Archivos de la categoría Historia del Metro

Metro Deportivo 18 de Marzo, un testigo del cambio urbano de CDMX

Si alguna vez has viajado por la Línea 3 o la Línea 6 del Metro de la Ciudad de México, quizá hayas pasado por la estación Deportivo 18 de Marzo, ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero. Más que un punto de tránsito, esta estación guarda una historia curiosa y un par de cambios de nombre que vale la pena conocer.

El nombre de la estación hace referencia directa al Deportivo 18 de Marzo, un centro deportivo ubicado justo al lado. Pero el deportivo no es cualquier instalación: su historia se remonta a 1943, cuando el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal solicitó su custodia durante un congreso anual. Para 1946, ya estaba bajo la administración del sindicato, que incluso organizaba funciones de lucha libre y box para financiar su mantenimiento. ¡Sí, había que echarle ingenio!

Durante los años cincuenta, con solo un peso al mes, los usuarios podían acceder a todos sus servicios, que incluían desde alberca y gimnasio hasta canchas de tenis, frontón, campo de béisbol y arquería. Hoy sigue siendo un espacio amplio y versátil para la práctica deportiva.

Quizá algunos la recuerden como Metro Basílica, y con justa razón: originalmente, su nombre y logotipo hacían referencia a la Basílica de Guadalupe, que se encuentra a tan solo un kilómetro de distancia. Sin embargo, en 1998, cuando la estación La Villa cambió su nombre a La Villa-Basílica (por estar mucho más cerca del santuario mariano), esta estación también cambió su nombre para evitar confusiones.

Pero eso no fue todo: en los primeros planes del Metro, esta estación iba a llamarse Montevideo, en honor a la avenida cercana del mismo nombre. Así que ha tenido tres nombres a lo largo de su historia.

El ícono actual de la estación muestra a un jugador de pelota prehispánico, haciendo alusión tanto al pasado mesoamericano como a la vocación deportiva del complejo que le da nombre.

Deportivo 18 de Marzo es una estación que conecta las colonias Tepeyac Insurgentes y Lindavista. Además de las líneas 3 y 6 del Metro, aquí puedes hacer conexión con la Línea 1 del Metrobús. Por su ubicación, también está cerca de la Basílica de Guadalupe, uno de los puntos más visitados de la ciudad, tanto por turistas como por peregrinos.

En cuanto a usuarios, la Línea 3 de esta estación tuvo más de 9.4 millones de pasajeros en 2024, ubicándose entre las 30 estaciones más transitadas del sistema. En cambio, en la Línea 6, el número es mucho menor: cerca de 475 mil personas al año, lo que la coloca entre las menos utilizadas de toda la red.

Metro La Raza, historia, ciencia y un homenaje a las culturas originarias

Ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero, al norte de la capital, la estación La Raza del Metro de la Ciudad de México es mucho más que un punto de conexión entre la Línea 3 (la verde olivo) y la Línea 5 (la amarilla). Su nombre y su símbolo rinden homenaje al pasado indígena de México, pues se encuentra muy cerca del Monumento a La Raza, una pirámide monumental erigida en 1940 que celebra las culturas que florecieron antes de la llegada de los españoles.

El ícono de la estación representa justamente a este monumento, con una estructura que recuerda a las pirámides precolombinas. Fue diseñado por el escultor Luis Lelo de Larrea, y en sus costados se pueden ver esculturas que remiten a momentos clave como la Defensa de Tenochtitlán y la Fundación de México-Tenochtitlán. En lo alto, una majestuosa águila remata la obra.

La estación La Raza abrió sus puertas en agosto de 1978, sirviendo inicialmente como terminal norte de la Línea 3. Más tarde, en diciembre de 1979, esa línea se extendió hasta Indios Verdes. En 1981, entró en operación la Línea 5 en esta estación, aunque no fue sino hasta 1982 que llegó a Politécnico.

Si alguna vez te ha tocado caminar y caminar para hacer el transbordo entre las dos líneas, no te lo imaginaste: el túnel que conecta la Línea 3 con la Línea 5 mide casi 620 metros, lo que lo convirtió durante años en el transbordo más largo del Metro. Hoy sigue siendo uno de los más extensos del mundo.

Pero ese largo pasillo tiene un secreto maravilloso: es también el hogar del Túnel de la Ciencia, un espacio único en su tipo. Inaugurado en 1988 por la UNAM, fue el primer museo científico dentro de un sistema de transporte colectivo. Su misión es acercar la ciencia y la tecnología a todxs lxs usuarixs, especialmente a niñas, niños y jóvenes que transitan diariamente por la estación.

Ahí podrás encontrar exposiciones fotográficas, paneles electrónicos, hologramas, constelaciones del zodiaco y hasta cápsulas informativas sobre astronomía, matemáticas, biología y más. Todo esto mientras haces un transbordo… así que no te apresures, ¡vale la pena detenerse a mirar!

La Raza también alberga arte visual. En 2008 se inauguró el mural “Monstruos del fin del milenio” del artista Ariosto Otero, realizado con una técnica original que mezcla metal, madera, acrílico y resinas. Esta obra nos invita a reflexionar sobre los retos sociales del mundo contemporáneo.

No es sorpresa que, con tanta historia y conectividad, La Raza sea una de las estaciones con mayor afluencia del sistema. En un día laboral, llegan a pasar más de 32 mil personas por sus andenes, lo que la convierte en un punto clave para quienes se mueven por el norte de la ciudad.

La estación cuenta con varias salidas sobre la Avenida de los Insurgentes Norte, cerca del CETRAM, y conecta con colonias como Vallejo y Héroes de Nacozari. Ya sea que entres por la Línea 3 o la Línea 5, siempre estarás cerca de algo interesante: historia, ciencia, arte, o a ciertos vendedores de Movistar que se volvieron famosos… y claro, ¡una buena caminata!

Metro Tlatelolco, un viaje subterráneo por la historia de México

Viajar por el Metro de la Ciudad de México no solo es una forma práctica de moverse: también es una puerta a la historia. Un buen ejemplo es la estación Tlatelolco, ubicada en la Línea 3 del Metro, justo al norte de la ciudad. Esta estación no solo conecta con la vida urbana, también nos enlaza con siglos de historia.

La estación toma su nombre de la antigua Villa de Tlatelolco, una zona con un enorme peso histórico. En tiempos prehispánicos, Tlatelolco fue una ciudad hermana de Tenochtitlán, con su propio mercado y templo. Durante la época virreinal, se transformó en un importante centro religioso y educativo. En 1525 se levantó ahí el Convento de Santiago Tlatelolco, y más tarde, en 1537, se fundó el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, la primera institución de educación superior para indígenas nobles, impulsada por fray Juan de Zumárraga y patrocinada por el emperador Carlos V. En 1573, por orden del rey Felipe II, se construyó junto al colegio un hermoso templo que aún existe.

Ya en el siglo XX, la zona fue transformada en un gran proyecto habitacional: el Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco, levantado en los años cuarenta. El ícono de la estación representa precisamente la fachada de uno de sus edificios más representativos: la Torre Insignia, antigua sede de Banobras, que destaca por su forma triangular y su carillón de 47 campanas, un regalo del gobierno de Bélgica.

Inaugurada en noviembre de 1970, la estación Tlatelolco funcionó como terminal de la Línea 3 hasta 1978. A diferencia de muchas otras, no está bajo una gran avenida, sino incrustada dentro del conjunto habitacional, con un solo acceso a nivel calle. Desde ahí se puede salir hacia la avenida Manuel González o hacia una explanada de la unidad habitacional.

Su diseño también destaca: en el vestíbulo aún se conservan unos hermosos vitrales estilo art-decó, justo sobre las taquillas. Y en los andenes se puede admirar el mural “El Andén de los Ouróboros”, del artista Marco Zamudio, que retrata escenas cotidianas de quienes usan el Metro día a día.

Desde esta estación puedes llegar caminando a la Plaza de las Tres Culturas, donde conviven restos arqueológicos mexicas, arquitectura virreinal y edificios modernos. También está el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, el M68 Memorial del 68, el Teatro Ferrocarrilero, y por supuesto, la impresionante Torre Insignia.

Además, conecta con la Línea 3 del Metrobús, lo que facilita la movilidad en esta parte de la ciudad.

Aunque no es de las estaciones más saturadas, sigue siendo bastante transitada. En días laborales, llegan a pasar más de 19 mil personas en promedio, y en 2023 registró una afluencia anual de más de 5.5 millones de usuarios, lo que la coloca entre las 90 estaciones más concurridas del sistema.

La estación Tlatelolco no es solo un punto en el mapa del Metro: es un cruce de caminos entre el pasado prehispánico, el México virreinal, los movimientos sociales del siglo XX y la vida cotidiana de hoy. Así que la próxima vez que pases por ahí, tómate un momento para mirar a tu alrededor… y pensar en todo lo que ha pasado por ese mismo lugar.

Metro Guerrero, historia, héroes y murales bajo la ciudad

Ubicada en el corazón de la Ciudad de México, la estación Guerrero del Metro no solo conecta a miles de personas todos los días, sino que también es una ventana al pasado y al presente de un barrio con mucha historia.

Esta estación toma su nombre de la colonia Guerrero, un antiguo y tradicional barrio de la capital que fue bautizado así durante el Porfiriato en honor al general Vicente Guerrero, uno de los grandes héroes de la Independencia de México. Guerrero no solo fue un brillante estratega militar que logró importantes victorias, como la de Tamo en 1818, sino también un personaje de firme convicción: cuando su propio padre intentó convencerlo de abandonar la lucha, él respondió con la famosa frase “La patria es primero”.

Esa misma fuerza e identidad están presentes en la estación del Metro. Su logotipo muestra la silueta del general Guerrero con el uniforme militar de la época, y los muros de la estación están decorados con coloridos murales de mosaico que rinden homenaje a su legado. Si viajas por la Línea B, también encontrarás enormes murales dedicados a otro ícono popular: la Lucha Libre.

La estación Guerrero es un punto de trasbordo entre la Línea 3, que atraviesa la ciudad de norte a sur desde 1970, y la Línea B, que entró en funcionamiento en 1999 para conectar el noreste de la capital con el Estado de México, en dirección a Ecatepec. Gracias a esto, miles de usuarixs transitan por aquí cada día, aunque curiosamente, no es una de las estaciones más transitadas del sistema.

Además de su importancia como nodo de transporte, la estación tiene salidas que te llevan directo a sitios muy interesantes. Por ejemplo, está a unos pasos del famoso Tianguis Cultural del Chopo —que se instala los sábados cerca de la Biblioteca Vasconcelos— o de la Casa-Museo Rivas Mercado, hogar del arquitecto del Ángel de la Independencia.

La colonia Guerrero, donde se ubica esta estación, es una de las más antiguas de la ciudad. Su traza urbana cubre parte de lo que fue el barrio prehispánico de Cuepopan. En sus calles todavía puedes encontrar edificios del siglo XIX, vecindades tradicionales, y sitios históricos como el Templo de San Fernando, el mausoleo de Benito Juárez y el centro cultural La Nana, ubicado en una antigua subestación eléctrica.

Curiosamente, muchas de sus calles llevan los nombres de héroes nacionales: Allende, Matamoros, Mina, Pedro Moreno, entre otros. Una forma muy simbólica de caminar por la historia.

En resumen, el Metro Guerrero es mucho más que una estación de paso. Es un reflejo de la historia nacional, del arte urbano y de la vida cotidiana de uno de los barrios más tradicionales de la Ciudad de México.

Metro Xola, un nombre misterioso que nos une a la historia de la CDMX

La estación Xola del Metro de la Ciudad de México, ubicada en la Línea 2, es una parada clave al sur de la ciudad, que conecta importantes zonas residenciales y comerciales. Situada en la alcaldía Benito Juárez, la estación lleva el nombre de una de las avenidas más importantes de la zona: la Avenida Xola, que conecta diversas colonias y sirve como arteria principal para quienes se desplazan hacia el poniente de la ciudad. Pero, ¿de dónde proviene este nombre tan peculiar?

Existen varias teorías sobre el origen del nombre “Xola”. Una de las más comunes tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando los ranchos de Narvarte, Becerra y Condesa, junto con las tierras de los Nápoles, formaban parte del paisaje rural de lo que hoy conocemos como la alcaldía Benito Juárez. Se dice que el apellido “Sola”, perteneciente a los antiguos propietarios de un rancho en la zona, fue gradualmente pronunciado y escrito como “Schola“. Con el tiempo, esta palabra se transformó en “Xola“, gracias a un cambio en las primeras letras, pero manteniendo la misma pronunciación.

Sin embargo, la historia no se detiene aquí. También se sugiere que el nombre podría tener raíces en el náhuatl, específicamente en el término “xolotl“, que se traduce como “monstruo” o “payaso“. Este vocablo ha influido en otras palabras, como “guajolote” (pavo) y “axolotl” (el famoso animal acuático), lo que abre la posibilidad de una conexión cultural más profunda con las lenguas originarias de la región.

Otro elemento fundamental para entender el origen del nombre de la estación Xola es la presencia de una palmera que se convirtió en un hito local. En 1920, la casa ubicada en el número 652 de la Calzada de Tlalpan tenía una imponente palmera que se alzaba en su jardín. Con el tiempo, la palmera creció tanto que se convirtió en un referente visual de la zona, reconocible desde grandes distancias. Este árbol fue tan significativo que la comunidad local adoptó la idea de plantar palmeras a lo largo del camellón de la avenida, consolidando este símbolo vegetal como parte integral de la identidad del lugar.

El logotipo de la estación Xola es un claro reflejo de esta relación con la naturaleza, representando estilísticamente una palmera, evocando la imagen de aquel árbol que marcó el paisaje urbano en el siglo XX.

La estación Xola es ahora una pieza esencial en el sistema de transporte del sur de la Ciudad de México. A lo largo de los años, ha mantenido una afluencia significativa, con un promedio de 17,714 pasajeros al año. En días laborales, la estación recibe a más de 19,000 personas, lo que demuestra la importancia de esta área para las y los habitantes y visitantes de la ciudad. Además, el hecho de que la estación esté ubicada en una zona de alta conectividad, atravesando colonias como Narvarte y Del Valle, la convierte en un punto neurálgico para quienes utilizan el Metro diariamente.

La estación Xola no solo es un lugar de paso, sino un punto de encuentro con la historia, el origen de su nombre, y su estrecha relación con el paisaje natural de la zona. Desde la misteriosa palmera de principios del siglo XX hasta las diversas interpretaciones de su nombre, Xola representa la esencia de un lugar que sigue creciendo y evolucionando, pero sin perder su conexión con el pasado.

Metro Villa de Cortés, un recuerdo del encuentro que marcó la historia

La estación Villa de Cortés, ubicada en la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México, es un punto clave en el sur de la ciudad. No solo conecta a lxs habitantes de la alcaldía Benito Juárez con el resto de la metrópoli, sino que también lleva consigo una rica historia que remonta a la época de la Conquista. El nombre de esta estación y su logo, que representa un casco de conquistador, tienen un fuerte vínculo con los eventos históricos que tuvieron lugar en la zona, cuando el imperio mexica se encontró con los conquistadores españoles.

La estación Villa de Cortés lleva su nombre por la colonia homónima, que se cree fue el lugar donde se produjo el histórico encuentro entre Moctezuma II y Hernán Cortés. Según las crónicas históricas, cuando Moctezuma supo que los españoles se aproximaban a la ciudad, convocó a todos los nobles y gobernantes cercanos para organizar una gran reunión que tuviera lugar a lo largo de la Calzada de Tlalpan, que conectaba Iztapalapa con la capital Mexica. Este evento simbólico de bienvenida entre los mexicas y los conquistadores españoles ocurrió en el área que hoy ocupa la colonia Villa de Cortés.

El logo de la estación, un casco de conquistador, refleja este vínculo histórico con la época de la Conquista. Aunque no hay evidencia concreta de que Cortés haya tenido una villa en la zona, la simbología se mantiene como un recordatorio del trascendental momento en la historia de México.

La estación de Villa de Cortés se encuentra en una de las áreas más transitadas del sur de la Ciudad de México. Con una afluencia promedio anual de 15,720 pasajerxs en 2014, la estación es una parada importante para quienes se desplazan hacia el sur de la capital. En días laborales, la estación recibe a más de 17,000 personas, lo que refleja la relevancia de esta zona en el tejido urbano de la ciudad.

Un aspecto destacado de la zona alrededor de la estación es el Parque Victoria, un espacio verde que separa un poco la transitada Calzada de Tlalpan del resto de la colonia. Este parque proporciona un respiro en medio del bullicio urbano y es un lugar ideal para quienes buscan descansar o disfrutar de un entorno más tranquilo.

La colonia Villa de Cortés también se encuentra cerca de importantes puntos históricos. Justo al otro lado de la Calzada de Tlalpan se encuentra la colonia Josefa Ortiz de Domínguez, un área que honra a una de las figuras clave en el movimiento de Independencia de México. Josefa Ortiz de Domínguez, conocida como “La Corregidora“, fue una valiente insurgente que apoyó la lucha por la independencia y cuya memoria sigue viva en la historia del país.

Hoy, la estación Villa de Cortés es mucho más que un simple punto de tránsito. Es un testimonio de los eventos históricos que han dado forma a la Ciudad de México y a la nación. Con su ícono representando el casco de un conquistador, la estación mantiene viva la memoria de un encuentro crucial entre dos mundos, mientras que el entorno actual de la colonia y sus alrededores continúa siendo un espacio vital en la ciudad moderna.

Metro Viaducto, un tributo al desarrollo vial de la CDMX

La estación Viaducto, ubicada en la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México, es un importante punto de conexión para miles de pasajerxs al sur de la ciudad. Situada en el límite de las alcaldías Benito Juárez e Iztacalco, esta estación no solo facilita el acceso al sistema de transporte subterráneo, sino que también está estrechamente vinculada a la historia del urbanismo y la infraestructura vial de la capital.

El nombre “Viaducto” hace referencia al Viaducto Miguel Alemán, una importante vía rápida que atraviesa el centro de la Ciudad de México. Este viaducto, inaugurado en 1950, fue concebido como una solución para mitigar el caos vehicular de la creciente metrópoli. Aprovechando las márgenes del Río de la Piedad, se creó una ruta de alta velocidad que conecta diversas zonas clave de la ciudad, como la Calzada de Tlalpan, el Eje Central y La Viga. La estación del Metro, inaugurada en 1970, toma su nombre de este viaducto, y su logotipo refleja un intercambiador en forma de trébol, simbolizando el cruce de la Calzada de Tlalpan con el Viaducto Miguel Alemán.

Además de su relevancia como estación de transporte, Viaducto es un nodo esencial para quienes viajan por el sur de la ciudad, conectando diversos puntos importantes. Su posición estratégica la convierte en un punto de acceso clave para quienes se desplazan entre las alcaldías del sur y el centro de la ciudad.

La estación Viaducto también es recordada por un trágico accidente ocurrido el 20 de octubre de 1975. Ese día, dos trenes del Metro se colisionaron, causando la muerte de al menos 31 personas y dejando a más de 70 heridas. Este desastre, el peor registrado en la historia del Metro de la Ciudad de México, fue consecuencia de un error humano, aunque las investigaciones posteriores sugirieron un posible sabotaje. Este suceso llevó a la implementación de semáforos automáticos en todas las líneas del Metro, con el fin de mejorar la seguridad y evitar futuros accidentes.

A pesar de su pasado complicado, la estación Viaducto sigue siendo un pilar fundamental del transporte en la Ciudad de México. Con una afluencia anual que supera los siete millones de pasajeros, la estación es crucial para quienes se trasladan diariamente por la ciudad. En 2014, la estación registró una afluencia promedio de más de 21,000 personas en días laborales, reflejando su importancia para el flujo urbano.

La estación Viaducto no solo es un punto de tránsito, sino un reflejo de la evolución del transporte y la infraestructura en la Ciudad de México. Al estar situada en el cruce de dos de las principales arterias viales de la ciudad, continúa siendo un referente tanto para el transporte público como para los usuarios del viaducto vehicular.

La estación Viaducto del Metro de la Ciudad de México es un testimonio del desarrollo urbano de la ciudad y un componente clave en la red de transporte que sigue conectando a miles de personas cada día, a pesar de las dificultades que ha enfrentado a lo largo de los años.

Metro Nativitas, un recuerdo del pasado lacuestre de la CDMX

La estación Nativitas, ubicada en la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México, es una parada importante para las y los habitantes del sur de la ciudad, especialmente en la alcaldía Benito Juárez. Con un ícono representando una trajinera, una embarcación pequeña adornada con flores, esta estación tiene una rica historia que está profundamente ligada a los orígenes prehispánicos de la zona, el desarrollo urbano y las transformaciones sociales de la ciudad.

El nombre Nativitas proviene del latín “nativitas”, que significa “Nacimiento“, una referencia que remonta a las primeras épocas de la zona, cuando se encontraba en las cercanías de un lago. Durante la época prehispánica, lxs habitantes de la región, principalmente los Mexicas, cultivaban en chinampas, un sistema agrícola que consistía en crear tierras fértiles sobre cuerpos de agua. La zona fue un islote rodeado por el lago hasta el siglo XIX, lo que marcó una gran influencia en su identidad.

El logo de la estación, una trajinera, hace referencia a este pasado lacustre de la zona, evocando las embarcaciones que hoy en día surcan los canales de Xochimilco, un símbolo de la tradición agrícola y cultural de los pueblos originarios de la región. Aunque Nativitas estuvo separada por mucho tiempo por el agua, con el crecimiento urbano comenzó a transformarse en una colonia más conectada y densamente poblada.

La estación se encuentra en una zona que ha experimentado una notable evolución. En el siglo XIX, la zona estaba dominada por la Hacienda del Lago, una propiedad que destacaba por su arquitectura de fusión inglesa y francesa y sus hermosos ahuehuetes. Sin embargo, con el paso de los años y el crecimiento de la ciudad, la hacienda fue demolida en la década de 1960, dando paso a nuevos desarrollos urbanos, como el Wal-Mart que ocupa el terreno donde antes se encontraba la hacienda.

A pesar de este cambio, aún se pueden encontrar algunas casas antiguas de finales del siglo XIX en la zona, lo que le otorga a Nativitas un aire nostálgico por su pasado colonial. Además, la Iglesia de la Natividad de la Virgen María, fundada por Hernán Cortés en el siglo XVI, sigue siendo un ícono de la región, y su presencia destaca en el paisaje histórico de la colonia.

La estación Metro Nativitas, que abrió sus puertas en 1970, ha sido una parte esencial del transporte público para más de 21,000 personas al día. Con una afluencia promedio anual de 18,501 personas, la estación conecta a varios puntos importantes de la alcaldía Benito Juárez, como las colonias Américas Unidas-Del Lago, Niños Héroes de Chapultepec, Periodista Francisco Zarco, y más.

Además, la zona es conocida por su vida comercial, especialmente por el Mercado Nativitas, que se encuentra al cruzar el Eje Central. Este mercado es un lugar tradicional para comprar productos frescos y comer delicioso, mientras que el cercano Museo Benita Galeana es un importante centro cultural y de derechos de la mujer.

Hoy, Nativitas es una colonia que sigue preservando parte de su historia, al mismo tiempo que se adapta a las demandas de la vida moderna. El área sigue siendo un importante punto de conexión entre el sur de la Ciudad de México y otras zonas, y su estación de Metro representa un vínculo con el pasado agrícola de la región, que se mantiene vivo gracias a la tradición de la trajinera y su legado cultural. Sin duda, Nativitas es un ejemplo de cómo la Ciudad de México ha evolucionado, respetando su historia mientras avanza hacia el futuro.

Metro Portales, historia de ladrilleras, independencia y desarrollo

El Metro Portales, ubicado en la línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, se encuentra en una de las zonas más emblemáticas del sur de la Ciudad de México. Esta estación toma su nombre de la colonia que la alberga, un lugar con un pasado lleno de transformaciones históricas que van desde las haciendas coloniales hasta la famosa “Ladrillera” que marcó la identidad del área en los primeros años del siglo XX.

El nombre “Portales” proviene de una antigua Hacienda de Nuestra Señora de la Soledad de los Portales, que fue muy productiva en su época y estuvo a cargo de Manuel Sánchez de Tagle, poeta y abogado que también fue un ferviente partidario del movimiento de independencia. Esta hacienda, que fue una de las primeras en la zona, fue vendida y subdividida en 1888. Posteriormente, el terreno pasó a ser utilizado para la construcción de un centro ganadero y, más tarde, para una fábrica de ladrillos.

La fábrica de ladrillos, conocida como La Ladrillera, construyó una serie de portales de ladrillo para la venta de sus productos, lo que le dio su sello característico. Estos portales se convirtieron en un punto clave de la zona, y hoy, el isotipo de la estación Metro Portales representa precisamente un arco o portal, evocando ese pasado industrial que definió el lugar durante mucho tiempo.

En los primeros años del siglo XX, la zona que ahora ocupa la estación Metro Portales se encontraba llena de hornos de ladrillos, lo que le dio el nombre de “La Ladrillera“. Fue durante este tiempo que Emiliano Zapata, líder revolucionario, fraccionó las tierras en su afán por repartirlas entre campesinos, marcando otro punto importante en la historia social de la zona.

Con el paso del tiempo, el área fue evolucionando y, a mediados del siglo XX, se convirtió en un lugar de comercio e intercambio. En 1957, se inauguró el famoso Mercado Portales, un espacio comercial que sigue siendo uno de los principales atractivos de la zona. Además, la cercanía de este mercado con varios tianguis que venden antigüedades y muebles le ha otorgado a la colonia una identidad única como centro de compras y cultura.

La estación Metro Portales es más que solo un punto de transporte, es un lugar lleno de historia y vida cotidiana. Además del mercado, la zona está cerca de otros puntos culturales y turísticos, como el Museo del Transporte Eléctrico y el Pueblo Originario de San Andrés Tetepilco, que ofrecen una visión más profunda sobre la historia de la ciudad y sus habitantes.

Con una afluencia promedio de 17,967 personas al año, el Metro Portales sigue siendo un eje de conexión fundamental en la Ciudad de México, sirviendo tanto a quienes habitan en la zona como a aquellos que visitan el lugar para disfrutar de su rica historia y cultura.

El Metro Portales no solo conecta a lxs habitantes del sur de la Ciudad de México con el resto de la ciudad, sino que también sigue siendo un reflejo del pasado y presente de la zona. Desde los portales de ladrillo que dieron origen al nombre hasta los vibrantes mercados y la vida comercial que define el lugar hoy, Portales continúa siendo un punto de referencia para entender el desarrollo histórico de la capital mexicana.

Metro Ermita, un viaje por la Historia de la Ciudad de México

La estación Metro Ermita es una de las más importantes en la intersección de la Línea 2 y la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, ubicada al sur de la Ciudad de México, en la alcaldía Benito Juárez. El nombre de la estación y su ícono están profundamente conectados con la historia religiosa y cultural de la zona, que guarda un legado desde tiempos prehispánicos hasta la modernidad.

La estación debe su nombre a la antigua Ermita de San Antonio, también conocida como Capilla de las Ánimas o Capilla de Zacahuitzco, una construcción religiosa que estuvo en la zona hasta ser demolida en los años 40 del siglo XX para dar paso a la ampliación de la Calzada de Tlalpan. Las ermitas eran pequeñas capillas construidas fuera de los atrios de las iglesias, y la Ermita de San Antonio fue uno de los muchos lugares de culto que existieron en la región desde el siglo XVII.

La imagen del ícono de la estación representa la silueta de esta ermita, evocando su arquitectura y el legado espiritual de la zona. Aunque la ermita original ya no existe, su historia sigue viva en el nombre de la estación y en la memoria colectiva de la comunidad.

La zona donde se ubica la estación Metro Ermita tiene un significado aún mayor al considerar su pasado prehispánico. Durante el periodo mexica, el cruce de la Calzada de Tlalpan y la Calzada Ermita-Iztapalapa fue un punto crucial de la infraestructura de la ciudad. La calzada, construida en 1432, funcionaba como un dique y un acueducto que conectaba importantes puntos de la cuenca de México, como Huitzilopochco (hoy Churubusco) y Coyoacán.

Este antiguo camino prehispánico, que originalmente unía la región con el Lago de Texcoco, es un testamento de la ingeniería mexica, y la Calzada Ermita-Iztapalapa fue una de las vías principales hacia el oriente de la ciudad. Hoy, la estación de metro se encuentra en una zona histórica que conecta el pasado mexica con la Ciudad de México moderna.

La estación Metro Ermita fue inaugurada en 1970 y, al ser una estación de superficie, sigue ofreciendo una visión del paisaje urbano y su evolución. A lo largo de los años, Ermita ha sido testigo de grandes cambios, especialmente en la ampliación y modernización de la infraestructura de la ciudad. A pesar de su importancia histórica y de estar ubicada en una zona de gran tráfico vehicular, la estación no ha sido tan concurrida, siendo una de las estaciones con menos afluencia en los últimos años.

Durante la década de 1940, la antigua ermita fue demolida como parte de los trabajos de expansión de la Calzada de Tlalpan, pero su recuerdo persiste en el nombre de la estación y en la historia de la ciudad.

La cercanía de la estación con el Centro Nacional de las Artes y las múltiples historias que giran en torno a la Ermita de San Antonio hacen que este lugar no solo sea un punto de transporte, sino también de encuentro cultural. Además, la estación se encuentra en una zona cercana a otros puntos históricos y culturales, como la Colonia Portales y el mercado homónimo, lo que le da un carácter único dentro de la red del metro.

Aunque no es la estación más concurrida, Metro Ermita sigue siendo una pieza fundamental del sistema de transporte, conectando la historia del México prehispánico, el colonial, y la modernidad del siglo XXI.