En la esquina de Victoria y Revillagigedo, en el barrio de San Juan del Centro Histórico de la Ciudad de México, se encuentra un espectacular edificio de estilo ecléctico, que mezcla la arquitectura inglesa y la gótica-normada. El edificio fue diseñado por el Arquitecto Federico E. Mariscal para ser el cuartel de policía de la Ciudad de México en la época de Don Porfirio, y se consideró para ser parte de los festejos del centenario de la Independencia de México.
El inmueble, inaugurado en 1908, fue pensado para ser la jefatura de policía, pero también contaba con una correccional, juzgados, registro civil e, incluso, tenía una estación de bomberos. La Revolución Mexicana estalló dos años después de que la jefatura abriera sus puertas, pero el gobierno de Francisco I. Madero mantuvo este edificio en funcionamiento al terminar la revuelta. Sin embargo, en febrero de 1913, durante la Decena Trágica (cuando Victoriano Huerta se levanta en contra de Madero), un grupo rebelde tomó el control de la jefatura.
Al ser un punto estratégico para la batalla, por su ubicación y porque su torre permitía ver toda la Ciudad, el ejército decidió recuperar la comisaría. Fue así, que se dio una batalla entre ambos bandos, sometiendo la estructura del edificio a la artillería militar. Por suerte, el edificio no sufrió grandes daños y, cuando Huerta asumió la presidencia, volvió a ser el cuartel de la policía. Sin embargo, para los años treinta, la jefatura, junto a todos los servicios que ofrecía, se movieron a diferentes edificios a lo largo de la Ciudad de México dejando el inmueble casi a su suerte.
Hoy en día, la sede de la Antigua Jefatura de Policía es la cuenta con una oficina de la Agencia del Ministerio Público, otra de la Coordinación Territorial y también contaba con un centro de monitoreo del C4. Pero lo más importante es que, desde hace varios años, también es la sede del Museo del Policía de la Ciudad de México, un sencillo espacio en el que se puede conocer la historia de la Policía de nuestra ciudad (obvio sin hablar de su corrupción) a través de una exposición permanente en la que podrás uniformes, cascos, fotografías, armas y vehículos que han pertenecido a la corporación chilanga de seguridad. Además, cuentan con espacios para exposiciones temporales de todo tipo y para todos los gustos.
El Museo del Policía de la Ciudad de México es un lugar sencillo pero educativo. Un espacio dedicado a todas las personas que quieran conocer más sobre la historia de nuestra ciudad, a través de las personas que han buscado mantenerla segura. Así que, si andas en el centro y te interesan estos temas, ya sabes por dónde debes darte una vuelta.
Prepara tu Visita Dirección: Victoria #82, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX Costo por persona: Entrada libre Horario: Lunes a domingo de 9:00 a 15:30 hrs.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
¿Quieres vivir una aventura visual y un viaje a través del tiempo? Entonces, tienes que visitar el Museo Kaluz. Este museo es como un cofre del tesoro lleno de arte mexicano que te dejará con la boca abierta y el corazón lleno de admiración. Ubicado en las afueras del Centro Histórico, en el histórico edificio de la antigua Hospedería de Santo Tomás de Villanueva, el Museo Kaluz abrió sus puertas en 2020, transformándose rápidamente en un punto de encuentro para todxs lxs amantes del arte. Este espacio mágico es una iniciativa de la Fundación Kaluz, con el objetivo de promover y difundir el arte mexicano, desde sus raíces hasta la contemporaneidad.
El edificio en sí ya es una joya. Imagínate caminar por un lugar que tiene más de 400 años de historia; construido en el siglo XVII y que ha sido testigo de innumerables historias y transformaciones. Restaurado con mucho cariño y detalle, el museo combina la belleza de su arquitectura colonial con instalaciones modernas que hacen que cada visita sea una experiencia única.
La colección del Museo Kaluz es un verdadero festín para los ojos. Aquí encontrarás una rica variedad de obras de arte que abarcan desde el siglo XVIII hasta la actualidad. Es como hacer un recorrido por la historia de México a través de sus artistas más emblemáticxs. ¿Te gustan los paisajes que te transportan a otro tiempo y lugar? Entonces te encantará la colección de paisajismo mexicano, con obras que capturan la belleza y diversidad de los paisajes del país. Podrás admirar desde las majestuosas montañas y volcanes hasta los tranquilos campos y ríos que han inspirado a tantxs artistas.
Pero eso no es todo, el Museo Kaluz también tiene una impresionante colección de arte moderno y contemporáneo. Puedes ver cómo los y las artistas mexicanxs han interpretado y transformado su realidad a través del tiempo. Desde el vibrante muralismo hasta las expresiones más abstractas y conceptuales, aquí hay algo para todos los gustos. Una de las joyas de la corona es su colección de retratos. Estos no solo capturan la imagen de personas importantes en la historia de México, sino que también reflejan los cambios sociales y culturales del país. Cada retrato cuenta una historia y te invita a conocer más sobre las vidas y épocas de sus protagonistas. Y no podemos olvidar las exposiciones temporales. El Museo Kaluz siempre tiene algo nuevo y emocionante que ofrecer, con exposiciones que abordan temas actuales y relevantes, así como retrospectivas de artistas consagradxs.
El Museo Kaluz no es solo un lugar para admirar obras de arte; también es un espacio dinámico y lleno de vida. El museo ofrece una variedad de actividades y eventos que hacen que cada visita sea especial. Desde talleres y conferencias hasta visitas guiadas y eventos culturales, siempre hay algo emocionante sucediendo. ¿Te gustaría aprender a pintar? Los talleres del museo te permiten liberar tu creatividad y aprender nuevas técnicas de la mano de artistas profesionales. ¿Prefieres escuchar historias fascinantes? Las conferencias y charlas te ofrecen una oportunidad única para conocer más sobre la historia del arte y las obras expuestas.
Así que, si estás buscando una experiencia cultural divertida y enriquecedora en la Ciudad de México, el Museo Kaluz es el lugar perfecto para ti. Date una vuelta y déjate sorprender por su impresionante colección, sumérgete en la historia del arte mexicano y participa en las actividades que te ofrecen. ¡Seguramente saldrás inspiradx y con ganas de volver una y otra vez!
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
Se dicen muchas cosas sobre el pulque, que se fermenta con excremento humano, que para producirlo se absorbe en la boca y luego se escupe, que es una bebida sucia, que es solo para pobres… ¡Puros mitos para desprestigiar la bebida de los dioses! Si tú también has escuchado estos mitos, y te los has creído, o si quieres conocer más sobre el pulque, tienes que visitar el Museo del Pulque y las Pulquerías, un espacio bien escondido en las afueras del Centro Histórico, donde podrás conocer todo sobre esta bebida ancestral.
El Museo del Pulque y las Pulquerías es un lugar pequeño, pues cuenta únicamente con dos pequeñas salas de exhibición. La primera sala está dedicada a la historia de esta bebida ancestral, desde sus orígenes prehispánicos y hasta nuestros tiempos; mientras que la segunda sala exhibe los procesos de producción del Pulque… Spoiler alert, no lo fermentan con excremento. Además, podrás conocer la historia de algunas de las pulquerías más tradicionales de la Ciudad de México.
Pero el Museo del Pulque no es solo un lugar para mirar y leer, sino para saborear y sentir. Por lo mismo, al terminar el recorrido por las dos salas te invitarán a tomar una de las mesas que se encuentran en el salón principal o en el foro cultural (donde, por cierto, hacen todo tipo de eventos culturales) para que degustes un buen pulque natural o curado. Es ahí, donde descubrirás que el pulque no tiene por qué tener un olor penetrante y apestoso, que no siempre tiene una textura babosa y que la mala imagen que tenemos del pulque suele ser gracias a que ya no solemos tomar pulque fresco en la Ciudad de México.
Así que, ya sabes, si buscas una experiencia que combine cultura, tradición y diversión, el Museo del Pulque y las Pulquerías son tu destino ideal. Prepárate para aprender, reír y, sobre todo, brindar con esta bebida legendaria. ¡Salud!
Prepara tu Visita Dirección: Avenida Hidalgo #109, Colonia Guerrero (en el Ex Convento de San Hipólito), Ciudad de México, CDMX Costo por persona: $20 pesos Horario: Miércoles a lunes de 11:00 a 18:00 hrs. Instagram:instagram.com/mupyp.mx Facebook:facebook.com/mupyp
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Concepción Béistegui nació en el seno de una de las familias más acaudaladas de México y desde pequeña se interesó en apoyar a las personas más necesitadas. Es por eso que, a finales del siglo 19 fundó un Hospital donde pudieran atender a las personas de escasos recursos y menesterosas (sin bienes). Fue así, que compró parte del Ex Convento de Regina, mismo que le da el nombre a la calle en la que se encontraba, y, el 21 de marzo de 1886 fundó el Hospital Concepción Béistegui bajo la dirección del Dr. Joaquín Vértiz (ahora sabes de dónde surge el nombre de dos calles de la CDMX). Unos años después, doña Concepción murió y, en la cláusula 13ra. de su testamento dispuso que su fortuna se usara para administrar el Hospital.
Además de apoyar a lxs pobres, el hospital buscaba apoyar también a los estudiantes de medicina de la Ciudad de México, permitiéndoles realizar sus pasantías ahí mismo; y fue tal el prestigio del hospital, que uno de sus practicantes, Francisco Hernández Gómez, terminó convirtiéndose en el médico de cabecera de Porfirio Díaz. Sin embargo, la fortuna de doña Concepción Béistegui no era eterna y para 1916 el hospital se había quedado sin recursos, a pesar del patronato que se había fundado para apoyar la causa; por lo mismo, la administración se vio obligada en ceder el inmueble para que fuera la sede de la Cruz Roja Mexicana. Unos años después, por ahí de 1928, el edificio se convirtió en un hospital de asistencia privada y funcionó hasta 1984 que se terminó convirtiendo en un asilo para gente de la tercera edad.
Hoy en día, el Hospital Concepción Béistegui alberga una el Museo de Sitio del Antiguo Hospital Concepción Béistegui, un espacio en el que podrás apreciar una colección de equipo médico y quirúrgico del siglo XIX y principios del XX, así como una fototeca con algunos de los momentos históricos del inmueble y una botica con un acervo de 78 botámen (conjunto de botes de farmacia). Además, el Museo de Sitio cuenta con el Archivo Histórico del Hospital Concepción Béistegui, en el que se encuentran los archivos expedientes de diferentes pacientes y médicos, así como de la mismísima Concepción Béistegui. Y, por si fuera poco, también cuenta con la Biblioteca Médica Especializada de la Rede de Bibliotecas el Centro Histórico.
Visitar el Museo de Sitio del Antiguo Hospital Concepción Béistegui es una oportunidad para viajar al pasado y recorrer la historia de México a través del legado de una de las filántropas más importantes del siglo XIX; es una oportunidad para conocer la vida y obra de Concepción Béistegui, Dr. Vértiz y otros personajes que ayudaron a quienes más lo necesitaban. Además, es un pretexto para disfrutar del Centro Histórico y sus recovecos.
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En la Ciudad de México hay un montón de cafés y restaurantes llenos de historias y anécdotas; lugares que han visto pasar algunos de los eventos más importantes del México contemporáneo y donde se han vivido infinidad de historias personales. Entre todos estos sitios, uno de los que más historia ha presenciado es el Café La Habana; un lugar muy sencillo, pero con una ubicación perfecta para que, en su momento, todas y todos los intelectuales del siglo XX se reunieran allí.
El Café La Habana está en la esquina de Bucareli y Morelos, a solo unos pasos de la famosa Esquina de la Información, donde se encontraban los periódicos más importantes de México. Por eso, todos los periodistas e intelectuales solían reunirse en La Habana para debatir las noticias del momento o simplemente disfrutar de una buena comida. Fue así que Octavio Paz y Gabriel García Márquez empezaron a frecuentar este lugar, y se dice que allí escribieron algunos de sus textos más importantes. Además, cuando Fidel Castro y el Che Guevara se exiliaron en México, pasaron muchas noches en el Café La Habana planeando la revolución cubana.
Más allá de su historia y de sus más de 70 años deleitando a trabajadores y familias de la zona (desde 1952), lo que realmente destaca del Café La Habana es… ¡el café! ¿Sorprendidx? Quizás te estés preguntando qué tiene de especial. Bueno, antes de que los cafés de especialidad se pusieran de moda, el Café La Habana ya tenía su propia mezcla de café, tostado en casa desde sus inicios, cuidando cada detalle del grano (aunque suele ser un café obscuro).
A diferencia de los cafés hipsters de especialidad, el Café de La Habana está pensado para tomarse como espresso y no como latte o americano. Puedes pedir tu café espresso, americano o latte, y siempre te ofrecerán un buen café; pero recomiendo probar el Café Bombón, la especialidad de la casa, una especie de reinterpretación del café vietnamita que lleva leche condensada, espresso, espuma de leche y café molido… ¡una exótica y dulce delicia!
Pero como no solo de café vive el godín, en Café La Habana también ofrecen una buena variedad de platillos casuales para desayunar, comer o cenar. Puedes disfrutar de Enfrijoladas de Pollo, Enchiladas Verdes, Huevos Divorciados o Rancheros. También puedes probar los Huevos Hacienda, Mineros o Aporreados, que son de las especialidades del desayuno. Si traes mucha hambre, puedes pedir unos Machetes de queso, tinga de pollo, huitlacoche o chistorra; o, por qué no, unos Tacos Dorados o de Arrachera, o un Pozole de Maciza o de Pollo… hay para todos los gustos y a precios muy accesibles.
Lo mejor de Café La Habana, además de su historia y su café, es la sazón de sus platillos; ese sabor casero que nos recuerda a las comidas familiares o a cuando íbamos a comer a los restaurantes de barrio con nuestras familias. Por todo esto y más, vale la pena darse una vuelta por Café La Habana, olvidarse del mundo y disfrutar de un buen café, una rica comida y crear nuevas historias.
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No cabe duda de que, uno de los íconos más grandes de la CDMX, por su tamaño y por su importancia, es la Torre Latinoamericana, conocida cariñosamente como Torre Latino o La Latino. Un imponente rascacielos de 181.33 metros de altura y 44 pisos que marcó tendencia a nivel mundial. Pero La Latino no es, ni fu nunca, la torre más alta del mundo… dices tú. Pues no, pero sí fue el primer rascacielos construido en zona de alto riesgo sísmico; y no solo eso, también es la única torre que ha sobrevivido prácticamente intacta, a tres sismos de gran impacto en 1957, 1985 y, el más reciente, 2017. Además, en su momento, fue la torre más alta de Latinoamérica, y el sexto más alto del mundo hasta 1960.
Hoy en día, La Latino ya quedó prácticamente opacada por los grandes rascacielos que han construido en Reforma; sin embargo, a diferencia de ellos, La Latino sigue y seguirá vigente en la historia de México y el mundo, gracias a su diseño y la tecnología que le ha ayudado a soportar los movimientos telúricos que sacuden constantemente a nuestra querida ciudad. En cuanto a su diseño, debes saber que fue la primera torre cuya fachada se elaboró con vidrio y aluminio, haciéndola ligera y resistente; idea que se retomó en un gran número de edificios en todo el mundo. Pero lo más innovador de la Torre Latino es el hecho de que se construyó sobre un sistema de inyección de agua que ayuda a equilibrar los movimientos antes las irregularidades tectónicas. En otras palabras más sencillas, tiene un sistema que le permite moverse junto con la tierra cuando tiembla, evitando que se caiga; sistema que, por cierto, después se adoptaría en prácticamente todas las construcciones altas en el mundo. Ok, pero… ¿Cómo por qué se construyó una torre como esta en un lugar tan sísmico?
Hablemos de la historia de la Torre Latino. Pero primero, hablemos del terreno donde se encuentra La Latino, no porque sea importante, sino porque es muy interesante. Debes saber que, cuando los conquistadores españoles llegaron por primera vez a México-Tenochtitlán, se encontraron con un enorme jardín en el que, el emperador Moctezuma Xocoyotzin (Moctezuma II pa’lxs cuates) tenía una notable colección faunística (es decir de animales) a la que llamaron el Zoológico de Moctezuma o la Casa de Animales, aunque su nombre original (en náhuatl) era Totocalli o Casa de Fieras. Era un zoológico con todo tipo de creaturas como lobos, coyotes, zorros, osos, pecaríes, bisontes, águilas reales, halcones, loros, guacamayos, cocodrilos, serpientes, ranas e, incluso, rarezas humanas (gente jorobada, albina, enana, deforme, etc.).
El 13 de agosto de 1521, Cortés, junto al ejército español y sus aliados tlaxcaltecas, atacaron la ciudad logrando la Caída de Tenochtitlán. Y, tras la victoria, Cortés decidió reestructurar la ciudad, cediendo los terrenos del Zoológico de Moctezuma a la iglesia, quien construiría el Convento de San Francisco. Este templo fue la construcción monástica más grande en la Nueva España, y para finales del siglo XIX aún conservaba más de 32 mil metros cuadrados de superficie. Sin embargo, para el siglo XX, el convento ya había perdido gran parte de sus terrenos, manteniendo únicamente la Capilla principal y algunos otros elementos.
Por otro lado, en 1906 se fundó Seguros La Latinoamericana (hoy Latino Seguros), colocando sus oficinas en la esquina de lo que hoy es Eje Central y Madero, una de las esquinas del convento. Al cumplir 40 años de ser la empresa de seguros más importante del país, la compañía (bajo la dirección de Miguel S. Macedo, José A. Escandón y Teodoro Amerlinck) decidió festejar su medio siglo a lo grande; es por eso que, en 1946 solicitaron a Hacienda el permiso para construir un rascacielos en el mismo terreno en el que se encontraban sus oficinas. Contrató a Leonardo Zeevaert, Adolfo Zeevaert y los arquitectos Augusto H. Álvarez y Alfonso González Paullada y pusieron manos a la obra. Por las complejidades del terreno, la planeación de la torre tardó dos años y, para febrero de 1948 se empezó la construcción de La Latino. Y, ocho años después, el 30 de abril de 1956, la Torre Latinoamericana fue inaugurada durante el aniversario 50 de Seguros La Latinoamericana.
Un año después, en 1957, un fuerte sismo de 7.7 grados azotó a la Ciudad de México destruyendo gran parte de la ciudad, y tirando al Ángel de la Independencia. Pero La Latino se mantuvo en pie sin sufrir daños; por lo mismo el American Institute of Steel Construction (Instituto Norteamericano de la Construcción de Acero) le otorgó un premio por ser “el edificio más alto que jamás haya sido expuesto a una enorme fuerza sísmica“. Casi treinta años después, el 19 de septiembre de 1985, otro terremoto, esta vez de 8.1 volvió a azotar a la Ciudad de México, siendo uno de los más destructivos, pero la torre siguió en pie. Y, 32 años después, el mismo día que en 1985 pero de 2017, otro terremoto, esta vez de 7.1 grados volvió a azotar a la Ciudad, pero sin afectar a la Torre Latino. Por lo mismo, se puede decir que la Torre Latinoamericana es el edificio más alto en el mundo que ha soportado más movimientos telúricos sin recibir daños de consideración; siendo considerado uno de los edificios más seguros en el mundo.
Durante muchos años, La Latino únicamente albergó oficinas, manteniendo su mirador abierto siempre al público. Sin embargo, para 2006, cuando la torre cumplió cincuenta años, se remodelaron los últimos seis pisos de la torre (del 38 al 44), agregando un museo y una cafetería, y también se renovó el restaurante que se encontraba en la misma. Hoy en día, la Torre Latino ofrece una variedad de exposiciones temporales en los pisos 42 y 43, también alberga el Museo Bicentenario y el de la Ciudad de México en el piso 36, así como la expo permanente “La Ciudad y la Torre a través de los siglos” en el 38, una cafetería en el piso 37 y la terraza o mirador del piso 44.
Visitar la Torre Latino es una experiencia única en su tipo. Y es que, el simple hecho de caminar hacia la torre y entrar en su lobby te transporta al México de los años sesenta. Experiencia que continúa al subirte a los avejentados elevadores, que alguna vez fueron los más rápidos del mundo. Y, una vez arriba, la torre te permitirá disfrutar de la Ciudad de México desde las alturas, permitiéndote observar todo el valle de México desde una perspectiva muy diferente. Así que, no lo pienses más y date una vuelta por La Latino y todos sus recovecos.
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
¿Cómo era le medicina antes de la tecnología? Descúbrelo en el Palacio de la Escuela de Medicina en la Ciudad de México. Este lugar no solo es un impresionante edificio histórico, sino también un viaje alucinante a través del tiempo y la evolución de la medicina. Ubicado en el corazón del centro histórico, el Palacio de la Escuela de Medicina es un verdadero tesoro arquitectónico y cultural. El edificio, que data del siglo XVIII, originalmente fue el Palacio de la Inquisición. Sí, leíste bien, ¡el mismísimo lugar donde se realizaban los juicios de la Inquisición en Nueva España! Pero no te preocupes, hoy en día es un espacio dedicado al conocimiento y la educación.
El Palacio se convirtió en la sede de la Escuela de Medicina en 1854, cuando se decidió transformar este histórico edificio en un lugar de aprendizaje para lxs futuros médicxs de México. Desde entonces, ha sido un pilar en la formación de generaciones de profesionales de la salud y un centro de investigación y conocimiento médico.
Al adentrarte en el Palacio de la Escuela de Medicina, te sorprenderá la mezcla de historia y ciencia. Sus hermosos patios coloniales, salones con techos altos y pasillos llenos de historia te transportarán a otra época. Pero eso no es todo, ¡la verdadera magia está en su colección! Una colección impresionante y un poco escalofriante en el mejor de los sentidos. Puedes explorar una variedad de artefactos médicos antiguos, desde instrumentos quirúrgicos de lo más curioso hasta modelos anatómicos detallados. ¿Te imaginas cómo era una cirugía hace cientos de años? Aquí puedes verlo de cerca.
Uno de los tesoros del museo es la colección de modelos anatómicos de cera, utilizados en el pasado para la enseñanza de la anatomía. Estos modelos son asombrosamente detallados y te permiten ver de cerca cómo es el cuerpo humano por dentro. ¡Es como un libro de texto en 3D! El museo también alberga una interesante colección de documentos históricos, libros de medicina y manuscritos que muestran cómo ha evolucionado el conocimiento médico a lo largo de los siglos. Puedes ver desde tratados de medicina antiguos hasta las primeras publicaciones científicas mexicanas. Es un verdadero festín para lxs amantes de la historia y la ciencia.
Además de las exposiciones permanentes, el Palacio de la Escuela de Medicina ofrece una variedad de eventos y actividades educativas. Desde conferencias y charlas hasta talleres interactivos, siempre hay algo emocionante y educativo que hacer. Es un lugar perfecto para estudiantes, profesionales de la salud y cualquier persona interesada en la historia de la medicina. Y no podemos olvidar mencionar las exposiciones temporales, que a menudo abordan temas fascinantes y actuales relacionados con la medicina y la salud. Estas exposiciones ofrecen una visión fresca y contemporánea de la medicina, conectando el pasado con el presente.
Así que, si estás buscando una experiencia educativa y entretenida en la Ciudad de México, el Palacio de la Escuela de Medicina es el lugar ideal.
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¿Te imaginas cómo era comunicarse antes de los teléfonos móviles e internet? ¡Entonces tienes que visitar el Museo del Telégrafo en la Ciudad de México! Este fascinante museo te lleva a través de la historia de las telecomunicaciones y te muestra cómo el telégrafo revolucionó la forma en que las personas se conectaban a grandes distancias.
El Museo del Telégrafo está ubicado en el imponente edificio del antiguo Palacio de las Comunicaciones, en la calle de Tacuba, en el corazón del centro histórico de la ciudad. Inaugurado en 2006, este museo es un verdadero tesoro para lxs amantes de la historia y la tecnología. Desde el momento en que entras, te sentirás transportadx a una época en la que el telégrafo era la tecnología más avanzada del mundo.
El telégrafo fue introducido en el país en la década de 1850 y rápidamente se convirtió en una herramienta esencial para el gobierno, el comercio y las personas en general. Este museo celebra esa era dorada del telégrafo, mostrando su impacto en la sociedad y cómo facilitó la conexión entre lugares distantes.
Al recorrer sus salas, te encontrarás con una amplia gama de artefactos históricos, desde los primeros equipos telegráficos hasta documentos y fotografías que narran la historia de las comunicaciones en México. Puedes ver de cerca los antiguos manipuladores de Morse, los receptores y los impresionantes equipos de transmisión que alguna vez fueron la vanguardia de la tecnología.
Uno de los puntos más emocionantes del museo es la oportunidad de ver una demostración en vivo del código Morse. Lxs guías expertxs te mostrarán cómo se enviaban y recibían mensajes utilizando esta fascinante técnica. ¡Incluso puedes intentar enviar tu propio mensaje en código Morse! Es una experiencia interactiva que te hace apreciar la habilidad y precisión que requería este método de comunicación.
El museo también cuenta con exhibiciones que explican el funcionamiento técnico del telégrafo y su evolución a lo largo del tiempo. Desde los sistemas de cableado subterráneo hasta las innovaciones que llevaron al desarrollo del teléfono y más allá, cada sección del museo te ofrece una visión profunda y entretenida de cómo las telecomunicaciones han avanzado.
Pero el Museo del Telégrafo no solo se trata de tecnología; también explora el impacto social y cultural del telégrafo. Las exhibiciones muestran cómo esta invención cambió la forma en que las noticias se difundían, cómo influyó en la economía y cómo conectó a las personas en momentos cruciales de la historia, desde conflictos bélicos hasta celebraciones nacionales.
Además de las exhibiciones permanentes, el museo ofrece una variedad de actividades educativas y talleres para todas las edades. Ya sea que quieras aprender más sobre la historia de las comunicaciones, participar en un taller de código Morse o disfrutar de una charla sobre la evolución de la tecnología, siempre hay algo interesante y divertido que hacer. Así que, si estás buscando una experiencia educativa y entretenida en la Ciudad de México, el Museo del Telégrafo es el lugar perfecto para ti.
Prepara tu Visita Dirección: Tacuba #8, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX Costo por persona: Entrada libre Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:30 hrs. Twitter:x.com/museotelegrafo Facebook:facebook.com/Museodeltelegrafo
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Descubre los secretos de la cocina mexicana y su rica historia en el Museo Galería Nuestra Cocina Duque de Herdez. Este encantador museo te invita a un viaje culinario a través del tiempo, explorando los sabores, tradiciones y técnicas que han hecho de la cocina mexicana una de las más reconocidas y queridas del mundo.
El Museo Galería Nuestra Cocina Duque de Herdez está ubicado en el corazón de la Ciudad de México, y desde su apertura en 1994, ha sido un tributo a la gastronomía mexicana. La historia del museo comienza con el deseo de preservar y compartir el vasto patrimonio culinario del país. Fue creado por Herdez, una de las marcas más icónicas de alimentos en México, con el objetivo de celebrar la diversidad y riqueza de la cocina mexicana.
Al entrar al museo, te recibirán con una cálida bienvenida y una atmósfera llena de colores, aromas y sabores. La colección del museo es un festín para los sentidos. Desde utensilios de cocina antiguos hasta recetarios tradicionales, cada rincón del museo está lleno de historia y cultura. Puedes ver cómo han evolucionado las técnicas culinarias a lo largo de los siglos y aprender sobre los ingredientes básicos que forman el corazón de la cocina mexicana.
Una de las joyas del museo es su exhibición de utensilios de cocina prehispánicos. Aquí puedes maravillarte con metates, molcajetes y otros instrumentos que han sido utilizados por generaciones para preparar platillos tradicionales. ¡Es como dar un vistazo al pasado y ver cómo nuestrxs antepasados creaban las delicias que aún disfrutamos hoy!
Pero eso no es todo, el museo también tiene una increíble colección de recetarios antiguos, algunos de ellos con más de cien años de antigüedad. Estos libros no solo contienen recetas, sino también historias y anécdotas que te transportan a las cocinas de antaño. Puedes imaginarte a las abuelas y madres mexicanas preparando sus platillos con amor y dedicación, siguiendo las recetas que han pasado de generación en generación.
Además de sus exposiciones permanentes, el Museo Galería Nuestra Cocina Duque de Herdez ofrece talleres y demostraciones culinarias. ¡Sí, aquí puedes aprender a hacer tus propios tacos, mole, tamales y muchos otros platillos tradicionales! Lxs chefs y expertxs culinarios te guiarán paso a paso, compartiendo sus secretos y técnicas para que puedas llevar un pedacito de la cocina mexicana a tu hogar.
Así que, si eres un apasionadx de la cocina o simplemente amas la comida mexicana, el Museo Galería Nuestra Cocina Duque de Herdez es una parada obligada en la Ciudad de México. Ven y déjate sorprender por la rica historia y los sabores auténticos de la gastronomía mexicana.
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¿Estás listx para sumergirte en el fascinante mundo del arte y la arquitectura? ¡Entonces no puedes perderte el Museo Manuel Tolsá en la Ciudad de México! Este museo, dedicado a uno de los más grandes arquitectos y escultores de México, te invita a explorar su legado y a maravillarte con algunas de las obras más icónicas del país.
El Museo Manuel Tolsá se encuentra en el majestuoso Palacio de Minería, un edificio neoclásico diseñado por el propio Tolsá en el siglo XVIII. Desde su inauguración en 1979, el museo ha sido un homenaje a este talentoso artista español que dejó una huella imborrable en el paisaje urbano de México. Al entrar, te transportas a una época de elegancia y grandeza, rodeadx de las obras maestras de Tolsá.
Manuel Tolsá nació en España en 1757, y llegó a México en 1791 y rápidamente se convirtió en una figura central en la escena artística y arquitectónica del país. Sus diseños y esculturas, que combinan la majestuosidad clásica con un toque mexicano, han embellecido la Ciudad de México durante más de dos siglos. El museo fue creado para celebrar su legado y para preservar su contribución al arte y la arquitectura.
Al recorrer las salas del museo, te encontrarás con una variedad de esculturas, maquetas y dibujos que muestran la amplitud y profundidad del talento de Tolsá. Desde sus monumentales esculturas, como la famosa estatua ecuestre de Carlos IV, conocida como “El Caballito“, hasta sus detallados planos arquitectónicos, cada pieza cuenta una historia de creatividad y maestría.
Uno de los aspectos más emocionantes del museo es la sala dedicada a “El Caballito“, una obra que no solo es un hito en la Ciudad de México, sino también un testimonio de la habilidad y visión de Tolsá. Puedes aprender sobre el proceso de creación de esta escultura monumental, desde los bocetos iniciales hasta la fundición en bronce. ¡Es una ventana al genio creativo de Tolsá!
El museo también alberga una colección de arte y mobiliario de la época, ofreciendo un vistazo a la vida cotidiana en el México del siglo XVIII y XIX. Desde muebles finamente elaborados hasta instrumentos científicos de la época, cada objeto te transporta a un tiempo en que la ciencia y el arte estaban en pleno florecimiento.
Pero el Museo Manuel Tolsá no solo se trata de mirar, sino también de aprender y participar. Ofrece una variedad de talleres, conferencias y visitas guiadas que te permiten profundizar en el mundo del arte y la arquitectura. Ya seas un(a) amante del arte, un(a) estudiante de arquitectura o simplemente un(a) curiosx, siempre hay algo nuevo y emocionante por descubrir.
Así que, si buscas una experiencia cultural enriquecedora y fascinante en la Ciudad de México, el Museo Manuel Tolsá es el lugar perfecto para ti. ¡Te prometemos que saldrás con una nueva apreciación por la arquitectura, y con muchas historias interesantes para compartir!
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