La estación UAM-Azcapotzalco, en la Línea 6 del Metro de la Ciudad de México, es mucho más que un punto de tránsito: es una puerta al pasado y presente de una de las zonas más antiguas de la ciudad. Su nombre honra tanto a la rica historia prehispánica de Azcapotzalco como a la vibrante comunidad estudiantil de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco.
El nombre Azcapotzalco proviene del náhuatl āzcapōtzalli, que significa “lugar de hormigueros”, y eso se refleja en el logotipo de la estación: una simpática hormiga que nos recuerda las historias del pasado. Antes de los mexicas, esta área fue hogar de otomíes, teotihuacanos y toltecas, quienes prosperaron aquí mucho antes de que la Triple Alianza tomara el control.
El nombre de la estación se modificó en 2014 para incluir a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en su título, como parte del 40 aniversario de esta institución. Aunque el campus Azcapotzalco de la UAM está a un kilómetro al norte de la estación, miles de estudiantes cruzan diariamente por aquí. De hecho, representan un gran porcentaje de los 7,100 pasajeros promedio que utilizan esta estación cada día.
Al salir de la estación, te espera el vibrante corazón de Azcapotzalco. A un corto paseo, puedes visitar la Iglesia de San Marcos Evangelista, un espacio lleno de historia, o aventurarte un poco más hacia el sur y explorar el centro de la alcaldía. Allí encontrarás un mosaico de iglesias, centros culturales y bibliotecas que te contarán más sobre el pasado y el presente de esta comunidad. Por si fuera poco, dentro de la misma estación encontrarás algo de cultura; y es que, en los pasillos de la estación podrás encontrarte con réplicas de algunas de las réplicas de piezas prehispánicas más emblemáticas de México, como los Atlantes de Tula, la Columna de Venus o el Chac Mol, entre otras.
Además de su rica historia, la estación UAM-Azcapotzalco conecta la dinámica vida estudiantil con una comunidad que sigue creciendo y evolucionando. Si eres amante de la cultura, la educación o simplemente disfrutas conocer nuevos lugares, no dudes en darte una vuelta por la zona que rodea esta emblemática estación de Metro.
¡Atrévete a descubrir este hormiguero de historias!
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
La estación Mixcoac, ubicada al sur de la Ciudad de México, es mucho más que una simple parada del Metro. Esta estación, que conecta la Línea 7 y la Línea 12, se encuentra en una zona rica en historia y cultura. El nombre Mixcoac proviene del náhuatl, donde Mixcóatlse descompone en “mixtli” que significa “nube”, y “coatl“, que significa “serpiente”. Así que, Mixcoac puede traducirse como “el lugar de la serpiente de nubes“, haciendo referencia a la Vía Láctea y al dios de la caza y la guerra, Mixcóatl. Este nombre evoca la cosmovisión mexica, donde las serpientes y las nubes simbolizaban fuerzas cósmicas poderosas.
El ícono de la estación, una serpiente estilizada, es un homenaje directo a este nombre y a su rica herencia prehispánica. De hecho, la historia de Mixcoac se remonta a tiempos anteriores a la llegada de los aztecas, siendo un importante asentamiento dentro del señorío de Coyohuacan, mucho antes de que el México Tenochtitlan se convirtiera en la gran ciudad que conocemos hoy. Hernán Cortés incluso mencionó este lugar en una de sus cartas de relación, lo que demuestra la relevancia histórica de esta zona.
Al principio del siglo XX, Mixcoac fue una de las trece municipalidades que constituían la Ciudad de México. Estaba ubicada estratégicamente en el centro de la ciudad, colindando con otras importantes localidades como Coyoacán, Iztapalapa y San Ángel. Hoy en día, Mixcoac sigue siendo una de las zonas más dinámicas, con un constante flujo de personas y actividades.
En cuanto a la estación de Metro, Mixcoac tiene una importancia crucial en el sistema de transporte. No solo es la terminal provisional de la Línea 12, sino que también ofrece conexión con la Línea 7. Aunque la afluencia de pasajerxs disminuyó temporalmente debido al cierre de la Línea 12 en 2021 por razones de seguridad, hoy en día la estación sigue siendo un punto clave para quienes se desplazan por la zona.
La conectividad de Mixcoac no se limita solo al Metro, también es un importante centro de transporte multimodal. Desde aquí, puedes tomar el Trolebús, las rutas de autobuses, o incluso hacer transbordo en el CETRAM Mixcoac, facilitando el acceso a otras partes de la ciudad.
Además de ser un punto neurálgico del transporte, Mixcoac está rodeada de sitios de interés cultural, como la Zona Arqueológica de Mixcoac y el Museo del Metro de la Ciudad de México. Estos lugares invitan a los curiosos a descubrir más sobre la historia de la región, desde sus raíces prehispánicas hasta su evolución moderna.
Mixcoac, con su combinación de tradición, historia y conectividad, sigue siendo un lugar fascinante dentro del vasto tejido urbano de la Ciudad de México. Su estación de Metro, con su emblemática serpiente, no solo te lleva a diferentes puntos de la ciudad, sino también a un viaje a través del tiempo y la cultura de esta parte tan especial de la capital.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
¡Vaya, vaya, Tacubaya! ¿Te suena esa rima? Pues más vale que te suene, porque Tacubaya es uno de esos lugares donde la historia y la modernidad chocan, y el Metro es el hilo conductor de todo. La estación Tacubaya es una de las más importantes en la red del Metro de la Ciudad de México, con conexiones entre las líneas 1, 7 y 9. ¡Pero hay mucho más de lo que parece!
Empecemos con el ícono de la estación: un cántaro. Este símbolo es más que un simple diseño, es un tributo a las raíces del lugar. Tacubaya, que en náhuatl significa “lugar donde se junta el agua“, hace referencia a un espacio ancestralmente conectado con este vital recurso. Desde los tiempos de los chichimecas y luego de los mexicas, la zona ha sido un punto de encuentro para asentamientos humanos debido a sus manantiales y su posición estratégica.
Tacubaya ha tenido varios nombres a lo largo del tiempo, desde Acozcomacy Atlacuihuayanhasta Tacubaya de los Mártires, cuando en 1861, Benito Juárez renombró el lugar en honor a los civiles y militares caídos en la Guerra de Reforma. Pero Tacubaya no es solo historia antigua: en el siglo XX, fue hogar de innovaciones arquitectónicas como el Conjunto Ermita, que fue el primer edificio alto de la Ciudad de México (aunque claro, esta afirmación puede ser muy controversial).
Además de ser una joya histórica, Tacubaya ha sido un epicentro cultural y hasta contracultural. Durante los 80, sus calles fueron testigos de la escena punk mexicana, y hasta hoy, este rincón de la ciudad mantiene su carácter vibrante y artístico. Si alguna vez pasas por ahí, no olvides echar un vistazo al mural “Del códice al mural” de Guillermo Ceniceros, en el transbordo de la línea 1 a la línea 7. Esta obra monumental cuenta en acrílico la historia de los mexicas desde su peregrinación hasta la fundación de Tenochtitlán.
Hoy en día, Tacubaya sigue siendo un importante centro de tránsito y, pese a su modernización y crecimiento, aún conserva la esencia de aquellos antiguos barrios prehispánicos y coloniales que le dieron vida.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
El Metro San Joaquín es más que una simple estación de la Línea 7; es un punto de conexión entre lo histórico y lo moderno en el norponiente de la Ciudad de México. Ubicada en la alcaldía Miguel Hidalgo, esta estación recibe a diario a miles de usuarios y usuarias que viajan entre las emblemáticas colonias Anáhuac y Granada, y conecta con destinos fascinantes, como el Museo Soumaya, el Museo Jumex y el Acuario Inbursa.
El nombre de la estación rinde homenaje al antiguo río San Joaquín, ahora transformado en el Viaducto Río San Joaquín, una vía rápida que se extiende desde la calzada Mariano Escobedo hasta el Panteón Francés. Este viaducto divide dos mundos en la ciudad: al sur, la vibrante zona de Polanco y Granada, famosa por sus modernos rascacielos y centros culturales; y al norte, las pintorescas microcolonias de Anáhuac, donde se encuentran barrios como Pensil y Dos Lagos, que conservan un toque tradicional entre áreas verdes y viviendas más bajas.
Si te has fijado en el logotipo de la estación, verás la silueta de uno de los puentes que cruzan el viaducto, símbolo de esta arteria urbana que alguna vez fue un río. Este detalle arquitectónico es un guiño al pasado de la zona y a su evolución con el tiempo. A pocos pasos de la estación, los visitantes pueden explorar el Parque Lineal, un espacio verde que bordea el histórico Ferrocarril de Cuernavaca, así como el Mercado Granada, que ha sobrevivido a décadas de cambio urbano (y donde podrás comer delicioso; recomiendo probar Ostionería Puerto Escondido).
San Joaquín no solo conecta a personas, sino también historias y estilos de vida. La estación ha visto un aumento en afluencia en los últimos años, gracias al desarrollo en las colonias circundantes, que han sabido integrarse a la modernidad sin perder su esencia. Aquí, la convivencia entre residencias, comercios y oficinas es un reflejo de la revitalización que está transformando este lado de la ciudad en un espacio atractivo y funcional para sus habitantes.
Así que la próxima vez que pases por la estación San Joaquín, no dudes en asomarte a conocer las joyas que rodean esta zona, donde lo tradicional y lo contemporáneo conviven para ofrecerte un vistazo a la esencia auténtica de la Ciudad de México.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
La Estación Refinería de la Línea 7 del Metro de la Ciudad de México no solo es un punto de tránsito diario, ¡es toda una cápsula de historia y cultura! Ubicada en la zona norponiente, entre las alcaldías Azcapotzalco y Miguel Hidalgo, esta estación conecta con algunos de los sitios más emblemáticos de la ciudad y tiene un trasfondo fascinante que vale la pena conocer.
El nombre de la estación es un tributo a la Refinería 18 de Marzo, que operó en esta área desde 1934 hasta su cierre en 1991. Esta planta fue originalmente construida por la Mexican Eagle Petroleum Company (subsidiaria de Royal Dutch Shell) y fue un punto clave en la industria petrolera mexicana. En 1938, el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo, y la refinería pasó a manos del gobierno mexicano, cambiando su nombre en honor a la expropiación del 18 de marzo de ese mismo año. Así, la refinería comenzó a producir para el país, y su legado sigue presente en la memoria colectiva de México.
Si miras el logo de la estación Refinería, notarás tres grandes contenedores, una representación de los depósitos de petróleo que caracterizaban el paisaje de la antigua planta de Pemex en Azcapotzalco. Es un símbolo que transporta a las y los pasajeros a la época en que el petróleo mexicano comenzaba a tomar relevancia a nivel global, y un guiño a los orígenes industriales de esta área.
Hoy, donde una vez estuvo la refinería, se extiende el popular Parque Bicentenario. Este enorme espacio verde es el resultado de un ambicioso proyecto de recuperación ambiental que comenzó en 1995. Para la creación del parque, fue necesario demoler la planta y realizar una limpieza exhaustiva del suelo, ya que estaba contaminado después de años de actividad industrial. Ahora, el parque es uno de los pulmones de la ciudad y un lugar favorito para caminatas, picnics y eventos culturales, atrayendo a miles de visitantes nacionales e internacionales que, en su recorrido, aprovechan para conocer la Estación Refinería.
Refinería tiene una característica especial: es una de las estaciones más profundas de la red. Por ello, el descenso y la salida pueden sentirse como un viaje subterráneo al pasado industrial de México. Otra particularidad es su salida única: al construirse la estación, no hubo acceso disponible en dirección a Barranca del Muerto debido a que los terrenos aún pertenecían a la refinería. Así que, ¡no te preocupes si te parece que tiene una sola salida grande; es parte del diseño original!
La Estación Refinería, más allá de ser solo una parada del Metro, es una ventana a un capítulo crucial de la historia mexicana. Con su ubicación estratégica y sus referencias al legado de la industria petrolera, esta estación nos recuerda cómo el progreso y el respeto por el medio ambiente pueden ir de la mano en un espacio renovado y lleno de vida. ¡No te pierdas la oportunidad de explorarla!
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
¡Esto es el Metro Tacuba, una estación llena de historia y sabor local en el corazón de la alcaldía Miguel Hidalgo! Tacuba, uno de los puntos de conexión de las Líneas 2 y 7, no es solo una parada en tu trayecto, sino una puerta a la riqueza cultural del pasado y presente de la Ciudad de México.
El nombre “Tacuba” proviene del náhuatl Tlacopan, que significa “tierra florida” —¡por eso su logotipo tiene tres flores! Pero este lugar tiene aún más historia: Tlacopan era uno de los reinos de la Triple Alianza junto con Tenochtitlán. Así que, al pisar Tacuba, ¡estás parado sobre un legado que se remonta a los tiempos prehispánicos!
Una de las salidas de la estación te lleva directamente a la Parroquia de San Gabriel Arcángel, donde encontrarás una figura del Niño Jesús que, con frecuencia, es vestida con el uniforme de la Selección de fútbol de México —¡una tradición que encanta tanto a locales como a visitantes! Además, en las inmediaciones de la estación se encuentra un busto en honor al tenor español Plácido Domingo, una muestra más de la diversidad cultural que abunda en esta zona.
Tacuba no siempre fue una simple estación intermedia. Cuando abrió en 1970, ¡era la terminal de la Línea 2! No fue hasta 1984 que esta línea se amplió hasta Cuatro Caminos, y en 1988 la Línea 7 también extendió su servicio hasta El Rosario, consolidando a Tacuba como un punto clave en el sistema de transporte de la ciudad.
El área alrededor de la estación es vibrante y bulliciosa, con un mercado tradicional que invita a explorar productos frescos y platillos locales. Además, puedes tomar combis y autobuses para llegar a puntos de interés cercanos, como el centro de Azcapotzalco o el norte de la alcaldía Miguel Hidalgo. Ya sea que vayas al tianguis, al mercado o simplemente quieras un vistazo a la historia, Tacuba te ofrece un panorama de la vida cotidiana en la Ciudad de México con un toque de su antiguo esplendor.
Así que la próxima vez que pases por Metro Tacuba, ¡no solo pienses en hacer una conexión de líneas! Haz una conexión con el pasado y presente de este rincón de la ciudad que, con su “tierra florida“, te recuerda que cada parada tiene su historia.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
El Metro Constituyentes, ubicado en la Línea 7 de la Ciudad de México, tiene un nombre que homenajea a las Constituciones de 1824, 1857 y 1917, fundamentales en la historia del país. La imagen de la estación, que representa un libro y una pluma, simboliza el trabajo de los congresos constituyentes y su compromiso con los ideales de justicia y libertad que hoy nos rigen.
Al salir de la estación, te encuentras en la alcaldía Miguel Hidalgo, justo al lado de la Avenida Constituyentes, una arteria que conecta con sitios históricos y modernos de la CDMX. A pocos pasos, puedes explorar el pulmón verde del Bosque de Chapultepec, un lugar perfecto para quienes buscan cultura y naturaleza en un solo sitio. Además, si quieres profundizar en la historia, el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec te espera cerca de aquí.
La estación también tiene una ubicación privilegiada para quienes se trasladan al poniente de la ciudad. Desde Constituyentes, tienes fácil acceso a varias rutas de transporte público, incluyendo conexiones con el ECOBUS que llega hasta Santa Fe, y la terminal de la Línea 3 del Cablebús en Los Pinos, ideal para quienes buscan desplazarse de forma rápida y ecológica.
¿Sabías que esta zona fue clave en la época revolucionaria? La lucha por la justicia y el constitucionalismo fue encabezada por Venustiano Carranza, quien lideró el movimiento tras el asesinato de Francisco I. Madero. Esta estación nos recuerda esa etapa histórica y el impulso que llevó a la creación de la Constitución de 1917, la cual sigue siendo la base de nuestras leyes.
En resumen, Metro Constituyentes no solo te lleva a tu destino, sino que te conecta con la historia y el corazón cultural de la ciudad.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
La estación San Pedro de los Pinos, ubicada en la colonia del mismo nombre, es una de las paradas más representativas de la Línea 7 del Metro de la Ciudad de México. A lo largo de los años, esta estación se ha convertido en un punto de conexión no solo para lxs viajerxs que se trasladan al sur de la ciudad, sino también para aquellxs interesadxs en explorar la historia, la cultura y los encantos de una de las zonas más queridas por sus residentes.
El nombre de la colonia, y por ende de la estación, tiene sus raíces en el pasado colonial de la ciudad. A finales del siglo XIX, el área era un terreno fértil de grandes haciendas y rancherías, con una gran abundancia de pinos. Fue en este entorno donde los frailes dominicos construyeron una ermita dedicada a San Pedro, dando lugar al nombre “San Pedro de los Pinos”. La zona creció en torno a la ermita, y a medida que el tiempo pasó, la colonia comenzó a expandirse hacia el sur, hasta convertirse en lo que es hoy: una de las zonas más emblemáticas de la alcaldía Benito Juárez.
El logotipo de la estación refleja este legado natural, con la silueta de un pino que representa la abundancia de estos árboles en la zona durante siglos. Aunque hoy en día los pinos ya no dominan el paisaje, su figura sigue siendo un símbolo de la historia de la colonia.
Hoy en día, San Pedro de los Pinos es una zona residencial llena de vida y de historia, con una población que aprecia su tranquilidad y su cercanía a diversos puntos de la ciudad. La estación, que recibe a más de 11,000 pasajeros diarios, es la puerta de entrada a un lugar donde la modernidad y la tradición se encuentran en armonía. Desde aquí, lxs visitantes pueden disfrutar de una gran variedad de actividades: un recorrido por el mercado local, una visita al Centro Cultural Pirámideo incluso una caminata por las calles de la colonia, que mantienen un aire de barrio muy especial.
Además de ser un centro urbano, San Pedro de los Pinos es un lugar con una rica historia arqueológica, evidenciada en uno de los sitios más importantes de la zona, el cual sigue siendo un testimonio del pasado prehispánico de la ciudad. Lxs turistas y locales por igual disfrutan de esta mezcla de lo antiguo y lo moderno, donde siempre hay algo nuevo por descubrir.
Así que, la próxima vez que tomes el metro en la estación San Pedro de los Pinos, no solo estarás viajando entre estaciones, sino que estarás recorriendo un pedazo de historia de la Ciudad de México. ¡No te pierdas la oportunidad de explorar este encantador rincón de la ciudad!
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
No hay duda de que una de las formas más fascinantes de explorar la Ciudad de México y su rica historia es a través de sus estaciones de Metro y Metrobús. Detrás de cada uno de estos nombres y logotipos se esconden relatos que reflejan el México del pasado. Algunas estaciones llevan el nombre de personajes importantes, mientras que otras evocan anécdotas y eventos históricos que han contribuido a forjar nuestra identidad nacional. En algunos casos, los nombres rinden homenaje a lo que existía en esos lugares en tiempos anteriores, ofreciendo una ventana única al legado de la ciudad.
Por otro lado, debes saber que la Real Academia Española (RAE) define un “potrero” como un sitio destinado a la cría y pasto de ganado caballar. ¿Ya te imaginas de qué estación de Metro y Metrobús voy a hablarte? ¡Así es! Hablemos brevemente de la Estación Potrero. Esta estación recibe su nombre porque la zona delimitada por las colonias Industrial y Capultitlán solía funcionar como un potrero hace más de un siglo.
En el México del Porfiriato, una de las actividades recreativas más importantes entre la crema y nata de la sociedad eran las carreras de caballos. En aquel entonces, estas se improvisaban en los terrenos de San Lázaro o del Rancho de Nápoles (cerca de la Piedad). Sin embargo, a finales del siglo XIX, el General Pedro Rincón Gallardo fundó la Sociedad Mexicana de Carreras de México (Jockey Club), logrando asociarse con personajes de alcurnia como Porfirio Díaz Ortega (hijo del presidente), José Yves Limantour (Secretario de Hacienda y Crédito Público) y Hugo Scherer (minero alemán y abuelo de Julio Scherer), entre otros. A raíz de esta sociedad, compró a Soledad Azcárate de Tayera un terreno de 600,000 metros cuadrados al poniente de Garita de Peralvillo, donde se construyó el Hipódromo de Peralvillo.
A pesar de que el hipódromo era bastante grande y contaba con todos los servicios, no contaba con suficiente espacio para que los caballos pastaran en sus instalaciones. Por suerte, a unos dos kilómetros al norte había enormes pastizales, donde se decidió construir el potrero para criar y alimentar a los caballos que competirían en el hipódromo. Estos terrenos hoy ocupan parte de la Colonia Industrial y la Capultitlán (y otras colonias más). Aunque el hipódromo fue desmantelado en 1913 y los terrenos de Potrero se utilizaron para construir la colonia Industrial en los años treinta, el nombre de Potrero se quedó en el imaginario colectivo durante varias décadas. Así, cuando se construyó la Línea 3 del Metro, se bautizó como Potrero a la estación ubicada justo en esta zona.
Cercana a la estación Potrero, puedes explorar interesantes lugares como la Iglesia de la Pasión, una hermosa edificación del siglo XX que es un punto de referencia en la colonia Guadalupe Insurgentes. Además, no te pierdas el Parque de la Pasión, que conserva vestigios del antiguo atrio de una iglesia más antigua y es un lugar ideal para disfrutar de un poco de naturaleza en medio del bullicio citadino. Además, justo saliendo de la estación se encuentra la colonia Industrial, la primera colonia planificada científicamente (según la publicidad de la época) y en la que, además de encontrarte con bellas casas de arquitectura colonial californiana y parques llenos de vida, como el María Luisa, encontrarás una interesantísima oferta gastronómica que vale la pena conocer. Además, al oeste, podrás la colonia Calputitlán, un pueblo originario, ofrece un vistazo al pasado, aunque hoy se encuentra prácticamente en el olvido e integrado a la gran metrópoli.
Así que la próxima vez que pases por la Estación Potrero, recuerda que detrás de su nombre hay un legado que une historia, cultura y modernidad en medio del caos de la Ciudad de México.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
Aunque es una calle relativamente pequeña (de 1 kilómetro aproximadamente), la Avenida Balderas es una de las vías más importantes de la Ciudad de México. No lo digo solo por los pocos de autos que transitan a diario, sino porque se ha convertido en un centro neurálgico para quienes usan el transporte público, en particular las líneas 1 y 3 del Metro, así como la Línea 3 del Metrobús. Pero la relevancia de Balderas no es solo funcional, sino también histórica, ya que cuenta con más de 10,000 años de historia. ¿Quieres saber más sobre la Avenida Balderas y su emblemática estación del Metro? Acompáñame en este recorrido por su fascinante pasado.
Balderas es mucho más que una avenida transitada. Es un corredor lleno de historia y cultura, donde el pasado y el presente de la capital se entrelazan. Si alguna vez has caminado por sus banquetas o cruzado la Alameda Central, seguramente habrás notado los edificios y monumentos que han sido testigos del crecimiento de la ciudad a lo largo de los siglos.
Nombrada en honor a Joaquín de Balderas, quien jugó un papel clave en la construcción de infraestructura pública en el siglo XIX, esta avenida ha sido testigo de diversas transformaciones que acompañaron el proceso de urbanización de la Ciudad de México. Hoy es famosa por sus conexiones con algunos de los puntos culturales más importantes de la ciudad, pero su historia va mucho más allá de su función actual.
Los inicios prehistóricos de Balderas
Para hablar de la historia antigua de la Avenida Balderas, debemos viajar a 1968. Durante la construcción de las líneas 1 y 3 del Metro, un grupo de trabajadores encontró restos humanos, lo que en su momento pudo haber sido un escándalo. Tras una investigación a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se determinó que los restos pertenecían a un hombre que vivió hace entre 10,500 y 11,000 años. Este hallazgo, ubicado entre las calles de Independencia y Juárez, llevó a que se bautizara a este individuo como El Hombre de Balderas. Aunque estos restos no están disponibles en ningún museo, forman parte de la rica historia arqueológica de la ciudad.
El Convento de San Diego y la Alameda Central
La Avenida Balderas inicia en el cruce con Paseo de la Reforma, justo donde se encuentra el Convento de San Diego, uno de los más antiguos de la ciudad, que data del siglo XVII. Este convento fue testigo del crecimiento de la capital virreinal y de las transformaciones que siguieron a la Independencia de México. Aunque gran parte del convento ha desaparecido, la iglesia de San Diego y algunos restos del antiguo edificio aún se mantienen en pie, justo a un costado de la avenida y hoy en día puedes visitarlos como el Laboratorio Arte Alameda, un espacio de experimentación artística y tecnológica que conserva la escencia arquitectónica del lugar.
La historia del convento está estrechamente vinculada a la orden de los franciscanos, quienes lo administraron durante siglos. Además, el convento fue un punto de referencia importante para las y los habitantes de la Ciudad de México antes de que la modernización transformara este espacio en un área más comercial. Además, justo en el atrio de este convento, donde inicia la Alameda Central, se colocó el quemadero de las brujas durante la Inquisición.
Y, hablando de la Alameda Central, no está de más decir que Balderas es una de las calles limítrofes de la Alameda, el parque público más antiguo de América Latina. Este espacio verde ha sido un lugar de recreo y esparcimiento desde su creación en el siglo XVI. Caminar por la Alameda mientras se aprecia la vista de la Torre Latinoamericana y el Palacio de Bellas Artes es una experiencia única que refleja la mezcla de modernidad e historia que caracteriza a esta zona de la ciudad.
La Ciudadela, la Cárcel de Belén y la Decena Trágica
Uno de los edificios más importantes e interesantes de la Avenida Balderas es La Ciudadela, una impresionante construcción que fue encargada por el vierrey Antonio María de Bucareli y Ursúa, para que sirviera como la Real Fábrica de Puros y Cigarros de México. El Virrey le pidió al ingeniero militar Miguel Constanzó que tuviera aspecto de fortaleza y, a pesar de que Constanzó empezó el proyecto, fue Miguel Mascaró quien lo llevó a cabo en 1788. La construcción de la fábrica tuvo muchos retrasos y no se terminó hasta 1807; y, a pesar de ser un gran logro del gobierno, la fábrica no funcionó mucho tiempo pues, para 1815 se adapta para convertirse en la infame Cárcel de Belén. De hecho, fue en esta cárcel donde José María Morelos pasó sus últimos días, antes de ser fusilado en Ecatepec. Tras la Independencia, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero siguieron usando este edificio como cuartel y depósito de armamento.
La Ciudadela continuó funcionando como cuartel militar durante un siglo más. Es por eso que, en 1913, durante la parte más sangrienta de la Revolución Mexicana, Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, tomó la plaza por su ubicación estratégica e infraestructura. En esos días, Victoriano Huerta, quien luchaba en el ejército de Francisco I. Madero, fingió sitiar el inmueble para ganarse la confianza del general Madero. Sin embargo, lo que nadie esperaba era que le mismísimo Huerta era aliado de Félix Díaz y terminaría traicionando al presidente Madero, fusilándolo junto a su hermano Gustavo A. Madero. El resto es historia.
Hoy en día, lo que queda del edificio de La Ciudadela o la Cárcel de Belén es la sede del Centro de la Imagen y de la Biblioteca México. Y, frente a la plaza que da al edificio, el gobierno construyó el Mercado de la Ciudadela, un mercado de artesanías con el que se buscó atender las necesidades de las y los extranjeros que llegaron a México para las Olimpiadas del 68. Por si fuera poco, la Plaza de la Ciudadela se ha convertido en un importante mercado de coleccionistas y punto de encuentro para adultos mayores que llegan todos los fines de semana a bailar danzón.
El legendario Metro Balderas y su cañón
Por supuesto, no podemos hablar de la Avenida Balderas sin mencionar la famosa estación del Metro Balderas, inmortalizada por Rockdrigo González en su canción “Metro Balderas” (1982), popularizada por El Tri en 1985. Esta estación, que conecta las líneas 1 y 3 del Metro, es transitada por miles de personas cada día, y su logotipo —un cañón— no tiene ninguna relación con Joaquín Balderas. ¿Te preguntas a qué hace alusión el cañón?
El cañón que aparece en el logotipo de la estación se inspira en los eventos de la Decena Trágica, cuando La Ciudadela fue tomada por las fuerzas de Félix Díaz y Victoriano Huerta, quienes fortificaron el edificio con cañones. Lance Wyman, el diseñador de la iconografía del Metro, eligió este símbolo como referencia a esos hechos históricos ocurridos a unos pasos de la estación.
Ahora que conoces la historia de la Avenida y Estación del Metro Balderas (ahí donde deje embarrado mi corazón 🎶🎶) vale la pena que, cuando vuelvas a pasar por esta avenida, ya sea en carro, metrobús o a pie, te fijes en los diferentes edificios que se encuentran en ella e imagines todas las historiasa que pudieron ocurrir en ellos.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.