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La Diana Cazadora, historia de arte y escándalo…

En la mitología romana y, más en específico del personaje de Diana. No, no me refiero a Diana de Themyscira, mejor conocida como la Mujer Maravilla, me refiero a la hija de Júpiter y Latona. Diana, el equivalente romano de Artemisa, es considerada la diosa de la fertilidad, la luna y la cacería. Esto último se debe a que, de acuerdo a las leyendas, Diana era una maestra del arco y, por lo mismo, se le suele representar siempre tensando un arco, como si estuviera lista para disparar su flecha. ¿Te suena una imagen conocida?

Bueno, debes saber que, entre 1930 y 1960, el gobierno de la Ciudad de México realizó un sinfín de proyectos que buscaban embellecer la ciudad y crear la identidad cultural de la misma; es por eso, que crearon un sinfín de esculturas y monumentos, así como murales públicos de los modernos mexicanos. Fue así que, en los años treinta, el gobierno comisionó al arquitecto Vicente Mendiola y el escultor Juan Olaguíbel, quienes ya habían trabajado juntos en otros monumentos, a que realizaran una fuente que se colocaría a unos pasos de la Puerta de los Leones, la entrada a Chapultepec.

Después de pensarlo mucho, el equipo creativo (paps) presentó la idea de una fuente coronada por Diana o Artemisa, pero que, en vez de estar apuntando a un animal, apuntara hacia las estrellas de los cielos del norte. La idea de La Flechadora de las Estrellas del Norte le encantó al gobierno local y federal y, en 1938 empezaron la construcción del monumento. Cuatro años después, el 10 de octubre de 1942, Javier Rojo Gómez, el regente del Distrito Federal, inauguró la emblemática fuente.

La fuente se ganó el cariño de los y las chilangas inmediatamente, y fue rebautizada de forma cariñosa como la Diana Cazadora. Pero… la Diana estaba desnuda, y esto no le gustó a los sectores más conservadores de la sociedad mexicana; por lo mismo, la Liga de la Decencia, encabezada por Soledad Orozco (y básicamente la esposa del presidente Ávila Camacho), presionó al gobierno para que censurara la escultura. ¿Puede alguien pensar en los niños? Es por eso, que el escultor se vio obligado a colocar un calzón de bronce a la estatua con solo tres puntos de soldura, pensando que algún día le quitaría la censura.

Varios años después, ante la celebración de las Olimpiadas de México 68, el gobierno decidió que quería mostrarle al mundo que la sociedad mexicana estaba a la vanguardia cultural. Por lo mismo, desde 1967, el regente Alfonso Corona del Rosal desarrolló nuevos proyectos de embellecimiento de la ciudad, y también accedió a retirar el calzón de la impúdica Diana, a petición del mismo Olaguíbel. Pero, si de por sí la estatua ya estaba dañada tras el sismo de 1957, al retirar el taparrabos terminó de dañarse; por lo mismo, se decidió volver a fundir la escultura para que no tuviera desperfectos, mientras que el regente donó la escultura original a su pueblo, Ixmiquilpan, Hidalgo.

En aquél entonces, la Diana Cazadora se encontraba en una glorieta que se encontraba a la altura de la Torre Mayor (que no existía todavía); sin embargo, esta glorieta desapareció en 1974, gracias a la construcción del Circuito Interior (hoy Circuito Bicentenario). Por lo mismo, se movió a la Flechadora al Jardín Rodano, que se encuentra escondido en las calles de la Colonia Cuauhtémoc. Sin embargo, después de 16 años de presión, el gobierno terminó regresando la estatua a Reforma; pero esta vez, la colocaron en el cruce de Reforma con Sevilla/Río Missisipi; lugar donde puede ser admirada por todo el mundo.

Pero esa no es toda la escandalosa historia de la Diana Cazadora, también conocida como La Flechadora de las Estrellas del Norte, no termina aquí. Y es que, hay un hecho que tan “turbio”, que hubiera sido escándalo nacional si la Liga de la Decencia se hubiera enterado. Resulta, que la modelo que posó para la Diana fue Helvia Martínez Verdayes. ¿Y eso qué tiene de escandaloso? Bueno, resulta que la señorita Helvia era menor de edad (tenía 16 años) cuando posó desnuda para la escultura. Pero eso no se supo hasta 1992, que la escultura ya estaba más que aceptada por el pueblo de México.

Kiosco Morisco, lugar de magia e historia en Santa María la Ribera

En 1878 se instaló el primer Kiosco de México en el Zócalo capitalino. Poco tiempo después, todas las plazas públicas del país se vieron intervenidas por estas estructuras, provenientes de Francia, en las que se realizaban todo tipo de actos recreativos, culturales y políticos. La Ciudad de México no fue la excepción, y prácticamente todos los espacios públicos instalaron un Kiosco para la recreación, e incluso se instalaron unos como sanitarios a lo largo de la Ciudad. Y definitivamente, el Kiosco más emblemático de aquella época es el Kiosco Morisco, una espectacular estructura que mezcla elementos de arquitectura mudéjar y morisca con el diseño victoriano y que se instaló en la Alameda Central, por ahí de 1885.

Si estás cuestionando la veracidad de este texto porque el Kiosco Morisco se encuentra en Santa María la Ribera, te entiendo. El Kiosco ahora se encuentra en Santa María, pero debes saber, que esta icónica estructura no solo se mudó de locación, sino que también se dedicó a viajar antes de llegar a la Ciudad. ¿Neta? Debes saber que, por ahí de 1880, don Porfirio Díaz le pidió al ingeniero José Ramón Ibarrola que diseñara un pabellón para usarse en la Exposición Universal de 1884-1885, que se realizaría en Nueva Orleans.

De esta forma, el inge. se inspiró en la arquitectura Al-Andalus[1] o morisca/mudéjar[2], y combinarla con la arquitectura occidental “moderna” para crear el característico Kiosco Morisco. Fue así que, de acuerdo a muchas versiones, tras el diseño, se acercó a Andrew Carnegie y le pidió que lo ayudara a fundir la estructura metálica en Pittsburgh (sí, nuestro Kiosco Morisco se relaciona con los Acereros de Pittsburgh, Steelers). Una vez que se tuvo el acero y la madera de la estructura, se envió todo el Kiosco a Nueva Orleans para que representara a México ante el mundo. ¡Seguramente lxs visitantes quedaron impactadxs por su belleza!

A mediados de 1885, el Kiosco regresó a México y el presidente decidió instalarlo en la Alameda Central, justo frente al Templo de Corpus Christi… sí, donde se encuentra el Hemiciclo a Juárez. Sin embargo, mientras se acercaba el centenario de la Independencia, Díaz decidió crear al personaje de Benito Juárez, como lo conocemos hoy en día[3], y mandó construir el Hemiciclo a Juárez en tiempo récord (tardaron poco más de un mes en su construcción). Y, como se pensaba instalar el Hemiciclo justo donde se encontraba [4] el Kiosco Morisco, Díaz decidió mandar el Kiosco a la Alameda de Santa María la Ribera, pues era la primera colonia planificada que se construía.

Pero el tiempo acaba con todo y con los años, la elegante Santa María la Ribera empezó a decaer. Poco a poco, las familias adineradas empezaron a desplazarse hacia el sur de la Ciudad, permitiendo que la colonia decayera, y que el Kiosco quedara prácticamente en el olvido. Por suerte, en los últimos años, se ha buscado rescatar a Santa María la Ribera dándole una nueva vida al Kiosco, permitiéndonos a todas las personas apreciar su belleza.

Hoy en día, es muy común encontrarte a las y los vecinos de la zona realizando todo tipo de actividades en y alrededor del Kiosco Morisco, desde clases de baile, presentaciones musicales, actos de comedia o clown, entre muchos otros. Además, año con año (aunque ha habido gobiernos que no lo permiten) se organiza una espectacular ofrenda de día de muertos que vale la pena conocer. Y, por si fuera poco, alrededor de la alameda podrás encontrarte un sinfín de restaurantes y puestos con todo tipo de comida, para que disfrutes de una rica comida bien maridada con el ambiente y vista del Kiosco Morisco.


[1] Al-Ándalus era el nombre que recibió la España invadida por los moros.
[2] Mudéjar es el término que se usa para referirse a los árabes que permanecieron en territorios conquistados y morisco se usa para referirse a lxs musulmanes de Al-Ándalus, normalmente convertidos.
[3] Recordemos que Díaz luchó contra Juárez durante la Revolución de la Noria (curiosamente) para evitar que Juárez se reeligiera.
[4] Algunos gobiernos locales lo han restaurado y otros, como el actual, lo han dejado a su suerte.

Museo de El Carmen, momias y arte sacro en San Ángel

¿Sabías que hay momias en la Ciudad de México? ¡Sí, así es! En pleno corazón de San Ángel, se encuentra el fascinante Museo del Carmen, un lugar donde la historia cobra vida de formas sorprendentes y misteriosas.

Este museo se aloja en un antiguo convento carmelita del siglo XVII, un rincón histórico que ha visto pasar siglos de tradiciones y cambios. Pasear por sus pasillos es como hacer un viaje en el tiempo, con cada sala contándonos secretos y anécdotas de la vida colonial en México.

Pero, sin duda, lo más intrigante y escalofriante de este museo son las momias. No te imaginas lo impactante que es descubrir que aquí, en la Ciudad de México, podemos encontrar cuerpos perfectamente preservados de hace más de 300 años. Estas momias fueron halladas en las criptas del convento y, debido a las condiciones especiales del lugar, se momificaron de manera natural. ¡Una verdadera cápsula del tiempo!

La colección del museo no se queda atrás. Además de las momias, alberga una impresionante cantidad de arte sacro, pinturas, esculturas y objetos religiosos que reflejan el esplendor del virreinato. Cada pieza tiene una historia que contar, desde exquisitos retablos barrocos hasta antiguos libros de coro escritos a mano.

El Museo del Carmen no es solo un lugar de exhibición, es una ventana al pasado que nos permite apreciar la rica herencia cultural y religiosa de México. ¡Y todo esto en un escenario que parece sacado de una novela histórica! Así que, si buscas una experiencia diferente y fascinante en la Ciudad de México, no puedes dejar de visitar este increíble museo.

Así que, date una vuelta y déjate sorprender por los secretos del Museo del Carmen. ¡La historia nunca fue tan entretenida!

Prepara tu Visita
Dirección:
 Av. Revolución #6, San Ángel, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $80 pesos
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs
Página Web: lugares.inah.gob.mx/es/museos-inah/museo/404-museo-de-el-carmen.html?lugar_id=404&lugar_tipo=museos
Instagram: instagram.com/museodeelcarmen
Twitter: x.com/museodeelcarmen


Ángel de la Independencia, un símbolo de resilencia y libertad

En 1843, el entonces presidente Antonio López de Santa Anna decidió que la Ciudad de México debía tener un monumento que celebrara la Independencia de México. Por lo mismo, el ahora llamado traidor, junto a la Academia de San Carlos, convocó a un concurso en el que se solicitaba a los participantes, que presentaran un proyecto de una columna de (mínimo) 42 metros de altura rematada por una estatua de la victoria.

Un gran número de participantes, nacionales y extranjeros, inscribieron su proyecto al concurso; y al final, los jueces de San Carlos eligieron el proyecto del arquitecto francés Enrique Griffon. Sin embargo, el presidente no consideró que el proyecto fuera digno y declaró ganador el proyecto de Lorenzo de la Hidalga, que era el segundo lugar. Ese mismo año, el 16 de septiembre, Santa Anna colocó la primera piedra del monumento, mismo que sería parte del Zócalo que se estaba construyendo en ese momento. Sin embargo, cuando se tenía poco más de un metro construido, se abandonó el proyecto porque el nuevo gobierno cortó los fondos del mismo; gracias a esto, el zócalo se quedó solo, convirtiéndose en la Plaza de la Constitución.

Unos años después, Maximiliano convocó a un nuevo concurso para edificar una columna de independencia, mismo que ganó Ramón Rodríguez Arangoity; sin embargo, a pesar de que la emperatriz Carlota colocó la primera piedra, la caída del Imperio no permitió que se realizara la obra. Benito Juárez, decidido en acabar con las ideas del segundo imperio mexicano cancelando la construcción de un monumento a la independencia, aunque continuó la construcción del Paseo del Emperador (en fin, la hipotenusa), al que rebautizaría como Paseo de la Reforma.

No fue hasta que se preparaban los festejos del Centenario de la Independencia de México, que Porfirio Díaz decidió retomar y concluir el monumento. Así que, en 1886, se realizó la convocatoria a un concurso internacional para construir un monumento a la independencia; mismo que se colocaría sobre Paseo de la Reforma, mismo que se estaba convirtiendo en el centro social de la Ciudad. Y no fue hasta 1900, que la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas designó a Antonio Rivas Mercado como el encargado de proyecto, quien eligió a Enrique Alciati como encargado de realizar las esculturas y bajorrelieves, y a Roberto Gayol como encargado de obra civil.

El 2 de enero de 1902, Porfirio Díaz colocó la primera piedra, y también colocó un cofre dorado con el acta de independencia de México y una serie de monedas de la época. Los trabajos de cimentación duraron unos 4 años, y en 1906, después de que se habían colocado más de 2400 piedras a 25 metros, descubrieron un fuerte hundimiento en un costado del monumento; descubriendo que los cimientos estaban mal planeados y obligándolos a demoler todos los avances.

El 13 de junio de 1907 se reinició la construcción del monumento, después de un largo análisis del suelo. Se trabajó a marchas forzadas, y se invirtieron más de dos millones de pesos de aquella época, para lograr que el presidente Porfirio Díaz inaugurara la Columna de Independencia o Monumento a la Independencia, el 16 de septiembre de 1910. Sin embargo, la obra no estaba completamente terminada. Sí, tenía el impresionante Ángel dorado y varias esculturas a su alrededor, pero faltaba que se adaptara el pedestal para convertirlo en el mausoleo de los héroes de Independencia. Fue así, que para 1923, tras la Revolución Mexicana, se iniciaron los trabajos de adaptación, mismos que concluyeron dos años después.

Suficiente de historia… hablemos un poco del Monumento como tal. Bueno, en este punto es importante mencionar, que la Columna de Independencia, mejor conocida como Ángel de la independencia, tiene una altura de 52 metros totales y es de estilo neoclásico. Como sabrás, está decorada con una figura de una Nike (también conocida como Victoria Alada), o diosa griega de la victoria, misma que sirvió de inspiración para crear la imagen de los ángeles contemporáneos, y razón por la que le llamamos Ángel de la Independencia.

En pedestal se encuentra el grupo escultórico llamado Apoteosis del Padre de la Patria, en el que se puede ver a Hidalgo sosteniendo la bandera de México y acompañado de figuras simbólicas. a sus costados se encuentra también una escultura de José María Morelos y Vicente Guerrero, mientras que, en las otras esquinas, descansan las esculturas de Xavier Mina y Nicolás Bravo. Y, en la parte inferior del pedestal, se encuentra una escultura de león conducido por un genio (niño), mismos que simbolizan la fuerza y la inteligencia. También se pueden ver esculturas sentadas, las figuras sedentes, de La Paz, La Guerra, La Justicia y La Ley.

El pedestal cuenta con dos puertas de hierro en las que se puede leer la palabra Gloria. Si algún día logras entrar, te encontrarás con un pequeño pasillo que rodea la zona de urnas, estilo Art Decó, que se encuentra al centro del lugar. Es justamente en esa zona, donde se encuentran los restos de los personajes más importantes de la independencia: Hidalgo, Morelos, Matamoros, Bravo, Allende, Aldama, Guadalupe Victoria, Guerrero, Quintanta Roo y Leona Vicario. Y, si llegas a tener la mejor de las suertes, te dejarán subir por una pequeña escalera de piedra con dos descansos, que te conducirá a una enorme escalera de caracol, hecha de metal, por la que podrás subir la columna de independencia, con sus 2.9 metros de diámetro (una experiencia algo claustrofóbica).

Un detalle importante a mencionar del Ángel de la Independencia, es que, la Victoria Alada que lo corona no es la escultura original que se fundió en tiempos de Don Porfirio. Y es que, en 1957, un fuerte terremoto azotó a la Ciudad de México, tirando la Nike que coronaba el monumento. Así que, el gobierno comisionó a Ernesto Sodio para que reforzara la estructura original, y para que fundiera una nueva escultura, misma que se colocó el 16 de septiembre de 1958. 28 años después, otro terremoto azotó a la ciudad, vulnerando nuevamente la estructura del Ángel de la Independencia; y, en esta ocasión, fue Ramón Bonfíl el encargado de reforzarla. Como dato curioso, debes saber, que la cabeza del Ángel original se suele exhibir en diferentes museos de la Ciudad de México, aunque de manera permanente se exhibe en el Archivo Histórico de la Ciudad.

Otro dato curioso que vale la pena recalcar, es el hecho de que la escalinata sobre la que se encuentra el ángel no es completamente original. ¿Cómo? Originalmente, el Ángel de la Independencia se encontraba sobre unos cuantos escalones, pero, gracias a la fuerte cimentación del monumento, este ha permanecido exactamente a la misma altura que en 1910, mientras que las calles que lo rodean se han ido hundiendo poco a poco. Gracias a esto, hace algunos años tuvieron que agregar nuevos escalones al monumento; escalones que se pueden reconocer fácilmente porque la piedra cambia de color entre uno y otro.

Hoy en día, el Ángel de la Independencia o la Columna de la Independencia, es un ícono de la Ciudad de México y de todo el país. Su figura alada es un símbolo del México contemporáneo e independiente. Además, por su impresionante arquitectura, es reconocido como una de las columnas de independencia más importantes de todo el mundo, superando la de Plaza de la Bastilla de París, la del Parque del Retiro de Madrid o la de Berlín. Justo por esto, todxs lxs mexicanxs y turistas que llegan a la Ciudad de México tienen que darse una vuelta por la Glorieta del Ángel para apreciar de su arquitectura, y disfrutar de la ciudad desde una perspectiva diferente.

Bollería Mexicana, un paraíso de pan en la Colonia Industrial

Cuando llegué a vivir a esta zona, lo primero que hice fue explorar las diferentes calles de las colonias que me quedan al rededor. Fue así que, un día, mientras caminaba sobre Basiliso Romo, en la Colonia Industrial, me topé con un pequeño local llamado Bollería Mexicana. Aunque llamó mi atención, ese día no me detuve a conocerlo, porque era temprano y estaba cerrado. Sin embargo, unos días después, una conocida me comentó que esa panadería estaba muy buena; así que decidí buscar los horarios y darme una vuelta por Bollería Mexicana.

Llegué un viernes como a las seis o siete de la noche y ya había una fila de unas tres o cuatro personas. No le di importancia y me formé, y me dije a mi mismo, casi pan ya tendré. Al fin, llegué a un aparador de lo más elegante (realmente estaba sencillo) y me puse a ver la gran variedad de pan dulce que tenían en este lugar: conchas, orejas, piedras (scones), chocolatines, cruasanes (croissants, si te sientes fifí), banderillas y bisquets, entre otros. Y sobre el mostrador tenían unas coronas de hojaldre con fruta y strudel de manzana y de guayaba. La elección fue difícil, pero me decidí por un strudel de guayaba, una piedra de limón y un chocolatín.

Debo confesar, que mi idea era comerme uno por día, pero todo estaba tan bueno, que terminé acabándomelo en solo dos sentadas. ¡Eso fue todo, me había enganchado en el mundo del pan de Bollería Mexicana! Al día siguiente regresé por más pan, y a la semana siguiente fui por más pan, y más y más y más… Después me enteré que, los fines de semana tienen pizza para llevar; las venden completas o por rebanadas, así que terminé llevándome una rebanada de pepperoni y otra de queso. ¡Una delicia!

Seguí frecuentando Bollería Mexicana de manera religiosa, hasta que llegó octubre y sacaron su pan de muerto. Y, si me has leído desde hace tiempo seguramente ya sabrás que soy fan, muy fan del pan de muerto. Estaba en mi recorrido de pan de muerto y decidí darme una vuelta por la Bollería para probar su versión. ¡Y vaya que lo valió! Fue uno de los mejores panes de muerto que probé ese año, y eso que probé poco más de cien panes de muerto ese octubre. ¡Había llegado a un paraíso panadero!

No, el pan de Bollería Mexicana no es un pan de masa madre, ni está elaborado con azúcar extraída por monjes tibetanos, ni está cubierto o relleno con ingredientes llamativos; es un pan sencillo, elaborado con recetas tradicionales. Pe-ro… a pesar de ser un pan sencillo, es uno de los mejores panes que podrás probar en la CDMX, y en especial en el norte de la Ciudad. Así que, si, como yo, eres amante del pan, y en especial del pan dulce, tienes que darte una vuelta por Bollería Mexicana y disfrutar de sus recetas. Eso sí… ve con paciencia, porque suele haber fila.

Prepara tu visita:
Dirección:
 Emilio Castelar 212, Polanco, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a sábado de 8:00 a 21:00 hrs., domingo de 8:00 a 18:00 hrs.
Costo por persona: De $200 a $400 pesos
Instagram: instagram.com/conejoblanco.cafe

Museo de Geología, un espacio de aventura e historia en Santa María la Ribera

No tienes que ser Doctor Who para poder viajar en el tiempo. ¡Solo tienes que it al Museo de Geología de la UNAM! Ubicado en el pintoresco barrio de Santa María la Ribera, este museo es un verdadero tesoro para los y las amantes de la ciencia y la historia natural.

La historia del museo comienza en 1904 al ser inaugurado, cuando México ya se destacaba por sus investigaciones geológicas y paleontológicas. Aquí se conservan algunos de los descubrimientos más importantes del país, ofreciendo un fascinante recorrido por la evolución de la Tierra y sus habitantes.

El edificio del museo en sí es una joya arquitectónica. Construido a principios del siglo XX, su diseño, a cargo del Arq. Carlos Herrera López, es un encantador ejemplo del estilo porfiriano, con hermosos detalles en piedra y un ambiente que te transporta a otra época. Pero lo más emocionante sucede una vez que cruzas sus puertas palaciegas y pasas las escalinatas que te reciben.

Desde el momento en que entras, te recibe una impresionante colección de fósiles. ¡Sí, has oído bien! En este museo puedes encontrarte cara a cara con los gigantes del pasado. Imagina verte frente a un esqueleto completo de mamut, o admirar los restos fosilizados de dinosaurios que alguna vez caminaron por estas tierras. ¡Es como estar en una película de Jurassic Park, pero en la vida real!

Y no solo de dinosaurios vive el museo. Su colección de minerales es absolutamente espectacular. Brillantes cristales de todos los colores y formas, algunos más raros que una joya preciosa, te dejarán boquiabiertx. Estos minerales no solo son hermosos, sino que también cuentan historias sobre la formación de nuestro planeta.

Además, el museo ofrece exposiciones interactivas y talleres educativos, perfectos para que niñxs y adultos aprendan de manera divertida. ¿Te gustaría saber cómo se forman los fósiles? ¿O qué minerales componen las rocas que pisamos todos los días? Aquí, todas tus preguntas encontrarán respuesta.

Así que, si tienes espíritu explorador y un corazón curioso, el Museo de Geología es una parada obligada. Date una vuelta y descubre los secretos que guarda nuestro planeta. ¡Te prometemos que te irás con ganas de más aventuras!

Prepara tu Visita
Dirección:
 Jaime Torres Bodet #176, Santa María la Ribera, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $30 pesos
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Página Web: geologia.unam.mx/igl/museo
Instagram: instagram.com/museodegeologiaunam
Facebook: facebook.com/MuseoDeGeologiaUNAM

Museo Manuel Tolsa, un recorrido por la mente del arquitecto que definió nuestra Ciudad

¿Estás listx para sumergirte en el fascinante mundo del arte y la arquitectura? ¡Entonces no puedes perderte el Museo Manuel Tolsá en la Ciudad de México! Este museo, dedicado a uno de los más grandes arquitectos y escultores de México, te invita a explorar su legado y a maravillarte con algunas de las obras más icónicas del país.

El Museo Manuel Tolsá se encuentra en el majestuoso Palacio de Minería, un edificio neoclásico diseñado por el propio Tolsá en el siglo XVIII. Desde su inauguración en 1979, el museo ha sido un homenaje a este talentoso artista español que dejó una huella imborrable en el paisaje urbano de México. Al entrar, te transportas a una época de elegancia y grandeza, rodeadx de las obras maestras de Tolsá.

Manuel Tolsá nació en España en 1757, y llegó a México en 1791 y rápidamente se convirtió en una figura central en la escena artística y arquitectónica del país. Sus diseños y esculturas, que combinan la majestuosidad clásica con un toque mexicano, han embellecido la Ciudad de México durante más de dos siglos. El museo fue creado para celebrar su legado y para preservar su contribución al arte y la arquitectura.

Al recorrer las salas del museo, te encontrarás con una variedad de esculturas, maquetas y dibujos que muestran la amplitud y profundidad del talento de Tolsá. Desde sus monumentales esculturas, como la famosa estatua ecuestre de Carlos IV, conocida como “El Caballito“, hasta sus detallados planos arquitectónicos, cada pieza cuenta una historia de creatividad y maestría.

Uno de los aspectos más emocionantes del museo es la sala dedicada a “El Caballito“, una obra que no solo es un hito en la Ciudad de México, sino también un testimonio de la habilidad y visión de Tolsá. Puedes aprender sobre el proceso de creación de esta escultura monumental, desde los bocetos iniciales hasta la fundición en bronce. ¡Es una ventana al genio creativo de Tolsá!

El museo también alberga una colección de arte y mobiliario de la época, ofreciendo un vistazo a la vida cotidiana en el México del siglo XVIII y XIX. Desde muebles finamente elaborados hasta instrumentos científicos de la época, cada objeto te transporta a un tiempo en que la ciencia y el arte estaban en pleno florecimiento.

Pero el Museo Manuel Tolsá no solo se trata de mirar, sino también de aprender y participar. Ofrece una variedad de talleres, conferencias y visitas guiadas que te permiten profundizar en el mundo del arte y la arquitectura. Ya seas un(a) amante del arte, un(a) estudiante de arquitectura o simplemente un(a) curiosx, siempre hay algo nuevo y emocionante por descubrir.

Así que, si buscas una experiencia cultural enriquecedora y fascinante en la Ciudad de México, el Museo Manuel Tolsá es el lugar perfecto para ti. ¡Te prometemos que saldrás con una nueva apreciación por la arquitectura, y con muchas historias interesantes para compartir!

Prepara tu Visita
Dirección:
 Tacuba #7, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $20 pesos
Horario: Miércoles a domingo de 10:00 a 18:00 hrs.
Página Web: museomanueltolsa.unam.mx
Instagram: facebook.com/PalacioDeMineria
Facebook: instagram.com/palaciodemineria
Twitter: x.com/PalacioMineria

El Bajío, sabores tradicionales de México

Si tienes antojo de carnitas o barbacoa, pero eres de esxs que prefieren un lugar más fancy y no te ves comiendo en un puesto callejero, ¡El Bajío es tu lugar! Aquí, mezclan los sabores tradicionales de la comida callejera mexicana con el lujo y la atención de un buen restaurante.

¿Qué puedes encontrar en El Bajío? Platillos que normalmente disfrutarías en un puesto callejero o en un changarro de barrio, pero con un toque especial de la famosa chef Carmen “Titita” Ramírez Degollado y un equipo de cocineras que le ponen todo el sabor tradicional a cada plato.

Al visitar El Bajío, te recomiendo empezar con alguno de sus Antojitos Banqueteros: empanadas de plátano rellenas de frijol, garnachas orizabeñas, gordas petroleras, sopes de pollo, manitas de cerdo, tostadas de pata, chicharrón, panuchos, tacos de jaiba o alguna quesadilla. Si prefieres algo caldoso, puedes probar una sopa de tuétano, sopa de fideo (caldosa o seca), caldo Xóchitl, consomé de barbacoa o algún arroz.

Los platos fuertes son pocos, pero están muy bien seleccionados: tortitas de huauzontle, enchiladas de mole o en salsa verde, pollo con mole, carnitas (por taco o por kilo) estilo “Bajío” (con tequila y cerveza), barbacoa, filete, tampiqueña, milanesa o cecina, entre otros. Sin duda, lo que más vale la pena es el mole de olla, ¡les queda espectacular! Y para el postre, puedes disfrutar de dulces mexicanos como requesón con miel de piloncillo, ate con queso, arroz con leche, flan de vainilla, capirotada o natilla.

Así que, si andas buscando carnitas, barbacoa o algún antojito mexicano con un toque más sofisticado, o si quieres sorprender a alguien especial, El Bajío es el lugar perfecto. Un restaurante lleno de tradición donde podrás disfrutar de los sabores de México sin tener que hacer fila en la calle.

Si traes antojo de carnitas o de barbacoa, pero eres de esas personas fifí, que no pueden o deben ser vistas en algún puesto callejero de barbacha; o, si simplemente andas en la zona y te sobra la quincena, El Bajío es un lugar para ti. Y es que, en El Bajío buscan mezclar los sabores tradicionales del México callejero, o de sus antojitos, con el lujo y la atención de los grandes restaurantes.

Prepara tu Visita
Costo por persona:
De $300 a $500 pesos
Pagina Web: restauranteelbajio.com.mx
Facebook:
facebook.com/RestauranteElBajio
Twitter: twitter.com/rest_elbajio
Instagram: instagram.com/restelbajio

*Consulta sucursales en su página web*

Museo del Perfume (MUPE), un recorrido histórico a través de los aromas

¿Sabías que en la Ciudad de México hay un lugar donde los aromas cuentan historias? ¡Así es! El Museo del Perfume, conocido cariñosamente como MUPE, es un rincón mágico que te lleva en un viaje sensorial a través del tiempo y el espacio.

El MUPE se encuentra en el vibrante Centro Histórico de la Ciudad de México, y desde su inauguración ha sido un paraíso para las y los amantes de las fragancias y la historia. Este museo es único en su tipo en América Latina y nos muestra que el arte de la perfumería es mucho más que solo oler bien: ¡es una verdadera ciencia y una forma de arte!

Su colección incluye más de 3,000 piezas, desde frascos antiguos y elegantes hasta ingredientes exóticos y raros utilizados en la creación de fragancias. Al caminar por sus salas, puedes admirar frascos de perfume de todas las formas y tamaños, cada uno con un diseño tan especial que podría ser una obra de arte por sí mismo.

Pero lo más emocionante del MUPE es que no solo ves los perfumes, ¡también puedes olerlos! La experiencia sensorial es completa: puedes probar distintas fragancias y aprender sobre las notas que las componen. Desde esencias florales y frutales hasta aromas amaderados y especiados, cada perfume cuenta una historia diferente y evoca distintos recuerdos y emociones.

El museo también te lleva a través de la historia de la perfumería, desde las civilizaciones antiguas hasta las marcas más icónicas de la actualidad. ¿Sabías que los egipcios fueron algunos de los primeros en crear perfumes? ¿O que en la Edad Media se usaban fragancias para protegerse de las enfermedades? Aquí, cada botella tiene un pasado fascinante.

Además, el MUPE no solo se trata de exhibiciones estáticas. También ofrece talleres y actividades interactivas donde puedes aprender a crear tu propio perfume. ¡Imagina salir del museo con una fragancia única hecha por ti mismx!

El Museo del Perfume es un lugar que despierta tus sentidos y te hace apreciar la complejidad y belleza del mundo de las fragancias. Así que, si buscas una experiencia diferente y encantadora en la Ciudad de México, no puedes dejar de visitar el MUPE. ¡Ven y déjate llevar por la magia de los aromas!

Prepara tu Visita
Dirección:
 Tacuba #12, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $70 pesos (te recomendamos comprar el boleto en su página web, 15 días antes de tu visita)
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Página Web: museodelperfume.com.mx
Instagram: instagram.com/mupemx
Facebook: facebook.com/mxmupe

Museo José Luis Cuevas, un recorrido por la mente de un artista en la Merced

¿Te gustaría descubrir un rincón de la Ciudad de México donde el arte se encuentra con lo inesperado? ¡Entonces tienes que visitar el Museo José Luis Cuevas! Este lugar no solo es un homenaje al talento del famoso artista mexicano, sino también un espacio donde la creatividad y la historia se entrelazan de manera fascinante.

El Museo José Luis Cuevas se encuentra en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, en un edificio colonial que por sí solo ya es una joya. Inaugurado en 1992, el museo ocupa el antiguo Convento de Santa Inés, una construcción del siglo XVI que añade un toque de misterio y encanto a tu visita. ¡Imagina caminar por los mismos pasillos que alguna vez recorrieron las monjas hace cientos de años!

José Luis Cuevas, el artista mexicano al que este museo rinde tributo, es una figura fundamental en el arte moderno mexicano. Conocido por su estilo irreverente y provocador, Cuevas rompió con las tradiciones y creó un lenguaje visual único que ha dejado huella en el mundo del arte. Sus obras, cargadas de crítica social y exploraciones psicológicas, te invitan a ver el mundo desde una perspectiva diferente.

La colección del museo es simplemente impresionante. Aquí puedes encontrar una gran cantidad de dibujos, esculturas y pinturas de Cuevas, cada una con su propio relato intrigante. Su famosa serie “Los Cuerpos de Cuevas” te dejará sin palabras con su expresividad y detalle. Además, el museo alberga una colección de arte contemporáneo que incluye obras de otrxs destacados artistas latinoamericanos.

Pero la sorpresa más grande del museo es “La Giganta“, una monumental escultura que te recibe en el patio central. Esta obra, con su imponente presencia y su belleza enigmática, es uno de los iconos del museo y una parada obligada para cualquier visitante. ¡No puedes irte sin una foto con ella!

El Museo José Luis Cuevas no solo es un espacio para admirar el arte, sino también para vivirlo. Ofrece talleres, conferencias y actividades culturales que te permiten sumergirte en el mundo del arte contemporáneo. Además, su ambiente acogedor y su personal apasionado hacen que cada visita sea una experiencia única y enriquecedora.

Así que, si buscas una dosis de inspiración y una aventura artística en la Ciudad de México, el Museo José Luis Cuevas es el lugar perfecto para ti. Date una vuelta y déjate sorprender por el talento y la creatividad que habitan en este increíble espacio. ¡Te aseguramos que saldrás con una nueva apreciación por el arte y muchas historias para contar!

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Dirección:
 Calle de la Academia #13, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $30 pesos
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Página Web: museojoseluiscuevas.com.mx
Instagram: instagram.com/museojoseluiscuevasnovelo
Facebook: facebook.com/museojoseluiscuevasnovelo
Twitter: x.com/MuseoCuevas