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Metro San Pedro de los Pinos, un lugar lleno de historia prehispánica y colonial en CDMX

La estación San Pedro de los Pinos, ubicada en la colonia del mismo nombre, es una de las paradas más representativas de la Línea 7 del Metro de la Ciudad de México. A lo largo de los años, esta estación se ha convertido en un punto de conexión no solo para lxs viajerxs que se trasladan al sur de la ciudad, sino también para aquellxs interesadxs en explorar la historia, la cultura y los encantos de una de las zonas más queridas por sus residentes.

El nombre de la colonia, y por ende de la estación, tiene sus raíces en el pasado colonial de la ciudad. A finales del siglo XIX, el área era un terreno fértil de grandes haciendas y rancherías, con una gran abundancia de pinos. Fue en este entorno donde los frailes dominicos construyeron una ermita dedicada a San Pedro, dando lugar al nombre “San Pedro de los Pinos”. La zona creció en torno a la ermita, y a medida que el tiempo pasó, la colonia comenzó a expandirse hacia el sur, hasta convertirse en lo que es hoy: una de las zonas más emblemáticas de la alcaldía Benito Juárez.

El logotipo de la estación refleja este legado natural, con la silueta de un pino que representa la abundancia de estos árboles en la zona durante siglos. Aunque hoy en día los pinos ya no dominan el paisaje, su figura sigue siendo un símbolo de la historia de la colonia.

Hoy en día, San Pedro de los Pinos es una zona residencial llena de vida y de historia, con una población que aprecia su tranquilidad y su cercanía a diversos puntos de la ciudad. La estación, que recibe a más de 11,000 pasajeros diarios, es la puerta de entrada a un lugar donde la modernidad y la tradición se encuentran en armonía. Desde aquí, lxs visitantes pueden disfrutar de una gran variedad de actividades: un recorrido por el mercado local, una visita al Centro Cultural Pirámide o incluso una caminata por las calles de la colonia, que mantienen un aire de barrio muy especial.

Además de ser un centro urbano, San Pedro de los Pinos es un lugar con una rica historia arqueológica, evidenciada en uno de los sitios más importantes de la zona, el cual sigue siendo un testimonio del pasado prehispánico de la ciudad. Lxs turistas y locales por igual disfrutan de esta mezcla de lo antiguo y lo moderno, donde siempre hay algo nuevo por descubrir.

Así que, la próxima vez que tomes el metro en la estación San Pedro de los Pinos, no solo estarás viajando entre estaciones, sino que estarás recorriendo un pedazo de historia de la Ciudad de México. ¡No te pierdas la oportunidad de explorar este encantador rincón de la ciudad!

Metro San Antonio, recordando el convento que se convirtió en avenida

¡Estación San Antonio del metro de la Ciudad de México! Esta estación, que forma parte de la Línea 7, está ubicada al sur de la ciudad, en la colonia Nonoalco, y es un punto clave para las y los residentes y viajeros que transitan por esta zona llena de historia y vida. Su nombre se debe a la cercanía con la Avenida San Antonio, un lugar emblemático de la zona, y el logotipo de la estación nos muestra a San Antonio de Padua, conocido por su halo de inocencia representado por un niño Jesús a su lado.

El origen del nombre de San Antonio viene de mucho tiempo atrás, ya que en 1530, cuando la Orden de los Antoninos llegó a México, recibieron el permiso para construir un templo en lo que hoy es el sur de la ciudad. Así, se levantó el Convento de San Antonio Abad, cuyo edificio fue inaugurado hasta 1682. Este convento y la zona circundante fueron conocidos como San Antonio, y aunque el convento ya no existe, el nombre perdura en la zona hasta el día de hoy. En la imagen del logotipo de la estación se refleja a este santo, una figura clave tanto en la tradición religiosa como en la historia de la zona.

Hoy en día, San Antonio es una estación con gran afluencia, con un promedio de más de 8,700 pasajeros diarios, lo que demuestra la importancia de esta área en la vida diaria de lxs capitalinxs. La estación se conecta con diversas rutas de transporte público, lo que facilita el acceso a muchos puntos importantes de la ciudad, como la Central de Abastos y otros sectores emblemáticos del sur de la Ciudad de México.

Además de ser un punto de tránsito importante, la zona alrededor de la estación San Antonio está llena de historia y sitios de interés. La avenida que le da nombre conecta con varias arterias clave y pasa por sitios que reflejan la rica tradición de la ciudad. Sin duda, es un excelente punto para comenzar a explorar lo que este vecindario tiene para ofrecer. Desde sus calles, hasta sus conexiones de transporte, San Antonio no es solo un lugar de paso, ¡es un punto de encuentro para todos los que viven y visitan el sur de la ciudad!

Estación Potrero, la historia detrás del nombre de este metro y metrobús

No hay duda de que una de las formas más fascinantes de explorar la Ciudad de México y su rica historia es a través de sus estaciones de Metro y Metrobús. Detrás de cada uno de estos nombres y logotipos se esconden relatos que reflejan el México del pasado. Algunas estaciones llevan el nombre de personajes importantes, mientras que otras evocan anécdotas y eventos históricos que han contribuido a forjar nuestra identidad nacional. En algunos casos, los nombres rinden homenaje a lo que existía en esos lugares en tiempos anteriores, ofreciendo una ventana única al legado de la ciudad.

Por otro lado, debes saber que la Real Academia Española (RAE) define un “potrero” como un sitio destinado a la cría y pasto de ganado caballar. ¿Ya te imaginas de qué estación de Metro y Metrobús voy a hablarte? ¡Así es! Hablemos brevemente de la Estación Potrero. Esta estación recibe su nombre porque la zona delimitada por las colonias Industrial y Capultitlán solía funcionar como un potrero hace más de un siglo.

En el México del Porfiriato, una de las actividades recreativas más importantes entre la crema y nata de la sociedad eran las carreras de caballos. En aquel entonces, estas se improvisaban en los terrenos de San Lázaro o del Rancho de Nápoles (cerca de la Piedad). Sin embargo, a finales del siglo XIX, el General Pedro Rincón Gallardo fundó la Sociedad Mexicana de Carreras de México (Jockey Club), logrando asociarse con personajes de alcurnia como Porfirio Díaz Ortega (hijo del presidente), José Yves Limantour (Secretario de Hacienda y Crédito Público) y Hugo Scherer (minero alemán y abuelo de Julio Scherer), entre otros. A raíz de esta sociedad, compró a Soledad Azcárate de Tayera un terreno de 600,000 metros cuadrados al poniente de Garita de Peralvillo, donde se construyó el Hipódromo de Peralvillo.

A pesar de que el hipódromo era bastante grande y contaba con todos los servicios, no contaba con suficiente espacio para que los caballos pastaran en sus instalaciones. Por suerte, a unos dos kilómetros al norte había enormes pastizales, donde se decidió construir el potrero para criar y alimentar a los caballos que competirían en el hipódromo. Estos terrenos hoy ocupan parte de la Colonia Industrial y la Capultitlán (y otras colonias más). Aunque el hipódromo fue desmantelado en 1913 y los terrenos de Potrero se utilizaron para construir la colonia Industrial en los años treinta, el nombre de Potrero se quedó en el imaginario colectivo durante varias décadas. Así, cuando se construyó la Línea 3 del Metro, se bautizó como Potrero a la estación ubicada justo en esta zona.

Cercana a la estación Potrero, puedes explorar interesantes lugares como la Iglesia de la Pasión, una hermosa edificación del siglo XX que es un punto de referencia en la colonia Guadalupe Insurgentes. Además, no te pierdas el Parque de la Pasión, que conserva vestigios del antiguo atrio de una iglesia más antigua y es un lugar ideal para disfrutar de un poco de naturaleza en medio del bullicio citadino. Además, justo saliendo de la estación se encuentra la colonia Industrial, la primera colonia planificada científicamente (según la publicidad de la época) y en la que, además de encontrarte con bellas casas de arquitectura colonial californiana y parques llenos de vida, como el María Luisa, encontrarás una interesantísima oferta gastronómica que vale la pena conocer. Además, al oeste, podrás la colonia Calputitlán, un pueblo originario, ofrece un vistazo al pasado, aunque hoy se encuentra prácticamente en el olvido e integrado a la gran metrópoli.

Así que la próxima vez que pases por la Estación Potrero, recuerda que detrás de su nombre hay un legado que une historia, cultura y modernidad en medio del caos de la Ciudad de México.

Avenida y Estación del Metro Balderas, un recorrido por la historia de México desde la prehistoría hasta la modernidad

Aunque es una calle relativamente pequeña (de 1 kilómetro aproximadamente), la Avenida Balderas es una de las vías más importantes de la Ciudad de México. No lo digo solo por los pocos de autos que transitan a diario, sino porque se ha convertido en un centro neurálgico para quienes usan el transporte público, en particular las líneas 1 y 3 del Metro, así como la Línea 3 del Metrobús. Pero la relevancia de Balderas no es solo funcional, sino también histórica, ya que cuenta con más de 10,000 años de historia. ¿Quieres saber más sobre la Avenida Balderas y su emblemática estación del Metro? Acompáñame en este recorrido por su fascinante pasado.

Balderas es mucho más que una avenida transitada. Es un corredor lleno de historia y cultura, donde el pasado y el presente de la capital se entrelazan. Si alguna vez has caminado por sus banquetas o cruzado la Alameda Central, seguramente habrás notado los edificios y monumentos que han sido testigos del crecimiento de la ciudad a lo largo de los siglos.

Nombrada en honor a Joaquín de Balderas, quien jugó un papel clave en la construcción de infraestructura pública en el siglo XIX, esta avenida ha sido testigo de diversas transformaciones que acompañaron el proceso de urbanización de la Ciudad de México. Hoy es famosa por sus conexiones con algunos de los puntos culturales más importantes de la ciudad, pero su historia va mucho más allá de su función actual.

Los inicios prehistóricos de Balderas

Para hablar de la historia antigua de la Avenida Balderas, debemos viajar a 1968. Durante la construcción de las líneas 1 y 3 del Metro, un grupo de trabajadores encontró restos humanos, lo que en su momento pudo haber sido un escándalo. Tras una investigación a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se determinó que los restos pertenecían a un hombre que vivió hace entre 10,500 y 11,000 años. Este hallazgo, ubicado entre las calles de Independencia y Juárez, llevó a que se bautizara a este individuo como El Hombre de Balderas. Aunque estos restos no están disponibles en ningún museo, forman parte de la rica historia arqueológica de la ciudad.

El Convento de San Diego y la Alameda Central

La Avenida Balderas inicia en el cruce con Paseo de la Reforma, justo donde se encuentra el Convento de San Diego, uno de los más antiguos de la ciudad, que data del siglo XVII. Este convento fue testigo del crecimiento de la capital virreinal y de las transformaciones que siguieron a la Independencia de México. Aunque gran parte del convento ha desaparecido, la iglesia de San Diego y algunos restos del antiguo edificio aún se mantienen en pie, justo a un costado de la avenida y hoy en día puedes visitarlos como el Laboratorio Arte Alameda, un espacio de experimentación artística y tecnológica que conserva la escencia arquitectónica del lugar.

La historia del convento está estrechamente vinculada a la orden de los franciscanos, quienes lo administraron durante siglos. Además, el convento fue un punto de referencia importante para las y los habitantes de la Ciudad de México antes de que la modernización transformara este espacio en un área más comercial. Además, justo en el atrio de este convento, donde inicia la Alameda Central, se colocó el quemadero de las brujas durante la Inquisición.

Y, hablando de la Alameda Central, no está de más decir que Balderas es una de las calles limítrofes de la Alameda, el parque público más antiguo de América Latina. Este espacio verde ha sido un lugar de recreo y esparcimiento desde su creación en el siglo XVI. Caminar por la Alameda mientras se aprecia la vista de la Torre Latinoamericana y el Palacio de Bellas Artes es una experiencia única que refleja la mezcla de modernidad e historia que caracteriza a esta zona de la ciudad.

La Ciudadela, la Cárcel de Belén y la Decena Trágica

Uno de los edificios más importantes e interesantes de la Avenida Balderas es La Ciudadela, una impresionante construcción que fue encargada por el vierrey Antonio María de Bucareli y Ursúa, para que sirviera como la Real Fábrica de Puros y Cigarros de México. El Virrey le pidió al ingeniero militar Miguel Constanzó que tuviera aspecto de fortaleza y, a pesar de que Constanzó empezó el proyecto, fue Miguel Mascaró quien lo llevó a cabo en 1788. La construcción de la fábrica tuvo muchos retrasos y no se terminó hasta 1807; y, a pesar de ser un gran logro del gobierno, la fábrica no funcionó mucho tiempo pues, para 1815 se adapta para convertirse en la infame Cárcel de Belén. De hecho, fue en esta cárcel donde José María Morelos pasó sus últimos días, antes de ser fusilado en Ecatepec. Tras la Independencia, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero siguieron usando este edificio como cuartel y depósito de armamento.

La Ciudadela continuó funcionando como cuartel militar durante un siglo más. Es por eso que, en 1913, durante la parte más sangrienta de la Revolución Mexicana, Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, tomó la plaza por su ubicación estratégica e infraestructura. En esos días, Victoriano Huerta, quien luchaba en el ejército de Francisco I. Madero, fingió sitiar el inmueble para ganarse la confianza del general Madero. Sin embargo, lo que nadie esperaba era que le mismísimo Huerta era aliado de Félix Díaz y terminaría traicionando al presidente Madero, fusilándolo junto a su hermano Gustavo A. Madero. El resto es historia.

Hoy en día, lo que queda del edificio de La Ciudadela o la Cárcel de Belén es la sede del Centro de la Imagen y de la Biblioteca México. Y, frente a la plaza que da al edificio, el gobierno construyó el Mercado de la Ciudadela, un mercado de artesanías con el que se buscó atender las necesidades de las y los extranjeros que llegaron a México para las Olimpiadas del 68. Por si fuera poco, la Plaza de la Ciudadela se ha convertido en un importante mercado de coleccionistas y punto de encuentro para adultos mayores que llegan todos los fines de semana a bailar danzón.

El legendario Metro Balderas y su cañón

Por supuesto, no podemos hablar de la Avenida Balderas sin mencionar la famosa estación del Metro Balderas, inmortalizada por Rockdrigo González en su canción “Metro Balderas” (1982), popularizada por El Tri en 1985. Esta estación, que conecta las líneas 1 y 3 del Metro, es transitada por miles de personas cada día, y su logotipo —un cañón— no tiene ninguna relación con Joaquín Balderas. ¿Te preguntas a qué hace alusión el cañón?

El cañón que aparece en el logotipo de la estación se inspira en los eventos de la Decena Trágica, cuando La Ciudadela fue tomada por las fuerzas de Félix Díaz y Victoriano Huerta, quienes fortificaron el edificio con cañones. Lance Wyman, el diseñador de la iconografía del Metro, eligió este símbolo como referencia a esos hechos históricos ocurridos a unos pasos de la estación.

Ahora que conoces la historia de la Avenida y Estación del Metro Balderas (ahí donde deje embarrado mi corazón 🎶🎶) vale la pena que, cuando vuelvas a pasar por esta avenida, ya sea en carro, metrobús o a pie, te fijes en los diferentes edificios que se encuentran en ella e imagines todas las historiasa que pudieron ocurrir en ellos.

Mural del encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés, arte público para recordar el pasado

En el corazón del Centro Histórico de Ciudad de México, un mural vibrante nos recuerda un momento crucial de nuestra historia: el encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés en 1519. Este mural, ubicado en la esquina de las calles Pino Suárez y República de El Salvador, nos transporta a ese 8 de noviembre, cuando el Huey Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin recibió al conquistador en la calzada que daba acceso a Tenochtitlán, conocida en la actualidad como Calzada de Tlalpan.

La historia cuenta que, en un gesto de hospitalidad, Moctezuma obsequió a Cortés un calendario y dos discos, uno de oro y otro de plata. Sin embargo, en un giro irónico, el conquistador decidió derretir estas joyas, creyendo que su valor era únicamente material. ¡Qué interesante forma de malinterpretar la riqueza cultural!

Este mural, una maravillosa reproducción de una obra del pintor Juan Correa, fue instalado en 2015. Correa, un destacado artista del barroco novohispano de ascendencia africana-española, fue famoso por su capacidad para dar un nuevo aire a la pintura en la Nueva España. El original, que data de 1684, se encuentra en la colección del Banco Nacional de México y es una joya del patrimonio artístico.

Con unas impresionantes dimensiones de 5.60 metros de ancho y 2.45 metros de alto, el mural está compuesto por 931 piezas de talavera, cada una de 11×11 cms. Su elaboración fue todo un proceso artesanal, llevado a cabo por Empresas Cantú en San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, y tomó más de seis meses.

Situado junto al templo de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción, fundado pocos años después de este encuentro histórico, el mural es fácilmente accesible y está a solo unos pasos del Museo de la Ciudad de México. Así que, si te paseas por esta zona emblemática, no dejes de visitarlo. Este mural no solo captura un momento importante de nuestro pasado, sino que también celebra la riqueza artística y cultural que define a nuestra ciudad.

Emparán 49, la casa en la Tabacalera en la que nació la Revolución Cubana

¿Te imaginas que un edificio aparentemente común en el número 49 de la calle José de Emparán, en la Colonia Tabacalera, haya jugado un papel crucial en la historia internacional moderna? Aunque suena increíble, al llegar a esta dirección te encontrarás con un inmueble de tres plantas que parece como cualquier otro en la zona: antiguo, descuidado y, a primera vista, casi olvidado. Solo algunas plantas adornan las ventanas, dándole un toque de vida a su apariencia.

Pero no te dejes engañar por su aspecto. Este edificio fue testigo de un encuentro que cambió el rumbo de la historia moderna, desatando una crisis militar que estuvo al borde de convertirse en un apocalipsis. Hablamos de la Crisis de los Misiles, uno de los episodios más significativos de la Guerra Fría. ¿Intrigadx? ¡Acompáñame a descubrir su historia!

La historia comienza con Arsacio “El Kid” Vanegas Arroyo, un luchador profesional mexicano nacido en 1922. Su abuelo, Antonio Vanegas Arroyo, fue uno de los editores del famoso grabador José Guadalupe Posada. Gracias a su trabajo, Antonio conoció a José Martí, líder de la independencia cubana, y a través de él se interesó en la política, al punto de apoyar a los independentistas cubanos, imprimiendo su propaganda.

Arsacio creció en un hogar donde la situación política de Cuba siempre estaba presente. Desde niño, aprendió sobre la lucha por la independencia de la isla y los sucesos que siguieron, incluyendo la dictadura de Fulgencio Batista. Además, México se había convertido en refugio para exiliados políticos, primero de republicanos españoles y luego cubanos que huían del régimen de Batista. Esa cercanía con Cuba y el exilio, lo llevaron a conocer a su esposa Maria Antonia, quien había dejado la isla para buscar una mejor vida en México. Así, la casa de Arsacio y de María Antonia, se transformó en un punto de encuentro para la comunidad cubana exiliada en México.

Mientras Arsacio luchaba en el cuadrilátero, un joven llamado Fidel Castro comenzaba su propia lucha contra Batista. Tras un fallido asalto al Cuartel Moncada en 1953, Castro fue capturado y pasó 22 meses en prisión. Tras su liberación en 1955, viajó a México para organizar su movimiento revolucionario. Al mismo tiempo, Ernesto “Ché” Guevara, que había recorrido América Latina, también llegó a México y, mediante su red de contactos, conoció a María Antonia.

Fue en la casa de los Vanegas donde Ernesto conoció a los hermanos Castro, Raúl y Fidel, en una tarde de junio de 1955. A partir de ese encuentro, comenzaron a reunirse en la casa de la calle Emparán y en el famoso Café La Habana, donde planearon la Revolución Cubana. Fidel invitó al Ché a unirse como el médico de la expedición guerrillera.

Durante su estancia en México, Arsacio se convirtió en el entrenador de los rebeldes. Los llevó a entrenar en el gimnasio, a remar en el Lago de Chapultepec y a realizar largas caminatas por la ciudad. Subían montañas como el Cerro del Chiquihuite y el Popocatépetl, mientras que María Antonia les cocinaba pipián, frijoles y huitlacoche, platillos favoritos de Fidel. El 25 de noviembre de 1956, partieron desde Tuxpan, Veracruz, a bordo del yate Granma rumbo a Cuba. Aunque el yate encalló en los manglares, esto no detuvo la Revolución, que concluyó con la caída de Batista el 31 de diciembre de 1958.

Fidel Castro asumió el poder y, poco después, declaró a Cuba como un país socialista, aliado de la Unión Soviética. Esto aumentó las entre URSS y EE.UU. quienes se encontraba en plena Guerra Fría. La cercanía de Cuba a las costas estadounidenses, a solo 150 kilómetros, la convertía en un punto estratégico. La crisis alcanzó su punto máximo en 1962, cuando se descubrieron misiles soviéticos en territorio cubano, desencadenando la famosa Crisis de los Misiles.

Todo comenzó en esa casa de la Colonia Tabacalera, donde Fidel, el Ché y sus compañeros empezaron a forjar los lazos de una revolución que no solo cambió Cuba, sino que puso al mundo al borde de una guerra nuclear. Así, ese modesto edificio, lejos de ser olvidado, fue un escenario clave en la historia de la Guerra Fría. ¿Sabías esta historia?

Nota: El edificio sigue siendo habitado por diferentes familias, por lo que no se puede ingresar al mismo; y lo único que se puede observar es una placa que colocó el gobierno (el 26 de marzo del 2014) reconociendo este hecho histórico.

Panteón del Tepeyac, un recorrido por la historia mortuoria de México

¡Descubre el Panteón del Tepeyac! Este emblemático lugar no es solo un cementerio, sino un verdadero tesoro de la historia de México. Fundado en 1660 por los Caballeros de la Orden de Guadalupe, se dice que aquí descansan los restos de Juan Diego, el célebre indio que tuvo las famosas apariciones de la Virgen de Guadalupe en 1531. Aunque las lápidas más antiguas datan de 1660, algunxs historiadorxs creen que el panteón adquirió su forma actual un siglo después, con la construcción de la Capilla del Cerrito.

Situado en la cima del Cerro del Tepeyac, este panteón no solo es un lugar de descanso final, sino también un espacio que refleja la rica herencia cultural de México. La entrada principal, que data de 1865, fue parte de una reorganización que embelleció el sitio. Y aunque es un cementerio civil, su acceso está restringido a familiares de lxs difuntxs o quienes agenden una cita para una visita guiada al pequeño museo del lugar. ¡Así que si te animas, no olvides hacer tu reservación!

El Panteón del Tepeyac es famoso por albergar a personajes notables, desde presidentes como Antonio López de Santa Anna hasta escritores y poetas como Xavier Villaurrutia. Aquí también se encuentra la impresionante escultura del Ángel del Silencio, que vigila este espacio lleno de historia. Entre sus muchxs visitantes, la Virgen de Lourdes solía atraer a muchxs fieles, convirtiéndose en un símbolo del lugar.

Si decides pasear por el Panteón, estarás rodeadx de un paisaje que no solo incluye la Basílica de Guadalupe, sino también múltiples capillas y senderos que hacen de esta visita una experiencia enriquecedora. Desde distintos puntos del cerro, el panteón se asoma como un telón de fondo que conecta el pasado con el presente. En su pequeño museo, puedes aprender más sobre la historia del Cerro del Tepeyac y del propio cementerio, enriqueciendo tu visita con un toque de cultura.

Desde tiempos prehispánicos, este cerro fue un lugar sagrado para los aztecas, quienes adoraban a Tonantzin, la diosa de la fertilidad y el renacimiento. La leyenda dice que Juan Diego pidió ser sepultado aquí, lo que añade un aire de reverencia a este espacio.

Así que, si te animas a explorar el Panteón del Tepeyac, prepárate para un viaje al corazón de la historia y la cultura mexicana. Recuerda, es un lugar donde la memoria vive y respira, y cada rincón tiene una historia que contar. ¡Ven y descubre este rincón lleno de paz y legado!

Prepara tu Visita
Dirección:
 Gral. Pedro María Anaya #10, Villa Gustavo A. Madero, Ciudad de México, CDMX
Reservaciones al: (55) 5118 0500
Costo por persona: Entrada libre.
Horario: Lunes a domingo de 9:00 a 15:30 hrs.

La Calzada de los Misterios, un viaje cultural, histórico y espiritual por la CDMX

¡Imagina caminar por una avenida que lleva siglos conectando el pasado prehispánico con el presente moderno de la Ciudad de México! Así es la Calzada de los Misterios, un tramo lleno de historia que une el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe con el Paseo de la Reforma. Este camino, que antiguamente servía para conectar México-Tenochtitlan con el pueblo de Tepeyacac, también separaba las aguas dulces de las saladas del Lago de Texcoco. ¡Impresionante, ¿no?!

En el México prehispánico, la calzada era más que un simple camino. Construida por los mexicas, estaba diseñada como un dique y fue fundamental para el control de las aguas del valle. Los peregrinos recorrían esta vía para rendir tributo a Tonantzin, la madre de los dioses, y más tarde para visitar a la Virgen de Guadalupe en su santuario.

Durante la Colonia, la calzada siguió siendo clave para las y los peregrinos que venían a venerar a la Virgen. Incluso, en 1675 se levantaron los famosos 15 Misterios del Rosario, enormes monumentos de piedra que representaban los misterios del rezo. Estos monumentos, diseñados por el arquitecto Cristóbal de Medina, se han mantenido en la calzada a lo largo de los siglos, aunque no sin algunos contratiempos. ¡Y es que los misterios fueron dañados por el tiempo, el ferrocarril y hasta ladrones!

Hoy en día, la Calzada de los Misterios sigue viva. Ha sido restaurada en varias ocasiones, e incluso cuenta con una cruz monumental de 22 metros de altura bendecida por el Papa Juan Pablo II en 1999. También, con la llegada del Metrobús, se han hecho esfuerzos para proteger los monumentos y dar más espacio a las y los peatones, transformando este icónico trayecto en un lugar de paseo más accesible.

Los Misterios de la Calzada

¡Prepárate para un paseo único por la Calzada de los Misterios, donde la historia y la fe se encuentran en un recorrido lleno de arte y espiritualidad! Acompáñame a recorrer los Misterios Gozosos, Dolosos y Gloriosos que se encuentran bien distribuidos a lo largo de toda la Calzada de los Misterios. ¡Acompáñame a descubrirlos!

Misterios Gozosos:

1er. Misterio Gozoso: La Anunciación

Imagina la sorpresa de María cuando el Arcángel Gabriel se le aparece para darle la gran noticia: ¡será la madre de Jesús! Este es el Primer Misterio Gozoso, conocido como “La Anunciación“, y es también el primero en adornar la Calzada. Desde su creación en 1675 por Cristóbal de Medina Vargas, ha sido testigo del paso de millones de peregrinxs que se dirigen a la Basílica de Guadalupe. Ubicado en la Colonia Ex-Hipódromo de Peralvillo, este monumento ha sido restaurado con el paso de los años, pero conserva su magia original

2do. Misterio Gozoso: La Visitación

El Segundo Misterio Gozoso nos cuenta sobre la visita de María a su prima Isabel, quien también está embarazada y llevará en su vientre a Juan Bautista. Este monumento, ubicado cerca de la estación del Metrobús Mercado de Beethoven, data de 1675. Aunque el tiempo ha dejado su huella en el relieve de tezontle, aún puedes distinguir a las dos primas compartiendo este momento tan especial. ¡Y qué mejor que visitarlo en la temporada de jacarandas, cuando las flores pintan el paisaje de morado y hacen aún más mágico el recorrido!

3er. Misterio Gozoso: La Natividad

¡Y llegamos al nacimiento de Jesús! El Tercer Misterio Gozoso, “La Natividad“, representa el momento en que el mundo recibe al Salvador en un humilde pesebre en Belén. Aunque el relieve de tezontle se ha erosionado con el tiempo, los ángeles que vigilan desde lo alto aún son visibles, y el sentimiento de paz que transmite este monumento sigue intacto. Ubicado en la intersección de la calle Beethoven, este Misterio es el último que verás en la Alcaldía Cuauhtémoc antes de cruzar hacia Gustavo A. Madero.

4to. Misterio Gozoso: La Presentación en el Templo

Cruzando el Circuito Interior, nos encontramos con el Cuarto Misterio Gozoso: “La Presentación“. Aquí, María y José llevan al Niño Jesús al Templo de Jerusalén, siguiendo las tradiciones del Antiguo Testamento. Este monumento se encuentra muy cerca del centro comercial Plaza Misterios, y aunque ha sido restaurado, conserva la esencia de su creación original en el siglo XVII. La estación del Metro Misterios está a solo unos minutos caminando, lo que lo convierte en un punto de fácil acceso para aquellxs que deseen admirarlo de cerca.

5to. Misterio Gozoso: El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo

El Quinto Misterio Gozoso narra el episodio en el que Jesús, siendo apenas un niño, es hallado en el Templo de Jerusalén enseñando a los ancianos. Aunque se trata de uno de los eventos menos conocidos de la infancia de Cristo, su representación ha sido una constante en el arte a lo largo de la historia. Este monumento está ubicado al sur de la intersección con la calle Clave, en una zona que ha crecido industrialmente desde el siglo XIX, lo que le añade una interesante mezcla de historia y modernidad a la Calzada de los Misterios.

Misterios Dolosos:

1er. Misterio Doloso: La Agonía en el Huerto

Este primer misterio doloso nos transporta al emotivo momento en que Jesús, después de la Última Cena, se retira a orar al Monte de los Olivos antes de su arresto. Aunque el relieve del monumento ha resistido los estragos del tiempo, aún se puede apreciar a Jesús arrodillado ante un ángel, mientras que Pedro, Juan y Santiago duermen profundamente, como se relata en los evangelios. Curiosamente, este monumento se alza junto a un supermercado, lo que le da un toque moderno y surrealista a la experiencia de contemplarlo. ¡Perfecto para una pequeña pausa reflexiva en medio de la vida urbana!

2do. Misterio Doloso: La Flagelación de Jesús

El Segundo Misterio Doloso muestra a Cristo siendo flagelado por soldados romanos. La escena es intensa y llena de dinamismo, con el relieve en perfectas condiciones, lo que permite admirar los detalles. Este monumento está cerca de la Glorieta dedicada a José María Velasco, una zona de la calzada que ya empieza a dar una sensación de proximidad al final del recorrido espiritual.

3er. Misterio Doloso: La Coronación de Espinas

Este monumento fue una de las réplicas colocadas en 1999, cuando se renovaron varios de los Misterios originales. A pesar de ser una sustitución, sigue fiel al espíritu del camino de lxs peregrinxs. Curiosamente, justo al lado, encontrarás la calle La Corona, que no se refiere a la corona de espinas de Cristo, sino a la famosa fábrica de jabónLa Corona“. ¡Un guiño inesperado a la historia industrial de la ciudad!

4to. Misterio Doloso: Jesús con la Cruz a Cuestas

Este es uno de los más impactantes y conocidos. Representa el momento en que Jesús lleva la cruz en su camino al Gólgota. Su ubicación justo en medio de la calzada lo convierte en un punto clave para lxs peregrinxs que se dirigen a la Basílica de Guadalupe. Además, este monumento está rodeado por un barrio lleno de vida, con pequeños comercios y restaurantes que parecen haberse adaptado al flujo constante de visitantes.

5to. Misterio Doloso: La Crucifixión de Cristo

El último misterio doloso es quizás el más profundo. La Crucifixión de Cristo, el momento culminante de su sacrificio, está representada aquí con una simplicidad que contrasta con la importancia del evento. Este monumento, al igual que otros, fue renovado en la década de los 90, pero sigue evocando la solemnidad y el respeto que inspira. Se encuentra cerca de la calle Victoria, que lleva el nombre de la famosa cervecería, ¡así que un brindis reflexivo no estaría fuera de lugar después de esta intensa experiencia!

Misterios Gloriosos

1er. Misterio Glorioso: La Resurrección

El primer Misterio Glorioso, La Resurrección, nos da la bienvenida detrás del Instituto Mier y Pesado. Este monumento representa la victoria de Jesús sobre la muerte, cuando resucitó al tercer día. Aunque este es uno de los misterios más discretos, tiene una profunda carga simbólica. Fue restaurado en 1999 para recibir la visita del Papa Juan Pablo II, quien trajo consigo un aire renovado de fe y esperanza. Con las jacarandas en flor, este sitio se convierte en un rincón encantador que invita a la reflexión y la paz, incluso si a veces “sufre” de graffiti.

2do. Misterio Glorioso: La Ascensión

¡Sigue caminando! Llegarás al Segundo Misterio Glorioso: La Ascensión. Aquí se representa el momento en que Cristo sube al cielo, dejando una promesa de regreso. Ubicado en la frontera entre la Colonia Industrial y la calzada, este monumento es parte de las reproducciones de 1999 que complementan los ocho originales del siglo XVII.

3er. Misterio Glorioso: La Bajada del Espíritu Santo

En el Tercer Misterio Glorioso, nos encontramos con un momento clave para lxs seguidorxs de Jesús: la llegada del Espíritu Santo a los discípulos. Este monumento recuerda el evento de Pentecostés, cuando el Espíritu dio fuerza y guía a los apóstoles. Ubicado en el cruce del antiguo Ferrocarril Mexicano, este lugar marca el inicio del barrio de Tepeyac Insurgentes, que conecta el pasado colonial con la ciudad moderna. Un punto de inflexión en la historia religiosa, ¡y también un buen lugar para una pausa en el paseo y echarte una birria!

4to. Misterio Glorioso: La Asunción de María

Casi al final de nuestro recorrido, llegamos al Cuarto Misterio Glorioso, que representa la Asunción de María. Aquí, la Virgen sube al cielo en cuerpo y alma, un tema recurrente en el arte cristiano, especialmente durante el Barroco. Pintores como Caravaggio y El Greco plasmaron este misterio en sus obras, y aquí, en la Calzada, encontramos una recreación igual de inspiradora. Si ya llegaste hasta aquí, estarás muy cerca de la Basílica de Guadalupe, lo que hace que este tramo del paseo sea aún más emocionante.

5to. Misterio Glorioso: La Coronación de la Virgen María

Finalmente, llegamos al Quinto Misterio Glorioso, el último monumento antes de la Basílica. Este representa la Coronación de la Virgen María como Reina del Cielo y de la Tierra. Este es uno de los monumentos originales que sobrevivieron a la destrucción del siglo XIX, y su cercanía con la Basílica le otorga un significado especial. Al llegar aquí, sentirás cómo la ruta de peregrinación te guía directamente hacia uno de los lugares más sagrados de México. ¡Es la culminación de una travesía llena de historia, arte y devoción!

Con estos quince misterios, la Calzada de los Misterios no solo es un recorrido religioso, sino también un viaje cultural en el tiempo, donde se combinan el pasado prehispánico y colonial y la devoción cristiana.

Otros puntos de interés en Calzada de los Misterios

Monumento a José María Velasco

Sobre la calzada, justo entre las calles de Euzkadi y Schumann, y a una callle de Robles Dominguez, se encuentra la glorieta del Monumento a José María Velasco es un oasis de tranquilidad que rinde homenaje al célebre pintor, pionero del paisaje mexicano. Velasco, nacido en 1840, capturó la majestuosidad de los valles y volcanes de México, proyectando una identidad nacional a través de sus obras. El monumento, diseñado por el escultor Lorenzo Rafael y donado en 1977 por el Estado de México, inmortaliza al artista en bronce, ofreciendo un espacio para reflexionar sobre su legado en medio de la vibrante Ciudad de México.

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Monumento a los Peregrinos

El Monumento a los Peregrinos, con una imponente cruz de 22 metros de altura, es una obra emblemática en la Ciudad de México. Fue inspirado en la Cruz de la Evangelización, entregada por el Papa Juan Pablo II para conmemorar cinco siglos de cristianismo en América. Esta cruz fue bendecida por el mismo Papa durante su visita en 1999. En su base, se encuentran cuatro figuras que representan a los primeros misioneros que llegaron a México: Pedro de Gante, Juan de Ayora, Juan de Tecto y un dominico anónimo. El monumento es un homenaje a los evangelizadores y un símbolo de la profunda historia religiosa de la ciudad.

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Museo de Cera de La Villa

El Museo de Figuras de Cera “Dilea Castillo Viuda de Neira”, ubicado frente a La Villa, es el museo de cera más antiguo de México y Latinoamérica, con casi un siglo de historia. Fundado por Dilea Castillo y José Neira, quienes descubrieron su pasión por esculpir figuras en cera de abeja, este museo cuenta con 22 figuras de personajes históricos y populares como Benito Juárez, Pedro Infante y la Virgen de Guadalupe. Con su toque artesanal y realismo único, el museo ofrece una experiencia surrealistaa para las y los visitantes que deseen explorar el pasado de México de manera accesible y diferente.

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Ahora que ya conoces la importancia histórica, prehispánica y colonial, de la Calzada de los Misterios, y que conoces más sobre los quince misterios, los monumentos y el museo que se esconden en esta avenida, regálate un rato para explorar la Calzada y descubrir en carne propia todas las sorpresas que ofrece este importante calle de la Ciudad.

Monumento y Arco de Santa Anita, la puerta histórica al pasado canalero de la CDMX

¡Bienvenidx a Santa Anita, un rincón lleno de historia y tradición al sur de la Ciudad de México! Aquí, el Monumento y Arco de Santa Anita te dan una cálida bienvenida, recordando la importancia de este antiguo asentamiento a orillas del famoso canal de La Viga. Aunque muchos visitantes llegan al barrio a través de la estación del Metro Santa Anita, el arco es la verdadera puerta de entrada para quienes desean conectarse con el pasado canalero de la zona.

Este emblemático monumento, inaugurado en 2017, rinde homenaje a los barqueros que, durante siglos, navegaron por los canales transportando mercancías y vendiendo los deliciosos tamales de Santa Anita. El legado de estos canales, que unían Xochimilco con el lago de Chalco y atravesaban la ciudad hasta la Colonia Guerrero, sigue vivo en la memoria de la gente, aunque el canal fue pavimentado en 1957.

El arco está situado junto al lugar donde pasaba el canal, y su diseño evoca la historia del barrio, igual que los mosaicos que adornan la estación de Metro cercana. De hecho, el monumento cuenta con referencias al icónico barquero de los canales, que ha sido representado en otras obras, como el famoso cocodrilo de Leonora Carrington.

Si bien hoy los canales ya no forman parte del paisaje urbano, el espíritu de Santa Anita sigue vivo en sus calles, y este monumento nos invita a recordar la importancia de este histórico punto de encuentro para la vida de la Ciudad de México. ¡No te pierdas la oportunidad de pasear por este pintoresco barrio y descubrir sus encantos!

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Dirección:
Av. Hidalgo & Calzada de la Viga, Pueblo Santa Anita, Ciudad de México, CDMX

Monumento a La Raza, un tributo a la Raza Cósmica mexicana

El Monumento a La Raza, ubicado en la transitada avenida Insurgentes Norte, justo en el cruce con Circuito Interior (Bicentenario), de la Ciudad de México, es una de esas joyas arquitectónicas que pasan desapercibidas para muchxs, pero que encierran una fascinante historia y un simbolismo profundo. Si alguna vez te has preguntado qué es esa imponente pirámide de 50 metros de altura (debo confesar que todas las fuentes consultadas dan esa altura, pero a mi me parece que es mucho menos), estás a punto de descubrir un rincón histórico que vale la pena admirar más de cerca.

Construido entre 1930 y 1940, este monumento es fruto del trabajo conjunto del ingeniero Francisco Borbolla y el arquitecto y escultor Luis Lelo de Larrea. Fue levantado en pleno Maximato, una etapa crucial en la historia de México tras la Revolución Mexicana, marcada por la consolidación del poder político y la búsqueda de una identidad nacional. En este contexto, el monumento rinde homenaje a la idea de “La Raza Cósmica“, una teoría promovida por el filósofo José Vasconcelos, quien proponía que las y los mexicanos eran descendientes de la mezcla de todas las razas, resultando en una nueva raza mestiza y trascendental. Aunque esta visión ha sido ampliamente debatida y reinterpretada con el tiempo, el Monumento a La Raza refleja ese deseo de unificar el pasado indígena y el presente mestizo de México.

La estructura principal del monumento es una pirámide escalonada, que evoca las formas arquitectónicas prehispánicas, pero también está cargada de simbolismo moderno. En la cúspide se encuentra una enorme escultura de un águila, de 5.75 metros de altura, creada originalmente para coronar un edificio del Congreso en 1910 (hoy es el Monumento a la Revolución), pero que terminó siendo parte de este monumento. El águila, un símbolo de fuerza y poder, está acompañada por relieves que hacen referencia a la serpiente emplumada, una figura clave en las culturas prehispánicas como la teotihuacana y mexica. De hecho, las enormes cabezas de serpiente talladas que adornan las escaleras del monumento son un tributo a esa poderosa deidad.

Alrededor del monumento, en sus lados este y oeste, hay esculturas que representan momentos clave en la historia de México: al este, la fundación de Tenochtitlan, y al oeste, un grupo defensivo de figuras. Estas esculturas, también obra de Luis Lelo de Larrea, capturan la esencia de la lucha y la creación de la nación mexicana, recordándonos que el pasado indígena sigue siendo parte fundamental de la identidad del país.

Aunque no es uno de los monumentos más visitados de la ciudad, el Monumento a La Raza ha ganado un lugar en el corazón de muchxs capitalinxs. La zona que lo rodea ha adoptado su nombre, desde la estación de metro hasta el famoso hospital “La Raza”. El monumento es un homenaje no solo a la historia del país, sino a su gente, su cultura y su evolución. Hoy en día, mirar con más profundidad este monumento nos invita a reflexionar sobre la mezcla de culturas que define a México y sobre cómo el pasado indígena sigue vivo en el presente mestizo.

Así que la próxima vez que te encuentres por la zona, tómate un momento para admirar este colosal homenaje a la historia mexicana. ¡Es mucho más que un simple punto de referencia en la ciudad, es un símbolo de la diversidad y fortaleza del pueblo mexicano!

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Dirección:
 Av. Insurgentes Norte #280, San Simón Tolnahuac, Ciudad de México, CDMX