y Arte en Honor a la Cultura Indígena

Ubicada en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, la Fuente de los Físicos Nucleares es una obra poco conocida pero llena de simbolismo y arte. Creada en 1964 por el talentoso escultor Francisco Zúñiga, esta pieza explora una curiosa combinación: el avance científico de la física nuclear y la profundidad cultural de la figura indígena, elementos que Zúñiga logra entrelazar en esta obra de bronce, la única de este material en su serie de estudios sobre la ciencia.

Zúñiga comenzó a trabajar en temas relacionados con la física nuclear en 1951, un interés que probablemente se inspiró en el contexto de la época. Aunque no era un científico, su arte refleja una fascinación por el progreso humano. A nivel formal, esta escultura tiene mucho en común con sus figuras danzantes y reclinadas de la década anterior, un estilo característico en el que resalta la presencia y la fuerza de la mujer indígena, que él reinterpreta en un contexto contemporáneo.

La obra de Zúñiga en 1964 también incluyó otros trabajos icónicos: en Veracruz, por ejemplo, su escultura Riqueza del Mar adorna el malecón; en la Universidad Nacional de Costa Rica, otras figuras semejantes celebran la diversidad de la región. Cerca de esta fuente, en Chapultepec, también encontramos la Fuente de las Ninfas, igualmente realizada en 1964. Este año marcó uno de los momentos culminantes en la carrera de Zúñiga, quien no solo dejaba su huella en México, sino en toda América Latina con figuras que mostraban la resistencia y dignidad de los pueblos indígenas.

Aunque el símbolo del átomo y de la física nuclear puede parecer anacrónico hoy en día, en su momento encarnaba el espíritu de innovación de mediados del siglo XX. La obra de Zúñiga invita a reflexionar sobre cómo la figura indígena, tan distante de los cánones occidentales, encontró su lugar en el arte moderno y poscolonial. Aquí, la figura del científico indígena completa el ciclo que iniciaron figuras históricas como Juan Badiano y Martín de la Cruz, autores del Códice Cruz-Badiano en el siglo XVI, quienes también combinaron conocimiento ancestral con la ciencia de su tiempo.

La Fuente de los Físicos Nucleares es así un homenaje al legado indígena y un testimonio del papel que la ciencia y el arte juegan en la evolución cultural.

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Dirección: 
Av. Bosques, Kiosko, Bosque de Chapultepec II Sección, Ciudad de México, CDMX

Muchachas Corriendo o Fuente de las Ninfas, un tributo a la cultura indígena en Chapultepec

La Fuente de las Ninfas es uno de los secretos mejor guardados de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, a solo ocho minutos caminando al norte de otra obra icónica, la Fuente de los Físicos Nucleares. Esta escultura central, conocida como Muchachas corriendo, fue creada en 1964 por el célebre escultor costarricense-mexicano Francisco Zúñiga y es un claro reflejo de su estilo único y su visión sobre la identidad indígena.

Zúñiga, quien dedicó su carrera a enaltecer la figura de la mujer indígena, representa en Muchachas corriendo no a las ninfas de la mitología grecorromana, sino a jóvenes con una conexión profunda y ancestral a las culturas de Mesoamérica. Estas mujeres, de apariencia fuerte y maternales, están lejos de la fría idealización de las diosas occidentales y más cerca de la vida cotidiana y la identidad de los pueblos indígenas. Con esta pieza, Zúñiga continúa una serie de obras que muestran mujeres indígenas en su cotidianidad, alejándose de los cánones clásicos y dando un nuevo significado a la figura femenina en el arte público.

Sin embargo, el nombre actual de la fuente, “Fuente de las Ninfas“, parece traicionar la intención del artista, ya que evoca la estética de las diosas mitológicas europeas en lugar de honrar la cultura indígena que Zúñiga buscaba plasmar. En sus obras, el escultor celebra la fuerza y resistencia de las mujeres indígenas, dotándolas de una identidad propia y, en este caso, de una libertad representada en el acto de correr, algo que podría fácilmente imaginarse en un entorno de Mesoamérica o Centroamérica.

Aunque el título de “Fuente de las Ninfas” puede ser engañoso, esta escultura en Chapultepec sigue siendo un recordatorio poderoso del legado indígena y del talento de Zúñiga para desafiar los modelos tradicionales de belleza, conectándonos con las raíces culturales de México.

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Dirección: 
Av. de los Compositores s/n, Bosque de Chapultepec II Sección, Ciudad de México, CDMX

Obelisco a Simón Bolívar, un homenaje al creador del panamericanismo en Polanco

El Obelisco a Simón Bolívar es un tesoro escondido en la zona de Polanco de la Ciudad de México. Este monumento de 19 metros de altura, construido entre 1937 y 1938, se alza majestuoso en el Paseo de la Reforma, frente a los terrenos militares de Campo Marte y a solo una manzana del Auditorio Nacional. Curiosamente, Bolívar es la única figura histórica que cuenta con dos monumentos en Reforma, lo cual nos da una pista de la importancia que se le da en la ciudad a su legado como precursor del panamericanismo.

El diseño del obelisco fue obra del arquitecto Enrique Aragón Echegaray, quien también fue responsable de trazar las calles de la colonia Polanco y del famoso Parque América. Este parque toma su nombre en honor a las Conferencias Panamericanas de 1938 en Lima, las cuales se inspiran en la visión de unidad que Bolívar soñó para América Latina. Aragón Echegaray también es recordado por su trabajo en el Monumento a los Niños Héroes y en el icónico Teatro Ángela Peralta, ubicados en el corazón de la ciudad.

Pero el obelisco no solo destaca por su altura y su historia. Enrique Guerra, el escultor que colaboró en su construcción, dejó un pequeño detalle que le añade un toque especial: ¡una escultura de un perro! Este perrito recuerda a Aida, la fiel compañera del arquitecto Adamo Boari, quien diseñó el Palacio de Bellas Artes. Este detalle ha generado confusión entre algunxs, quienes por años atribuyeron erróneamente el monumento a Boari en lugar de a Aragón Echegaray.

Hoy en día, el Obelisco a Simón Bolívar sigue siendo un recordatorio de que Polanco, con todo su modernismo y brillo, también guarda historias fascinantes. Este monumento es una invitación para detenerse un momento y recordar la historia de América Latina, y cómo Ciudad de México rinde homenaje a sus próceres. ¡La próxima vez que pases por Reforma, date un momento para admirarlo!

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Dirección: 
Av. Paseo de la Reforma #2, Col. Polanco, Ciudad de México, CDMX

La juventud de Francisco Zúñiga en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) Zacatenco

En el campus Zacatenco del Instituto Politécnico Nacional (IPN), se encuentra una de las esculturas más inspiradoras de Francisco Zúñiga: La Juventud. Esta obra de 1964 captura el espíritu joven y visionario que caracteriza al IPN, donde miles de estudiantes se preparan cada año para enfrentar el futuro en áreas como ciencia, tecnología e ingeniería. La figura es un homenaje a la juventud como motor de cambio y progreso, y su colocación en Zacatenco, uno de los campus más emblemáticos del Politécnico, la convierte en un símbolo de la aspiración y la promesa que cada nuevo estudiante lleva consigo.

Francisco Zúñiga, un maestro de la escultura moderna, dejó en 1964 una huella significativa en la Ciudad de México con varias de sus obras públicas, incluyendo las fuentes en la Segunda Sección de Chapultepec, como la Fuente de los Físicos Nucleares y la Fuente de las Ninfas, que presentan un grupo escultórico de jóvenes en movimiento, similar en energía a La Juventud. Estas obras de Zúñiga reflejan su interés por capturar el dinamismo y la vitalidad de la juventud, lo que resulta perfecto en el entorno del Politécnico, una institución reconocida por su liderazgo en educación superior en áreas innovadoras.

El IPN ofrece hoy en día 80 programas de licenciatura y más de 135 programas de posgrado, incluyendo 29 diplomas, 70 maestrías y 36 doctorados, lo que lo posiciona como un líder en educación técnica y científica en México. Para quienes visitan Zacatenco, La Juventud se erige no solo como una obra de arte, sino como un recordatorio del potencial de los jóvenes y de la misión educativa del IPN: preparar a las nuevas generaciones para los desafíos de la tecnología y la ciencia.

Acceder al campus es fácil y vale la pena para cualquier amante del arte o la educación. Desde la estación Metro Politécnico, es posible recorrer el campus y descubrir su arquitectura y espacios abiertos, donde La Juventud invita a una pausa reflexiva en medio de la vida universitaria. Además, para lxs visitantes internacionales o curiosxs, el campus es claramente visible hacia el norte desde la Línea 1 del Cablebús, una experiencia panorámica que permite ver de cerca el lugar donde tantxs jóvenes mexicanxs inician su camino hacia el futuro, inspirados por esta majestuosa obra de Zúñiga.

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Dirección: 
Av. Instituto Politécnico Nacional S/N, Pueblo San Pedro Zacatenco, Ciudad de México, CDMX

Parque y Monumento Rosario Castellanos, un homenaje a la icono Literaria y Feminista de México en Chapultepec

Ubicado en la Segunda Sección de Chapultepec, el Parque Rosario Castellanos es un lugar tranquilo y poco concurrido que celebra el legado de una de las escritoras más influyentes de México. Este espacio, situado al sur del Auditorio Nacional, se ha convertido en un rincón especial para recordar a Rosario Castellanos, una pionera del feminismo y una voz fundamental en la literatura mexicana. A través de su obra y su activismo, Castellanos exploró temas como la justicia social, los derechos de las mujeres y la visibilidad de los pueblos indígenas, dejando una marca profunda en la cultura y sociedad mexicanas.

El parque alberga un imponente monumento, creado en 1976 por la escultora María Lagunes. Este conjunto escultórico, recientemente restaurado en 2023, consta de un busto de bronce de Castellanos rodeado de cinco estelas de mármol que evocan un foro o espacio de diálogo. Este diseño simboliza la esencia de la escritora como defensora de la justicia y promotora del diálogo, cualidades que marcaron su vida y su obra. El parque, anteriormente conocido como el Jardín de la Amistad, fue renombrado para honrar la memoria de Castellanos y reconocer su legado.

Pasear por este parque permite a los visitantes descubrir un rincón dedicado a la reflexión y al diálogo en medio de la vibrante Ciudad de México. Aunque discreto, el Parque Rosario Castellanos invita a la comunidad a redescubrir la importancia de la autora y su impacto en la historia literaria y social de México, mientras se disfruta de un espacio verde y sereno.

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Dirección: 
Fernando Alencastre, Bosque de Chapultepec II Secc , Ciudad de México, CDMX

Monumento al Mariscal Antonio José de Sucre, historia y cultura sobre Paseo de la Reform

El Monumento al Mariscal Antonio José de Sucre, ubicado en la intersección del Paseo de la Reforma con la colonia Lomas de Chapultepec, es uno de esos monumentos que, aunque no esté en una glorieta gigante, tiene una gran carga histórica. Conocido también como la Glorieta Mariscal Antonio José de Sucre, este homenaje al prócer venezolano marca un punto clave en el recorrido de Reforma. Es interesante cómo este monumento se conecta no solo con la historia de Venezuela, sino con un parque en la colonia Del Valle de la Ciudad de México que lleva su nombre, lo que refuerza su vínculo cultural y simbólico en la ciudad.

Antonio José de Sucre fue un gran líder independentista de Venezuela que, bajo el liderazgo de Simón Bolívar, desempeñó un papel crucial en las luchas por la independencia de varios países sudamericanos. Además de sus victorias militares, Sucre también fue presidente de Perú y el segundo presidente de Bolivia. Su asesinato en 1830 tuvo un impacto profundo en Sudamérica, sacudiendo las naciones por muchos años. A través de este monumento, Sucre sigue siendo un símbolo de unidad y lucha por la independencia en el continente.

La estatua que podemos ver en la Glorieta Mariscal Antonio José de Sucre es una réplica de la original, que fue creada en 1922 por el escultor venezolano Lorenzo González. El primer vaciado de bronce de la escultura fue fundido en París y actualmente ocupa un lugar importante en la Plaza Sucre de Caracas, Venezuela. Esta obra forma parte de una serie de monumentos históricos creados por González, que incluyen otras estatuas emblemáticas como la de José Antonio Páez en Maracay y Francisco de Miranda en Valmy, Francia. El monumento en Ciudad de México, que probablemente fue fundido en 1981, sigue la tradición de rendir homenaje a figuras históricas latinoamericanas y fortalecer los lazos culturales entre México y Venezuela.

Hoy en día, el Monumento al Mariscal Antonio José de Sucre no solo es una obra de arte escultórica, sino también un recordatorio del legado de aquellos héroes que lucharon por la libertad de los países sudamericanos. Este emblemático punto en el Paseo de la Reforma invita a las y los paseantes a reflexionar sobre la historia y la importancia de la independencia, además de ser un lugar perfecto para una breve parada mientras se recorre esta importante avenida de la Ciudad de México.

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Dirección: 
Calle Salónica intersección con Calzada de Camarones, Colonia Sector Naval, Ciudad de México, CDMX

Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria, un icono de Arte Público y Naturaleza en la CDMX

El Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria, inaugurado el 23 de abril de 1979, es una de las obras más representativas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y un referente del arte público en el país. Ubicado en la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, en el sur de la Ciudad de México, este espacio monumental y transitable ofrece una experiencia única al combinar la escultura con el paisaje natural. Su diseño, creado por seis destacados artistas del movimiento del Arte Abstracto y Geométrico, transforma el espacio público en un lugar donde la gente puede caminar, reflexionar y convivir con el arte.

Con una estructura de 120 metros de diámetro y 34 prismas triangulares dispuestos sobre una base anular de piedra, el Espacio Escultórico está diseñado para integrarse con el paisaje volcánico de la región. En su centro se encuentra un “mar de lava” compuesto por piedras de la misma zona, proveniente del volcán Xitle. Esta obra pertenece al movimiento del land art, corriente que busca preservar y celebrar el paisaje natural mediante intervenciones artísticas que lo respeten y lo engrandezcan. La pieza fue desarrollada por artistas como Helen Escobedo, Federico Silva, Hersúa, Sebastián, Manuel Felguérez y Mathias Goeritz, quienes, con su talento y visión, crearon una obra que no solo es un deleite visual, sino también una reflexión sobre la relación entre el arte y la naturaleza.

La creación del Espacio Escultórico marcó un punto de inflexión en la historia del arte público en México. A diferencia de las tradicionales esculturas oficiales o conmemorativas, este espacio liberó a la escultura de su función estrictamente decorativa o de homenaje. En lugar de eso, el lugar se convirtió en un espacio vivo, lleno de interacción social. A lo largo de los años, el público lo ha apropiado, utilizando el lugar para conciertos, representaciones teatrales y otras actividades culturales. Esta participación activa del público ha sido clave en la consolidación del Espacio Escultórico como un punto de encuentro para estudiantes, artistas y habitantes de la ciudad, especialmente en Ciudad Universitaria.

A través de sus diversas propuestas y la interacción directa del público con las esculturas, el Espacio Escultórico también forma parte del legado cultural de la UNAM, que siempre ha promovido la integración del arte en sus espacios públicos. Además de las esculturas que forman el conjunto central, este espacio cuenta con otras obras individuales que integran el denominado Paseo de las Esculturas, un recorrido que incluye piezas destacadas como Las Serpientes del Pedregal de Federico Silva y Coatl de Helen Escobedo. Estas esculturas no solo enriquecen el entorno, sino que refuerzan el mensaje de transformación que la UNAM busca transmitir a través del arte.

Finalmente, el Espacio Escultórico sigue siendo un ejemplo de cómo el arte puede convivir con la naturaleza y, al mismo tiempo, generar espacios de reflexión y comunidad. En un contexto urbano que crece rápidamente, este espacio nos recuerda la importancia de conservar nuestras áreas naturales mientras las integran con la creatividad humana. La obra sigue siendo un símbolo de la identidad universitaria y un testimonio del compromiso de la UNAM con la cultura y el patrimonio ambiental. Sin lugar a dudas, el Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria no es solo una pieza de arte monumental, sino también un espacio de aprendizaje, convivencia y apreciación del medio ambiente.

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Dirección: 
Calle Mario de La Cueva s/n, Ciudad Universitaria, Ciudad de México, CDMX

Plaza Sí al Desarme, Sí a la Paz, un Espacio de Reflexión y Arte por la Seguridad en la Morelos

¿Conoces la Plaza Sí al Desarme, Sí a la Paz? Este espacio reciente en la Ciudad de México, ubicado en la intersección de Av. Peralvillo y Manuel González, es más que una simple plaza: es un símbolo de paz y un compromiso de la ciudad con la seguridad y el desarme. Inaugurada en 2021 como parte de la campaña “Sí al Desarme, Sí a la Paz,” esta plaza busca ser un recordatorio constante de la importancia de reducir la violencia y apostar por un México más seguro. Para hacer realidad esta iniciativa, las y los ciudadanos entregaron voluntariamente más de 4,700 armas ilegales que fueron fundidas y transformadas en la escultura “Molino para la Paz.”

El Molino para la Paz es la obra central de la plaza y es impresionante por donde se le mire. Creada por el artista veracruzano Miguel Campos, esta escultura de tres toneladas y 3.5 metros de altura está hecha enteramente de armas fundidas, retiradas de las calles por el ejército mexicano. Más que una obra de arte, es un potente recordatorio de lo que se puede lograr cuando una comunidad se une por la paz. La plaza se encuentra en un cruce importante, donde convergen el Paseo de la Reforma y las históricas calzadas de Guadalupe y los Misterios, que llevan a la Basílica de Guadalupe. Además, está cerca del Jardín Gorostiza, otro espacio dedicado a una figura histórica de Veracruz, el escritor Manuel Eduardo de Gorostiza.

Si quieres visitar esta plaza y su monumental escultura, el acceso es fácil gracias a la Línea 7 del Metrobús. ¡Así que anímate! Pasear por la Plaza Sí al Desarme, Sí a la Paz no solo es una oportunidad para reflexionar sobre la paz y la seguridad, sino también para disfrutar de un espacio que mezcla arte, historia y un claro mensaje de esperanza para la Ciudad de México.

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Dirección: 
Avenida Peralvillo esquina Reforma, Colonia Morelos, Ciudad de México, CDMX